Israel busca inundar los túneles de Gaza donde se esconde Hamás

‘Estos túneles fueron construidos por ingenieros bien formados y tuvieron en cuenta todo tipo de posibles ataques, incluidos bombardeos y el agua’, destacó Osama Hamdane, uno de los líderes del movimiento islámico palestino en el Líbano

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Jerusalén. Inundar los túneles subterráneos de Gaza para acabar definitivamente con Hamás, que se esconde allí, sería “una buena idea”, según el jefe del ejército israelí. Pero no necesariamente fácil de llevar a cabo y, sobre todo, ecológicamente arriesgada, objetan los expertos.

Según informaciones aparecidas en medios de comunicación israelíes, el ejército israelí comenzó a inyectar con agua de mar la extensa red de galerías excavada por el movimiento islamista palestino en la Franja de Gaza.

Desde allí Hamás atacó a los militares israelíes y secuestró a rehenes durante su sangriento ataque en suelo israelí el 7 de octubre.

Estas masacres dejaron 1.200 muertos, según Israel, que se comprometió inmediatamente a “aniquilar” al Hamás, lanzando una ofensiva en el territorio palestino que dejó más de 18.780 muertos, según el último balance del gobierno del movimiento islamista.

El “metro de Gaza”

Conocido como “el metro de Gaza” por los militares israelíes, el laberinto de galerías se utilizó inicialmente para eludir el bloqueo impuesto por Israel tras la toma del poder de Hamás en ese territorio en 2007.

Se excavaron cientos de galerías bajo la frontera con el Sinaí egipcio para hacer circular personas, mercancías, armas y municiones entre Gaza y el mundo exterior.

Después de la guerra entre Israel y Hamás en 2014, el movimiento islamista amplió la red, de donde surgen sus combatientes y disparan sus cohetes hacia el suelo israelí, a través de todo el territorio de Gaza.

En un estudio publicado el 17 de octubre, el Instituto de la Guerra Moderna de la Academia Militar Estadounidense West Point menciona 1.300 galerías en 500 kilómetros.

¿En qué estado se encuentra?

Desde que entraron a la Franja de Gaza el 27 de octubre, los militares israelíes se dieron cuenta de que “la red de túneles es aún más extensa y profunda de lo pensado”, detalla Raphael Cohen, experto militar para el centro estadounidense de investigación, Rand Corporation.

A principios de diciembre, el ejército israelí informó haber descubierto más de 800 ingresos a túneles, 500 de los cuales fueron destruidos.

Rehenes

Además de la trampa mortal que constituyen los túneles para los soldados israelíes, varios de los 105 rehenes liberados (de los aproximadamente 250 secuestrados el 7 de octubre) durante la tregua de una semana -que terminó el 1.° de diciembre- informaron haber sido retenidos allí y desplazados durante los ataques.

A finales de noviembre, el ejército israelí irrumpió en el hospital al Shifa, y afirmó que encontró en sus sótanos un túnel “utilizado para el terrorismo”, y además difundió videos de vigilancia a distancia que demostraban que había rehenes detenidos.

El portavoz del ejército Daniel Hagari explicó el martes que los cuerpos de dos rehenes fueron hallados “en una infraestructura subterránea” en Gaza.

Destruir los túneles

El ejército israelí sigue siendo discreto sobre la forma en que pretende condenar los túneles después de la guerra y cuando los 132 rehenes restantes -incluidos 19 cuerpos - fueron devueltos.

Según fuentes israelíes en la prensa, probablemente inunde las galerías con agua de mar bombeada en el Mediterráneo. Las pruebas, concluyentes, ya comenzaron afirmó el jueves el canal de televisión pública Kan 11.

El problema, advierte Cohen, es que “no se puede destruir un túnel sin afectar la infraestructura de la superficie”.

Por su parte, Hamás duda de la capacidad de Israel para lograr sus objetivos. “Estos túneles fueron construidos por ingenieros bien formados y cualificados, y tuvieron en cuenta todo tipo de posibles ataques, incluidos bombardeos y el agua”, destacó el jueves Osama Hamdane, uno de los líderes del movimiento islámico palestino en el Líbano.

Riesgo ecológico

Algunos científicos y funcionarios humanitarios expresaron su preocupación por la contaminación de las aguas subterráneas con agua salada, con consecuencias catastróficas para el ya precario acceso de los habitantes de Gaza al agua potable.

La Franja de Gaza tiene entre 6 y 12 kilómetros de ancho, y la salinización de las capas freáticas ya es un flagelo, agravado por el aumento del nivel del mar.

A ello hay que añadir una red de evacuación de aguas residuales crónicamente defectuosa y una “utilización incontrolada de plaguicidas y herbicidas en las zonas de agricultura intensiva” de Gaza, se alarma el profesor Eilon Adar del Instituto Zuckenberg para la investigación sobre el agua de la universidad Ben Gurion del Negev.

Estos tres factores “tienen consecuencias muy graves para la calidad del agua en Gaza y podría afectar a generaciones futuras”, lanzó el jueves la coordinadora humanitaria de la ONU para los Territorios Palestinos, Lynn Hastings.