Investigador venezolano: ‘La gente está muy enfocada en su lucha por sobrevivir’

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Venezuela es una olla de presión que puede estallar en cualquier momento. Las condiciones políticas y sociales están dadas: la crisis económica se sigue agravando con una inflación que ronda el 180%, persiste la escasez de productos básicos y el gobierno de Nicolás Maduro mantiene una pugna con la oposición, la cual domina con mayoría el Congreso. Es un escenario complejo el que cada día encaran los venezolanos.

En su visita a Costa Rica, el profesor e investigador venezolano Andrés Cañizalez relató a La Nación cómo ha cambiado para muchos ciudadanos su rutina diaria, pues ahora deben dedicar parte de su tiempo a conseguir leche, arroz o pasta de dientes en supermercados después de hacer largas filas o a través de otros medios como las redes sociales. También da su punto de vista sobre la labor de la oposición y su iniciativa de efectuar un referendo revocatorio contra Maduro.

¿Cómo evalúa lo que pasa desde la perspectiva de derechos humanos en Venezuela?

Hay una combinación de crisis en derechos humanos. Por un lado, estamos viendo situaciones muy dramáticas, como saqueos y represión. También en el país hay una escasez importante de acceso a los alimentos y acceso a las medicinas, que hacen conjugar una crisis social con restricciones en el campo político, las cuales entorpecen la posibilidad de que haya una solución viable.

”Estamos como en una suerte de olla de presión, donde va aumentando la conflictividad, sin que se vea con claridad la opción de que siguiendo el marco constitucional exista una salida a la crisis a corto plazo”.

¿Cómo describe un día en Venezuela?

Buena parte del tiempo de muchos venezolanos se invierte en hacer colas, en ver cómo resuelven el tema de la alimentación, y eso va a distintas escalas. Por ejemplo, conozco a un profesor que se dedicaba un día a escribir; hoy ese día lo dedica a hacer colas y a buscar comida. Además, con el sistema que se ha implantado en Venezuela no se tiene acceso libre a ciertos productos, sino en unos días predeterminados, según el número en que termine la credencial de identidad.

Una encuesta reciente de la firma Datánalisis determinó que los venezolanos visitan por lo menos cinco o seis lugares para conseguir lo que necesitan. Entonces hay unas dinámicas en las cuales la vida cotidiana está enfrascada en resolver cosas que en otras sociedades no son una preocupación.

”Hay situaciones más dramáticas de personas que tienen familiares enfermos o de madres que están amamantando y tienen que presentar a su hijo para que les puedan vender pañales”.

Pero es una crisis que no afecta a todos por igual.

Una crisis como esta afecta en primer lugar a los más pobres, porque son los que menos posibilidades tienen en términos de recursos, de poder, y de margen de maniobra para acceder a ciertas cosas. Personas de clase media o más pudientes tienen más recursos para acudir a las ventas fuera de los mercados formales y utilizan mucho las redes sociales para encontrar ciertos productos.

Los saqueos de comercios tienen que ver más con gente pobre que está ocho horas haciendo una cola y llega un momento en el que se indignan.

¿Por qué, pese a la crisis y al malestar, no hay grandes manifestaciones en Venezuela?

Creo que es una combinación de factores. En Venezuela estamos viendo cada día miniestallidos sociales ; es decir, no hay un megaestallido social como el caracazo en 1989. Pero cada día hay miniestallidos sociales, o sea, pequeños hechos que afectan un barrio o una comunidad.

”También hay mucha represión y parte de lo que estamos viendo en este momento es una suerte de debilidad política por parte de los actores de oposición para encausar ese malestar.

”Es decir, la oposición ha sido muy efectiva en convocar a la gente a votar, pero ante esta situación de malestar social, de incomodidad, de un desgaste de la vida social, los sectores de oposición no tienen capacidad de hacer una manifestación que sea masiva.

”En ese sentido, en la población hay una cierta desesperanza sobre que protestando se va a lograr cambiar la realidad y buena parte de la energía vital de la gente está concentrada en ver cómo resuelve su día a día. Cuando se tiene a una población cuya prioridad es ver cómo alimenta a su familia, es una población que va a estar menos dispuesta a estar luchando por causas generales, porque está muy enfocada en su lucha personal por sobrevivir”.

¿Cómo evalúa la administración de Nicolás Maduro?

Creo que es de las peores gestiones que ha tenido Venezuela. Obviamente, Maduro asume la Presidencia y asume una bomba de tiempo que le dejó Hugo Chávez. Creo que Maduro es un rehén de lo que hizo Chávez y no se atreve a desmentir o criticar decisiones que se tomaron durante el periodo del chavismo y más bien las ha prolongado.

Maduro será recordado como el peor presidente y además no se visualiza ninguna capacidad de respuesta para salir de esto. La crisis nos está atrapando y no hay una señal de que vaya a haber un cambio o que se tomen medidas en otra dirección, sino que las medidas profundizan el modelo que ya ha demostrado que fracasó.

Así parece difícil que Maduro termine su gestión en el 2019.

Yo lo veo muy difícil. Para mí, la apuesta que está haciendo el chavismo es tratar de aguantar con Maduro hasta comienzos del 2017. Según lo que establece la Constitución, si hubiese un referendo este año, parece que Maduro lo perdería, y si hay nuevas elecciones, también parece que el chavismo perdería. Creo que el chavismo va a jugar a salir de Maduro, pero tampoco puede sacrificarlo ahorita, porque el chavismo perdería todo. Tratando de correr lo máximo posible hasta el 2017, lograría sacrificar a Maduro, responsabilizarlo de la crisis, y tratar de reinventarse manteniendo sus cuotas de poder.

¿Quién manda en Venezuela?

Maduro es la figura de presidente, pero no tiene el poder de mando real en muchas decisiones. Intuyo de lo que he estudiado que debe haber dos o tres grandes facciones de poder: una de corte más militar , otra de los grupos tradicionales de izquierda radical de lógica antiimperialista y otros grupos de chavistas más moderados que podrían ser clave en una transición.

¿La oposición está unida?

Simbólicamente, la oposición transmite una idea de unidad, pero hay muchas dificultades en lograr una estrategia común. El intuir que Maduro puede salir en el corto o mediano plazo incentiva las aspiraciones de muchos.

”En la medida en que estamos más cerca de la posibilidad de un cambio, es un incentivo para que cada quien se active como el caso del presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup . Hay dificultades de trazar una estrategia común y que todos sean partícipes de esa estrategia. La oposición ha funcionado muy bien como suerte de maquinaria electoral, para movilizar a la gente en una elección. Sin embargo, en un momento como este en el que hay que definir acciones y un vocero, nos encontramos que hay muchas divisiones en la práctica”.

¿Ve posible que el referendo se realice este año?

Técnicamente sería posible este año. Hay factores que pueden jugar a favor de que haya referendo, como de que se agudice la propia crisis y que eso genere fracturas dentro del chavismo.

¿Qué puede hacer estallar la olla de presión?

Por el lado político, puede detonar que no haya un referendo este año, mientras que desde el lado económico que se agudice esta situación, porque estamos llegando a un punto donde no hay las cosas básicas, pero el Gobierno insiste en mecanismos de mayor control político sobre la escasez de alimentos.