Gobierno de Obama obligado a replantear su plan en Afganistán

Ataque talibán a Kunduz expone la ifragilidad de las fuerzas afganas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Washington. AFP. Ocupación de Kunduz por los talibanes, catastrófico error contra un hospital de Médicos sin Fronteras (MSF) , accidente de un avión militar: pese al fin de las operaciones de combate, hace 10 meses, la guerra en Afganistán parece no haber terminado para el gobierno de Barack Obama.

La semana pasada trajo trágicas noticias para un gobierno que había hecho del fin de la guerra en ese país asiático uno de sus principales objetivos.

Las fuerzas estadounidenses, cuyo papel actual se limita en teoría a dar asesoramiento y asistencia al Ejército afgano, siguen estando frecuentemente en situación de combate.

Con los riesgos que eso implica, sobre todo de pérdidas humanas: errores como el de Kunduz, donde un avión estadounidense bombardeó un hospital de MSF y dejó 22 muertos, o el de Jalalabad, donde se estrelló un avión de transporte militar y cobró la vida de 11 más.

“Para ser claro, la decisión de realizar un ataque aéreo era una decisión estadounidense, tomada por la cadena de mando estadounidense”, admitió el general John Campbell, comandante de la misión de la OTAN en Afganistán, refiriéndose al ataque realizado “por error” por sus fuerzas en Kunduz a solicitud de los afganos.

Otra estrategia. La conquista de Kunduz por los talibanes muestra que las fuerzas afganas no son suficientes para mantener sus posiciones, pese a los $60.000 millones que han recibido de Washington en los últimos 14 años.

Y la Casa Blanca se ve obligada a considerar la postergación de su objetivo de retiro de las fuerzas estadounidenses, que deberían haberse marchado casi por completo a finales del 2016, al final del mandato de Obama, dejando en Kabul una fuerza residual de apenas cientos de soldados.

Sin embargo, el objetivo parece cada vez menos factible y la Casa Blanca tendrá que estudiar otras opciones que permitan dejar más militares y más tiempo.

“La necesidad de mantener el apoyo a las fuerzas afganas es evidente”, estimó el jefe del Gobierno afgano, Abdulá Abdulá.

“Con base en lo que puedo ver, de la visión de los generales estadounidenses en el terreno y de nuestros jefes militares, es necesario mantener cierta presencia de tropas estadounidenses luego del 2016”, dijo en Kabul.

Según The Washington Post , la Casa Blanca estudia fundamentalmente un plan presentado por el exjefe del Estado Mayor, el general Martin Dempsey, para mantener hasta 5.000 hombres en el lugar después del año próximo, contra 9.800 actualmente.

El general Campbell, comandante de la misión de la Alianza Atlántica y jefe de las tropas estadounidenses, presentó cinco opciones para la permanencia de una fuerza de 7.000 hombres, según la misma fuente.

“El presidente ha indicado que tomará decisiones este otoño” sobre el tema, recordó el lunes el secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter.

Campbell está en Washington para analizar el tema con el Gobierno y el Congreso, donde los republicanos acusan a la administración Obama de privilegiar un objetivo político de retiro de las tropas antes que tener en cuenta la realidad en el terreno.