Ciudad de Gaza. AFP, AP. La Aviación israelí continuó ayer por tercer día su ofensiva en Gaza, sin lograr poner fin a los lanzamientos de cohetes de Hamás, pese al llamado de la ONU y de varios mandatarios a un alto el fuego.
En plena escalada de la violencia, que ayer dejó más de 30 palestinos muertos, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó a detener de inmediato las hostilidades en la apertura de una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad.
Desde el inicio de la ofensiva, el martes en la madrugada, murieron al menos 83 palestinos y más de 500 resultaron heridos.
“Es más urgente que nunca intentar encontrar un terreno de consenso para lograr un retorno a la calma y a un acuerdo de cese del fuego”, dijo Ban. Reiteró, además, su “llamado a ambas partes a mostrar la máxima moderación”.
Múltiples llamados. El presidente ruso, Vladimir Putin, lanzó un llamado similar en una conversación telefónica con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien exhortó a terminar la confrontación y expresó su preocupación por víctimas civiles.
El presidente francés, François Hollande, llamó a ambas partes a la “moderación”.
El estadounidense Barack Obama expresó a Netanyahu su temor por una escalada en el enfrentamiento entre Israel y Hamás, y propuso su mediación para alcanzar un cese del fuego.
En una conversación telefónica con el dirigente israelí, Obama “expresó su temor ante el riesgo de una escalada” en el conflicto, según un comunicado de la Casa Blanca.
“Estados Unidos permanece dispuesto a facilitar un cese de las hostilidades, incluido un retorno al acuerdo de cese del fuego de noviembre del 2012”, precisó la nota.
Campaña más dura. Pese a tales llamamientos de la comunidad internacional, Netanyahu se ha comprometido a endurecer su campaña militar contra Hamás.
El movimiento palestino radical, que no reconoce a Israel y lucha por destruirlo, ha replicado con una lluvia de cohetes contra el centro del Estado hebreo. En las últimas 48 horas cayeron cerca de Jerusalén y Tel Aviv e incluso en Hadera, 116 km al norte.
Las sirenas sonaron en Jerusalén por segunda vez en dos días y se oyeron explosiones en la ciudad, cuando el sistema antimisiles Cúpula de Hierro ( Iron Dome ) interceptó dos cohetes desde Gaza.
Los militantes del brazo armado de Hamás, las Brigadas de Ezedin al Kasam, reivindicaron los ataques al anunciar que lanzaron “cuatro cohetes contra Jerusalén”.
Egipto abre paso. Para atender a los heridos de Gaza, Egipto abrió el paso fronterizo de Rafá y puso en alerta a los hospitales de la zona, según la agencia oficial Mena.
La violencia ha vaciado las calles de Gaza y Tel Aviv, donde la población, temerosa, se pregunta dónde caerá el siguiente cohete o bomba. No ha habido víctimas del lado israelí.
En el paseo marítimo de Tel Aviv, siempre abarrotado en verano, las terrazas estaban vacías.
En los cafés de Gaza, el panorama era mucho más oscuro. La madrugada del jueves, nueve personas murieron y 15 resultaron heridas en un ataque aéreo contra un local de Jan Yunis (sur) al que la gente había ido a ver el Mundial de Fútbol.
Por tierra. Israel ha confirmado por boca de varios dirigentes que está poniendo a punto una posible intervención terrestre. Desde hace días, decenas de tanques están concentrados junto a la frontera de Gaza.
“Si continúa el fuego (de cohetes), no descartamos una incursión terrestre”, dijo el presidente de Israel, Shimon Peres, al canal CNN el miércoles. Eso podría suceder “muy pronto”, advirtió.
Desde el principio de la operación, la mayor ofensiva militar israelí desde noviembre del 2012 , el Ejército ha atacado más de 860 “instalaciones terroristas”, 110 de ellas este jueves.
En el mismo periodo, los militantes de Gaza lanzaron 490 cohetes, de los cuales más de 370 alcanzaron Israel y 87 fueron interceptados, anunció el Ejército.
De estos, 120 alcanzaron Israel el jueves y 24 fueron interceptados.
Los analistas apuntan que con estos disparos de cohetes Hamás y sus apoyos tienen el objetivo de arrastrar a Israel a una operación terrestre, para infligirle un elevado número de pérdidas.
La entrada de tropas israelíes en la Franja las expondría a que Hamás las ataque con armas antitanque, como por ejemplo los misiles Kornet empleados por el movimiento libanés Hezbolá en la guerra de 2006.
Hamás también tendría la posibilidad de capturar a soldados israelíes de cara a un futuro intercambio de prisioneros.