El ‘contratista favorito’ del presidente de México

Se llama Juan Armando Hinojosa y ha logrado contratos por $2.800 millones

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

San Francisco Xochicuautla, México. The New York Times. Armando García ha presentado demandas judiciales, se ha unido a protestas y ha sido arrestado en su intento por impedir que una autopista atraviese su montañoso patio trasero en una reserva natural en el estado de México.

Incluso con una orden judicial de su lado, pinos verdes brillantes han sido derribados. Partes del bosque protegido fueron cortadas de tajo para hacer una autopista de 32 km hacia el nuevo aeropuerto de Ciudad de México que está demoliendo extensiones de la comunidad indígena otomí, de García.

García y sus vecinos dicen que realmente nunca tuvieron posibilidades de ganar su batalla. Después de todo, están enfrentándose a Juan Armando Hinojosa, un hombre de negocios tan bien conectado que los mexicanos lo llaman el “contratista favorito” del presidente.

Después de años de manifestaciones y batallas judiciales, el presidente Ernesto Peña Nieto firmó una orden ejecutiva en julio que expropia casi 39 hectáreas de lo que muchos aquí consideran terrenos sagrados.

A nadie sorprendió que lo hiciera. El mismo contratista que está destrozando sus tierras fue el dueño de la mansión familiar del presidente; ofreció , con cero utilidades, una casa al secretario de Hacienda y obtuvo acuerdos por miles de millones de dólares con el Gobierno.

“Sabíamos que el control político del presidente en este estado se remonta a muchos años”, dijo García. “Simplemente no sabíamos que terminaría afectándonos directamente, y de manera tan mala”.

Dudas sobre presidente. La relación de Peña Nieto con Hinojosa es uno de varios escándalos que plantean serias dudas sobre el mandatario, manchan su legado y erosionan aún más la ya titubeante confianza del público en las instituciones gobernantes.

En todo México, la gente está ocupada tratando de adivinar cómo uno de los narcotraficantes más famosos del mundo, Joaquín el Chapo Guzmán, se las ingenió para escabullirse de una prisión de máxima seguridad, en julio, construyendo un túnel de 1,6 km bajo de las narices de las autoridades. Cómo fue eso posible sin la ayuda de alguien en el poder, se preguntan muchos mexicanos.

Los habitantes de Xochicuautla se preguntan: ¿cómo un amigo del presidente que empezó vendiendo suministros de oficina terminó dirigiendo un imperio de miles de millones de dólares en contratos gubernamentales, con luz verde para pavimentar a través de un bosque protegido y con licitaciones para construir hospitales y trenes?

El caso de Hinojosa y la fuga del narco Joaquín el Chapo Guzmán causan una extendida frustración, y la sensación de que, pese a las afirmaciones de Peña Nieto de que México y su Partido Revolucionario Institucional (PRI) han cambiado, algunos problemas fundamentales del país no.

“Es evidente que este asunto del Chapo y el tema de los contratos es lo mismo: corrupción”, dijo Manuel Huerta, congresista opositor que escribió un libro detallando los contratos. “Demuestra la incompetencia, impunidad y corrupción de este gobierno”.

Los lazos estrechos de Juan Armando Hinojosa Cantú con el presidente se remontan a cuando Peña Nieto era un ambicioso joven colaborador en el estado de México.

Registros recién obtenidos muestran que las compañías de Hinojosa han conseguido al menos $2.800 millones en negocios con agencias gubernamentales, a través de más de 80 contratos, los cuales legisladores de oposición y otros críticos afirman son resultado de una relación de décadas entre los dos hombres.

Los lazos cercanos de Hinojosa con Peña Nieto eran fuente de disputa incluso antes de que periodistas locales descubrieran a fines de 2014 que el mandatario y su esposa estaban comprando una casa de 1.400 m2 que Hinojosa construyó según sus especificaciones bajo condiciones inusualmente favorables.

La primera dama, Angélica Rivera, una exestrella de telenovelas, dijo que estaba comprando la casa con un crédito de cuatro millones de dólares. Peña Nieto también usó otra casa de una de las compañías de Hinojosa como oficina durante su campaña y antes de asumir el poder en el 2012.

Después de un torrente de acusaciones de que el presidente y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, estaban recibiendo favores especiales de un contratista que obtiene lucrativos contratos gubernamentales, Peña Nieto se defendió, diciendo que no había conflicto de intereses. La primera dama, Angélica Rivera, ha dicho que pagó casi un tercio de la casa con su propio dinero, y que vendería sus derechos a la compra.

Sin embargo, el presidente reconoció que “las denuncias han generado la apariencia de algo inapropiado”. Luego designó a uno de los viejos amigos del secretario de Hacienda para que investigara, causando más consternación entre los críticos.

Legisladores y funcionarios mexicanos dijeron que los contratos concedidos a las varias compañías de Hinojosa a lo largo de los años, incluido su conglomerado conocido como Grupo Higa, cubren una amplia variedad de empresas, que van desde al asfalto, a la publicidad, la construcción, el transporte aéreo, el concreto, los bienes raíces y las autopistas.

El enigma Hinojosa. Pese a su tremenda influencia, Hinojosa sigue siendo una especie de enigma. Nunca ha hablado públicamente sobre la casa que construyó para el presidente y su esposa, aun cuando el arreglo fue reportado hace meses.

Según todas las versiones, Hinojosa, originario del estado de Tamaulipas, llegó al estado de México, estado natal de Peña Nieto, en los años 80. Consiguió pequeños contratos para proyectos de impresión y publicidad del Gobierno, haciendo incursiones en el hermético clan político que el presidente, el PRI y algunos familiares han creado para mantener el control sobre el poder, los puestos y los acuerdos de negocios en el estado durante generaciones.

En 2000, Hinojosa dio decenas de miles de dólares en una donación al PRI, según muestran registros. Sus compañías eventualmente facturaban al gobierno por todo, desde estufas hasta camisas para caballero, según registros en sitios web de transparencia del gobierno.

La relación de negocios con Hinojosa empezó durante el mandato el exgobernador del estado, Arturo Montiel. Floreció bajo el de su ambicioso y joven protegido –Peña Nieto–, quien empezó como secretario privado del gobernador y luego ocupó puestos en el gabinete estatal en los cuales tenía acceso para influir en contratos.

Algunos de los proyectos más disputados sucedieron después de que Peña Nieto se convirtió en gobernador del estado de México en 2005. Una de las compañías de Hinojosa construyó un hospital de $509 millones que costó varias veces más que otros hospitales nuevos en el país.

“Juan Armando Hinojosa llegó aquí sin nada; parece que se hizo millonario en cuestión de días”, dijo José Altamirano, un ex funcionario gubernamental que ahora representa a las empresas constructoras en disputas legales contra el Gobierno.

Cuando Peña Nieto ganó la presidencia, los contratos crecieron. Expertos coinciden en que es usual que cada gobierno tenga sus contratistas favoritos, pero consideran asombrosas la variedad y cantidad de contratos de Hinojosa.

Fausto Hernández, economista en el Centro de Investigación y Docencia Económicas, en la capital, dijo que el hecho de que un conglomerado controle tantos contratos con el Gobierno suele incrementar el precio porque los sobreprecios para cubrir los sobornos son rutinarios.

“El mensaje es: no importa cuán talentoso, cuán innovador y cuán capaz seas como empresario. Lo único que realmente importa son tus conexiones políticas”, dijo.