Crisis silenciosa: Mujeres en Gaza no tienen condiciones salubres para convivir con menstruación

Las mujeres en Gaza enfrentan condiciones difíciles durante la guerra, con escasez de alimentos, agua y productos sanitarios

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Rafah. Además de la angustia de la guerra, las mujeres en Gaza deben enfrentar el estrés adicional de la menstruación, utilizando pañales o trozos de tela y enfrentándose a condiciones humillantes e infecciones.

El territorio palestino sufre escasez de alimentos, agua y productos sanitarios, con el desplazamiento del 80% de sus 2,4 millones de habitantes debido al conflicto entre Israel y Hamás.

“Corto la ropa de mis hijos o cualquier trozo de tela que encuentro y lo uso de toalla sanitaria”, explica Hala Ataya, de 25 años, en la ciudad sureña de Rafah, a donde muchos huyeron.

“Me baño apenas cada dos semanas”, agrega.

Forzada a abandonar su hogar en el campo de refugiados de Jabaliya, en el norte de Gaza, se instaló en una escuela administrada por la ONU donde comparte inodoro y ducha con cientos de personas.

El hedor es nauseabundo en el inodoro, lleno de moscas.

Las calles de Rafah, ciudad contigua a la frontera con Egipto, se transformaron en letrinas a cielo abierto.

“Hemos vuelto a la Edad de Piedra”

La ciudad, cubierta de basura, se convirtió en un inmenso campo de refugiados por la llegada de gran parte de la población, a la que se le impide salir del territorio.

“Hemos vuelto a la Edad de Piedra. No hay seguridad ni alimento ni agua, no hay higiene. Me da vergüenza, me siento humillada”, asegura Samar Shalhoub, de 18 años, una desplazada de la ciudad de Gaza.

Ha sobrevivido a varios refugios, repletos de “inmundicia”, según ella.

La guerra se desencadenó tras el ataque sin precedentes del 7 de octubre de combatientes de Hamás, quienes mataron a unas 1.200 personas en Israel, en su mayoría civiles, según autoridades israelíes.

La respuesta del ejército israelí dejó unos 18.200 palestinos muertos, en su mayoría civiles, según las últimas cifras del ministerio de Salud de Hamás en Gaza.

Sin poder obtener productos sanitarios, Shalhoub utiliza trapos cuando le viene el período, lo que le causó “irritación e infecciones de piel”.

Las solicitudes de anticonceptivos se cuadruplicaron por las mujeres que buscan controlar sus períodos, afirma Marie-Aure Perreaut Revial, de Médicos Sin Fronteras (MSF).

“Absolutamente nada”

La organización ActionAid advierte que hay poca agua para lavar y que algunos refugios solo tienen una ducha para cada 700 personas y un inodoro para cada 150.

“No hay absolutamente nada: privacidad, jabón para estar limpios, productos menstruales”, alerta la oenegé.

Para Ahlam Abu Barika, en su tercer mes de desplazamiento, la higiene personal es como una “batalla diaria”.

“Las mujeres usan pañales o trapos de envolver bebés. No hay agua suficiente”, se lamenta Abu Barika.

Ha estado comiendo y bebiendo menos para darle más a sus cinco hijos y limitar sus visitas al inodoro.

“He perdido 15 kilos”, señala.

La oenegé Action Against Hunger afirma que muchas mujeres llevan ropa manchada con sangre menstrual y que utilizan “productos para el período por más tiempo de lo previsto, lo que aumenta el riesgo de infección”.

En una aula donde duermen gazatíes desplazados, Umm Saif dice que sus cinco hijas usan pañales durante sus períodos.

Los precios de los pañales desechables casi se duplicaron desde el inicio de la guerra, así que cortan cada uno en dos, pero una hija aún necesita restos de tela.

Para la menor de sus hijas, esta madre tuvo que sustituir el pañal por un trozo de tela.

“Empezó a llorar, pero no puedo hacer nada”, explica, impotente. “Compré una crema en la farmacia para tratar las infecciones después de la regla”.