Científicos aseguran que barba Tutankamón duraría hasta 100 años más

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El Cairo

La máscara de Tutankamón está en perfectas condiciones y su barba puede permanecer en su sitio al menos 100 años más si se conserva adecuadamente, aseguró Christian Eckmann, el científico alemán que participó en la restauración de la pieza después de que sufriera daños.

Eckmann supervisó la operación llevada a cabo a finales del 2015 para eliminar la resina "epoxy", empleada de forma negligente para pegar la barba del faraón a la máscara después de que se desprendiera durante unas obras realizadas en el Museo Egipcio de El Cairo en el 2014.

Eckmann explicó que la barba, que fue pegada de nuevo con cera de abejas, está tal y como estaba antes del accidente y puede permanecer así durante muchas décadas "en las condiciones adecuadas de conservación y mantenimiento".

Mantenimiento. Además de estar conservada a una temperatura determinada en su vitrina del Museo Egipcio, la pieza necesita revisiones periódicas por parte de los expertos y labores de mantenimiento, especificó el técnico.

En una presentación ante expertos y estudiantes de egiptología, Eckmann detalló el proceso de restauración al que fue sometida la pieza de inestimable valor a lo largo de dos meses, hasta que pudo volver a ser expuesta al público a mediados de diciembre pasado.

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En el transcurso de esas tareas, se pudo analizar la máscara y conocer más detalles sobre cómo fue fabricada hace más de 3.000 años, con piezas de oro ensambladas entre sí mediante anclas o pequeños ganchos de metal precioso, explicó Eckmann.

Asimismo, fueron empleados otros metales además del oro y también piedras preciosas, como el lapislázuli para el contorno de los ojos y las cejas, y pigmentos de colores sirvieron para colorear algunas zonas y ocultar imperfecciones o uniones de las placas de metal.

El experto alemán destacó que el análisis de la máscara funeraria apunta a que esta fue diseñada originariamente para el denominado "faraón niño", lo cual descartaría la polémica teoría del egiptólogo británico Nicholas Revees, según el cual la pieza habría sido destinada a su madrastra, la reina Nefertiti.