Australia responde a críticas de China por compra de submarinos y garantiza que respeta el derecho internacional

Pekín reaccionó duramente y calificó la adquisición como ‘extremadamente irresponsable’ y de amenaza para la estabilidad en la región indo-pacífica

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Canberra. Australia respondió este viernes a la indignación de China por el anuncio de la compra de varios submarinos de propulsión nuclear comprometiéndose a respetar el derecho internacional en los espacios aéreos y marítimos reivindicados por los dirigentes de Pekín.

China tiene “un programa muy importante de construcción de submarinos nucleares”, recordó este viernes el primer ministro australiano, Scott Morrison, en una entrevista con la emisora de radio 2GB.

“Ellos tienen derecho de tomar decisiones de defensa en sus intereses nacionales, y por supuesto que Australia y los demás países también lo tienen”, aseguró en respuesta a las críticas de Pekín.

China reaccionó duramente, calificando la adquisición de estos submarinos de “extremadamente irresponsable” y de amenaza para la estabilidad en la región indo-pacífica.

Además, denunció que menoscaba los esfuerzos internacionales para evitar la proliferación de armamento nuclear.

El nuevo pacto de seguridad entre Australia, Estados Unidos y el Reino Unido, anunciado el miércoles por el presidente estadounidense, Joe Biden, también prevé una colaboración estrecha entre Washington y Canberra en materia de ciberdefensa e inteligencia artificial.

‘Puñalada por la espalda’

El anuncio del acuerdo de cooperación no solo indignó a China, sino también a Francia, ya que perdió un macrocontrato militar, valorado en 90.000 millones de dólares australianos (unos 65.000 millones de dólares estadounidenses), por 12 submarinos de propulsión.

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian, tachó esta ruptura de “puñalada por la espalda”.

“Tenemos negociaciones comerciales con Australia. No veo cómo podemos confiar en el socio australiano”, manifestó por su parte este viernes el secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Clément Beaune.

Morrison se defendió asegurando que esta información había sido “transmitida directamente al presidente, al ministro de Relaciones Exteriores y al secretario de Defensa”, al tiempo que dijo que comprendía su “decepción”.

El jefe del gobierno australiano ha insistido en varias entrevistas en que su país está respondiendo a la situación actual en la región de Asia-Pacífico, donde los territorios están cada vez más disputados y la rivalidad va en aumento.

Australia es “consciente” de la capacidad de los submarinos nucleares chinos y del aumento del gasto militar de Pekín, afirmó a la cadena Channel Seven.

“Nos interesa asegurar que las aguas internacionales sigan siendo internacionales, y los cielos internacionales sean internacionales, y que la ley se aplique por igual en todos estos sitios”, añadió.

Canberra quiere garantizar que no hay “zonas prohibidas” allí donde impera el derecho internacional, indicó el primer ministro.

“Eso es muy importante para el comercio, para cosas como tendido de cables submarinos, para los aviones y el espacio en el que pueden volar. Ese es el orden que necesitamos preservar, eso es lo que la paz y la estabilidad nos brindan”, sostuvo.

Tensiones comerciales

No obstante, la motivación principal del nuevo acuerdo es el peso creciente de China.

El gigante asiático reivindica la soberanía de buena parte del mar de la China Meridional, muy rico en recursos naturales y por el que transitan cada año mercancías valoradas en miles de millones de dólares.

También rechaza las pretensiones territoriales de otros países de la región, como Vietnam, Malasia o Filipinas.

China fue acusada de desplegar en esta zona estratégica misiles antinavíos y tierra-aire, lo que supuso una vulneración de una decisión de un tribunal internacional que en el 2016 consideró que Pekín no dispone de ningún “derecho histórico” en el mar de la China Meridional.

Las tensiones comerciales y políticas entre Pekín y Canberra no dejaron de incrementarse en los últimos tres años.

Por un lado, Pekín impuso duras sanciones económicas a productos australianos en varios sectores, mientras que, por el otro, Canberra rechazó inversiones chinas en áreas consideradas sensibles y pidió públicamente que se investigue el origen de la pandemia del coronavirus.

Morrison explicó que la nueva alianza es el fruto de más de 18 meses de negociaciones con Washington y Londres y que será permanente.

“Involucra un compromiso muy significativo, no solo por hoy, sino para siempre. Por eso me refiero a ella como la asociación eterna, una que mantendrá a Australia segura en el futuro”, puntualizó.