Antonio Navarro: ‘Hoy se puede luchar por ideales en democracia’

Antonio Navarro

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El ingeniero Antonio Navarro Wolf opina, como una buena parte de colombianos, que las condiciones están dadas para que el proceso de paz culmine exitosamente. Gobierno y guerrilleros han aprendido de sus errores y las negociaciones se realizarán a puerta cerrada, lejos de casa y con una agenda “razonable”, según el exguerrillero del M-19, para quien, de todas formas, habrá que hacer concesiones.

Antonio Navarro Wolf renunció en los años 70 a la vida cómoda, a las becas de estudio y a la academia, para incorporarse a las filas del grupo guerrillero Movimiento 19 de Abril (M-19) de Colombia.

Llegó a ser segundo comandante y coordinó el equipo que participó en negociaciones con la administración de Belisario Betancur (1982-1986).

Una nueva ronda de diálogo con el gobierno de Virgilio Barco llevó al M-19 a la vida política en 1990. Lo anterior demuestra, dice Navarro Wolf, que en Colombia es hoy posible defender los ideales en democracia.

¿Qué tipo de expectativas tiene en relación con el diálogo de paz que se avecina?

Tenemos una esperanza grande de que todo salga bien. La agenda de negociación que acordaron el gobierno y las FARC es razonable, así que parece que esta vez sí se va poder.

¿Cree que el país es hoy mejor que hace 50 años, cuando surgieron las guerrillas?

Evidentemente. En 1991 escribimos una nueva Constitución y ha mejorado muchísimo la institucionalidad colombiana. Antes teníamos un bipartidismo cerrado, se gobernaba en estado de sitio, esto se acabó; los derechos de los ciudadanos están reconocidos y, sobre todo, hay espacio para que las fuerzas de oposición puedan participar en elecciones y ganarlas. El actual alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, fue miembro del M-19. Así que hay garantía de que es posible luchar por los ideales que uno tenga en democracia.

¿Cuándo perdieron las FARC la guerra en Colombia?

Técnicamente no la han perdido, pero es claro que no la pueden ganar. La imposibilidad de la victoria es una condición necesaria para hacer una negociación de paz. Las FARC deben tener claro que la victoria es imposible; también la victoria del Estado, si bien no es imposible, tomaría muchos años.

”Hoy hay una situación militar muy distinta a la de hace 12 años. Entonces, las FARC estaban con una actitud triunfalista por sus golpes. Ahora es el Estado el que tiene resultados favorables; sin embargo, hablar de una victoria favorable para el Estado a corto plazo, como lo plantea el expresidente Álvaro Uribe, es ilusorio”.

Eso es en términos militares, pero en términos políticos pareciera que las FARC perdieron la guerra hace tiempo...

Nunca han sido muy populares, pero tienen apoyo campesino en las regiones donde están y donde tienen cultivos ilícitos. Colombia, según datos de Naciones Unidas, tiene 64.000 hectáreas sembradas de coca. En buena parte de esas zonas están las FARC, eso les da financiación y base social campesina.

¿Quedan aún otros actores de violencia política en Colombia?

El Ejército de Liberación Nacional (ELN), una agrupación más pequeña, también está iniciando un proceso de negociaciones con el Gobierno, pero esto no va a resolver otro tipo de problemas. Por ejemplo, tenemos un narcotráfico muy activo y bandas criminales sobrevivientes de las bandas paramilitares. Seguirá existiendo una delincuencia organizada importante.

El primer punto de la agenda de diálogo es el desarrollo rural. ¿Qué se prevé en ese sentido?

Es la propuesta de las FARC y de ese punto depende todo el proceso. Ahí se verá la voluntad de paz del grupo armado porque se verá si está planteando propuestas razonables o no. El gobierno de Juan Manuel Santos hizo aprobar una ley de tierras que busca devolver a los campesinos tierras que les fueron arrebatadas por paramilitares, aunque tiene dificultades de ejecución. Las reformas agrarias son complejas.

El segundo punto es la incorporación de la guerrilla a la oposición política. ¿Se planteará un castigo para actos criminales realizados en el pasado?

Ese es un tema sensible y complejo. A lo largo de la historia, en 200 años nunca fue un problema porque ha habido como 80 indultos. Ahora es más difícil; la negociación requiere de concesiones que no van a ser fáciles porque las FARC no son una guerrilla apreciada por los colombianos.

Usted fue miembro del M-19, que se desmovilizó en 1990. ¿Es po posible la reincorporación a la vida política sin riesgo para la vida?

Claro, he sido ministro, alcalde, gobernador. Obviamente hay riesgos, pero no solo para los que firmamos la paz. Hay cerca de mil personas que tienen seguridad con escoltas y carros blindados proporcionados por el Estado.

¿Cómo sanar la relación con el narcotráfico?

Aquí el tema es el de los cultivos ilícitos. Las FARC están en control de 50.000 de las 64.000 hectáreas. Ellos regulan el negocio, cobran por los laboratorios, ordenan la vida de esas zona rurales. Lo que hay que hacer son planes de sustitución de cultivos muy intensos porque si no aprovechamos la desmovilización de las FARC para reducir los cultivos, alguien más va a armar grupos fuera de la ley en esas regiones donde hay dinero y gente.