¿Qué es el descuento de facturas? El negocio que mueve millones pero exige dominio del terreno

El descuento de factura permite recibir el pago anticipado de una cuenta por cobrar para lo cual se cede un porcentaje del ingreso a una entidad financiera, colegio profesional o compañía

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El descuento de facturas o factoreo es una actividad en la cual se vende una cuenta por cobrar para lo cual se traslada el ingreso futuro al comprador de la factura, con el objetivo de transformar una venta a crédito en una venta de contado.

Por ejemplo, una empresa vendió un servicio en ¢100.000 y el cliente cancelará el servicio en dos meses. Para no tener que esperar dicho tiempo, acuerda dar la factura a una compañía descontadora, la cual le pagará ¢85.000. La empresa acepta otorgar una parte de su beneficio con el objetivo de obtener liquidez inmediata. El pagador de la factura debe aceptar la cesión y conocer a quién le cancelará la factura pendiente.

El descuento de facturas es un negocio que mueve millones en Costa Rica, entre enero y setiembre de este año, generó un volumen de $225 millones, según el informe Estadística del Factoreo en Costa Rica elaborado por la Cámara Costarricense de Empresas de Factoreo.

Sin embargo, es una actividad que tiene riesgos y, si no se hace adecuadamente, puede provocar pérdidas a quien intente generar rendimientos altos en corto tiempo.

El factoreo cuenta, desde el 2019, con una legislación específica que estableció los parámetros básicos en Costa Rica y brindó un mayor acceso a este instrumento financiero a las pequeñas y medianas empresas (pymes).

José Ricardo Salazar, presidente de la Cámara Costarricense de Empresas de Factoreo, comentó que la ley también propició el ingreso de nuevos actores al negocio como colegios profesionales e inversionista.

Usualmente, empresas especializas en descuento de facturas, bancos privados, cooperativas, financieras, asociaciones solidaristas y microfinancieras han predominado en la actividad.

Salazar explicó que la legislación eliminó zonas grises existentes en la ejecución de este producto financiero, como la autorización del uso de un contador público para agilizar los cobros judiciales de una operación.

Además, extendió de uno a cuatro años la prescripción de este tipo de documentos para efectos de cobro y, entre otras novedades, posibilita la creación de plataformas electrónicas para realizar los trámites y agilizar el factoreo.

¿Cuánto se puede descontar?

El negocio tiene un tope máximo que se puede cobrar a un cliente por el descuento de facturas y lo dicta las tasas de usura, calculada por el Banco Central, para operaciones en colones y dólares. Para el segundo semestre de este año, la entidad bancaria cifró en 33,41% la tasa anual máxima que se puede cobrar en colones, y en 27,72%, la de las operaciones en moneda extranjera.

El representante de las empresas de factoreo comentó que el porcentaje a cobrar dependerá de la negociación entre las partes, la actividad económica en la cual se hace el descuento y si se trata de un cliente habitual o nuevo para la empresa.

Las estadísticas de la Cámara, con base en la información de sus afiliados, muestra que el sector de comercio aglutina el 40,9% de la cartera de factoreo del país, seguido de los servicios, con el 25,2%; la construcción, con el 20,8%, y la industria, con 13,1%.

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¿Y los riesgos?

El factoreo brinda réditos altos en poco tiempo, pues el monto de las facturas descontadas usualmente se cobra en tres meses o menos. Pero también implica riesgos para el patrimonio de la persona, organización o empresa que ingresa a la actividad.

Salazar recalcó que la principal exposición es entrar al negocio sin conocer la operación y los parámetros legales por los cuales se rige el producto financiero. Por ejemplo, contar con un contrato donde se detalla con claridad la cesión de la factura del cliente a la empresa y que el pagador cancele la factura a la firma descontadora.

El representante del sector contó que la actividad fue golpeada años atrás, al hacer descuentos a empresas constructoras porque se pagaba un porcentaje alto del proyecto y la compañía edificadora usaba el dinero para hacer otros negocios. Sin embargo, el proyecto original para el cual se hizo el descuento sufría atrasos, caía en incumplimientos en el contrato, y el pago no se recibía.

Para Danilo Montero, director general de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF), los problemas en esta actividad surgen cuando la entidad pública o empresa privada que contrató un servicio desconoce que el pago debe hacerlo a quien compró la factura, sea una compañía especializada o una entidad financiera.

Montero comentó que en los contratos debe estar identificado el número de factura, el pagador, el monto de la factura, el vencimiento de la factura y el detalle del porcentaje de descuento, porque esa será la ganancia.