Cierre de escuelas en Costa Rica por la pandemia es de los más prolongados del mundo, advierte la OCDE

Situación tiene repercusiones en desigualdad y la pobreza; Organización recomienda reasignar más recursos a las etapas tempranas de la educación.

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Costa Rica se encuentra entre los países del mundo que ha cerrado las escuelas por más tiempo durante la pandemia, según indicó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), este lunes 31 de mayo.

Según la información de la OCDE, que el 31 de mayo presentó su informe de Perspectivas Económicas 2021, en Costa Rica el cierre de escuelas ha sido cercano a los 325 días mientras que en el resto de los países que pertenecen a la organización (38 en total) es un poco menor de los 200 días.

Cierre de escuelas en América Latina

FUENTE: OCDE    || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.

Durante una conferencia de prensa, el lunes 31 de mayo, la Organización mostró que en América Latina el cierre de escuelas ha sido más largo que otras partes del mundo y que eso va a tener repercusiones en la desigualdad y la pobreza.

Alberto González, jefe de la sección de México y Costa Rica en el Departamento de Economía de la OCDE, comentó, en la conferencia, que Costa Rica ha hecho una apuesta decidida por la educación y es uno de los países que más invierte en este rubro respecto a su producción.

No obstante, consideró que el foco debería ser invertir mejor y reasignar más recursos hacia las etapas más tempranas de la educación.

Explicó que en Costa Rica hay un alto grado de deserción escolar, y eso es un reto que se ha acelerado con la pandemia.

Por ello, consideró que el país debe focalizarse en estudiantes en más riesgo de abandono escolar.

En cuanto a la educación terciaria (universitaria), consideró que el sistema debe estar más alineado con las demandas del mercado laboral. Añadió que el país no ha cambiado mucho en este campo en las últimas décadas y el mundo ha cambiado donde existe una alta demanda de empleos técnicos.

Impactos sociales y económicos

Melania Brenes, viceministra Académica del Ministerio de Educación, indicó que a diferencia de otros países, en Costa Rica el cierre presencial no implicó suspensión del ciclo lectivo 2020, sino un cambio de modalidad que involucró disposiciones curriculares, evaluativas, pedagógicas y tecnológicas nuevas para el sistema educativo.

“En este sentido, a pesar de las limitaciones que se pueden haber generado para algunas poblaciones estudiantiles más vulnerables, acrecentadas por la brecha tecnológica, los resultados podrían haber sido menos favorables para el servicio educativo en caso de que la respuesta del MEP no hubiese involucrado un cambio que asegurara la continuidad del ciclo lectivo”, comentó Brenes.

Isabel Román, coordinadora del Programa Estado de la Educación, coincidió con Brenes en que el hecho de que hayan cerrado las escuelas no significa que se haya suspendido el proceso de aprendizaje, pues se hizo un traslado a la modalidad a la distancia; pero el problema, dijo, es más bien las condiciones en las que se da esa educación a distancia.

Esas condiciones, añadió Román, son de desigualdad, porque hay diferencias en la conectividad de los hogares, porque no todos los papás tiene los recursos cognitivos para ayudar a los niños, ni el tiempo En los hogares de menores recursos hay hacinamiento tecnológico (varios comparten un solo dispositivo, que generalmente es un celular) y además son los más golpeados por el desempleo, y en esas condiciones se vuelve más importante la relación entre el docente y el alumno.

El Estado de la Educación había calculado que antes de entrar a la pandemia, en el 2019, 418.000 estudiantes no estaban en condiciones de recibir educación virtual.

Román añadió que hay un tema más allá y es que esta generación de estudiantes tiene cuatro años de tener interrupciones del ciclo lectivo: en el 2018 con la huelga de cuatro meses; en 2019 con otro mes de huelga, en el 2020 por el cierre presencial de las escuelas por la pandemia y en el 2021 con la reorganización del calendario escolar.

Por su parte, Brenes indicó que la decisión, por ejemplo, de reorganizar el calendario escolar de manera que se cumplan los días lectivos hasta enero del 2022, precisamente reconoce las limitaciones de esa población estudiantil más vulnerable para asegurar su posibilidad de asistencia presencial al centro educativo.

Entre las consecuencias sociales y económicas que puede tener esta situación, según señaló Román, se encuentran una menor productividad de los estudiantes afectados, los cuales, si no se hacen programas de recuperación, afecta no solo el ingreso futuro de ellos, sino también la capacidad del país de crecer. Todo esto alimenta la desigualdad económica.

La especialista del Programa Estado de la Educación añadió que Costa Rica necesita que esa generación sea más productiva porque ya está pasando el bono demográfico, que era el bono por tener una mayor parte de la población en edad de producir.

Sobre otros puntos que se mencionaron en la conferencia de la OCDE, como la deserción escolar, Paula Villalta, ministra a. i. de Educación, indicó que la información del MEP más bien sugiere que el índice de exclusión 2020 es el menor en los últimos tres años.

En relación con la sugerencia de la OCDE de reasignar el gasto hacia las etapas más tempranas de la educación, Villalta respondió que el país incrementó su inversión en este rubro desde el 2007 hasta el 2018, y que debido a la situación fiscal disminuyó en el 2019 y se ha sostenido en el 2020 y 2021.

Lo anterior –continuó Villalta– ha tenido resultados favorables en el aumento de la matrícula en preescolar y para la población estudiantil adolescente; sin embargo, será necesaria la recuperación económica nacional para que el MEP cuente con la capacidad para asignar más recursos a la educación en etapas tempranas.

Costa Rica tardará más en recuperar su economía a niveles prepandemia

Costa Rica será uno de los países que más va a tardar en recuperar su producción por persona, junto con España, Islandia, México, Arabia Saudita, Sudáfrica y Argentina, apuntó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Para Costa Rica, la Organización prevé un crecimiento en la producción de 2,5% en el 2021, y de 3,4% para el 2022; no obstante, las tasas estimadas en el desempleo son de 17,9% y 15,2%, respectivamente, de acuerdo con el informe Perspectivas Económicas 2021.

Como parte de este ejercicio de proyección, el organismo elaboró una medición del número de años, desde el cuarto trimestre del 2019, que le tomará a los países recuperar el PIB (producto interno bruto) real per cápita anterior a la pandemia, donde se muestra que Costa Rica tardaría cerca de tres años y medio, de los cuales ya ha recorrido casi año y medio.

“Las diferencias entre países obedecen a las distintas estrategias de salud pública, velocidades de vacunación y niveles de apoyo fiscal y monetario, así como a la importancia de sectores especialmente perjudicados, como el turismo. Mientras que Corea y Estados Unidos ya han retornado a los niveles de ingreso previos a la pandemia, se espera que buena parte de Europa tarde otro año en recuperarse. En el caso de México y Sudáfrica, podrían ser de tres a cinco años” , indicó la organización, en un comunicado.

La OCDE revisó al alza sus proyecciones de crecimiento para las principales economías del mundo desde las últimas Perspectivas Económicas, publicadas en diciembre del 2020.

Ahora prevé un crecimiento del PIB (producto interno bruto) mundial del 5,8% para este año (respecto al 4,2% proyectado en diciembre), gracias al repunte propiciado por el estímulo fiscal en Estados Unidos, y del 4,4% en el 2022 (3,7% en diciembre).

“La economía mundial ha vuelto ya a los niveles de actividad previos a la pandemia, pero al final del 2022 el ingreso real mundial seguirá siendo unos $3 billones, inferior de lo que hubiera sido sin la crisis”, indicó la organización.

El organismo añadió que las perspectivas de la economía mundial han mejorado, pero es probable que la recuperación siga siendo dispar y, algo crucial, que continúe dependiendo de la eficacia de las medidas de salud pública y del apoyo de las políticas.