Karol Hidalgo trabajaba en la exportación de piña fresca cuando, al ver la cantidad de desecho que se generaba en aquel entonces, tuvo la idea de crear una empresa que procesara esta fruta para venderla de forma deshidratada. Hoy, casi 10 años después, ella es la propietaria de Sucato Trading Costa Rica, una empresa que exporta productos que van desde las frutas deshidratadas hasta harinas y premezclas a base de tubérculos.
Esta compañía es una de las varias que venden en el mercado internacional, alimentos saludables, naturales y exóticos a base de productos agrícolas; una apuesta que incluso la Promotora del Comercio Exterior (Procomer) ha implementado para hacer crecer las exportaciones costarricenses.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en su último estudio económico para Costa Rica, las exportaciones de bienes agrícolas procesados presentan una oportunidad para el país, de la mano de la producción orgánica y sostenible. En el comercio mundial la participación y demanda de este tipo de mercancías ha ido en aumento, y en Costa Rica podrían crecer más, afirman.
Como método para aprovechar las oportunidades en los mercados exteriores, Procomer afirmó a La Nación que su apuesta para posicionar alimentos procesados en el exterior se dirige a los productos que se han vuelto fundamentales para el consumidor. Las características que busca el mercado son alimentos exóticos relacionados con el área de la salud y el bienestar.
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Sucato Trading, por ejemplo, tiene distintas marcas las cuales han logrado posicionar con productos como mango, naranjilla y piña deshidratada, o mezclas de yuca o arroz incluso en mercados europeos.
Hidalgo, quien también es la gerente administrativa de la empresa, expresó que la pyme ha apostado por desarrollar productos con características que cada vez más consumidores buscan en lo que ingieren; que sean libres de gluten, por ejemplo, una oportunidad que esta empresaria supo aprovechar.
Las tendencias del mercado
El estudio Tendencia e innovaciones en la industria alimentaria, realizado por Procomer en el 2022, analiza las características que más exigen los consumidores en los alimentos procesados; ahí se explica que los alimentos a base de plantas, naturales con superingredientes y propuestas saludables bajas o libres de azúcar, son núcleos de valor agregado que han destacado en los distintos mercados.
Además, el documento explica que dentro de todas las áreas en la industria alimentaria, la sostenibilidad y ética se convirtieron en pilares innegociables para una mayoría de consumidores, dos características que según distintos sectores exportadores han posicionado de manera positiva los productos costarricenses.
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Entre el 2015 y 2022, las ventas al exterior de la industria alimentaria crecieron en casi $700 millones. Solo entre 2021 y 2022 el crecimiento fue del 16%, lo que representa un monto de $252 millones; todo esto sin incluir las cifras de los meses de abril a junio de cada año por el hackeo al Ministerio de Hacienda.
Laura López, subgerente de Procomer, explicó que los productos frescos costarricenses tienen un valor agregado en temas relacionados con sostenibilidad y responsabilidad social, algo que se debe seguir explotando en los alimentos procesados sin dejar de prestarle atención a los productos “crudos”, pues el país debe tener una oferta exportable muy variada para seguir destacando en los mercados internacionales.
“En alimentos procesados se puede seguir la tendencia con alimentos exóticos que vienen de procesamiento del sector agrícola. Hay un potencial si mezclamos el nombre de Costa Rica, lo que las tendencias internacionales están exigiendo y la capacidad del país de diversificar por sí mismo”, indicó.
López explicó que la diversidad del parque empresarial de Costa Rica demuestra la capacidad que tiene el empresario nacional de innovar.
Mario Montero, vicepresidente ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (Cacia), coincidió en que el país ha avanzado “de manera interesante” en términos de innovación y de cumplimiento de estándares nutricionales y de sostenibilidad en el sector.
Sin embargo, explicó que la industria ha enfrentado problemas estructurales relacionados con los costos del medio interno local. Por ejemplo, mencionó que la barrera de ingreso más importante a mercados europeos radica en los altos costos de transacción y envío a esos países.
Por ese motivo, opinó que el único espacio donde la industria alimentaria costarricense puede avanzar en el corto plazo es en mejorar aspectos internos que encarecen la producción, como las tarifas portuarias, lo que permitiría aumentar la competitividad nacional en mercados lejanos como el europeo o el asiático.