Las ‘fintech’ brasileñas asientan su dominio en América Latina

En Brasil existen más de 850 compañías de tecnología financiera, un sector que también atrae el 40% de los casi $8.000 millones de capital de riesgo que se inviriteron en América Latina en 2022

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Sao Paulo. Cuando las hermanas brasileñas Daniela y Juliana Binatti renunciaron a sus empleos para lanzar una nueva empresa de tecnología financiera, también conocidas como fintech, muchas personas en su entorno las consideraron aventureras audaces. Sin embargo, con el tiempo, crearon una empresa que fue adquirida por el gigante Visa este año por $1.000 millones.

La empresa, llamada Pismo y fundada en 2016, es el último caso de éxito en el creciente sector de tecnología financiera en Brasil, que atrae la mayor cantidad de inversión de capital de riesgo en el país y en toda América Latina.

Daniela, de 46 años y criada en una familia modesta, compartió su experiencia: “A los 16 años, mi madre me envió a repartir currículums en los bancos de la avenida Paulista en São Paulo para buscar empleo”. Lo irónico es que años más tarde, muchas de esas instituciones se convertirían en clientes de su empresa.

Con más de 450 empleados y oficinas en cinco países (Brasil, Reino Unido, Estados Unidos, Singapur e India), Pismo fue adquirida por Visa en junio pasado en una de las mayores operaciones en la historia del mercado de tecnología en Brasil.

Así, Brasil amplió su conjunto de “unicornios”, como se conoce a los emprendimientos valorados en más de $1.000 millones, hasta 21 de un total de 38 firmas latinoamericanas.

Daniela, directora de tecnología de Pismo, reflexiona sobre los desafíos iniciales: “Muchos nos trataron de locos”, y tuvieron que superar prejuicios para llevar la tecnología brasileña al escenario internacional. Sin embargo, estaban convencidos de su éxito.

La plataforma de Pismo permite a Visa atender a clientes en cualquier parte del mundo, independientemente de su ubicación geográfica o moneda, gracias a que sus herramientas tecnológicas para productos bancarios y de pago están basadas en la nube y son accesibles desde cualquier lugar.

Ecosistema atractivo

Otras fintech brasileñas han demostrado su potencial, como Nubank, uno de los principales bancos digitales del mundo, y Neon, que recibió $300 millones del español BBVA en 2022.

En palabras de Diego Herrera, especialista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Pismo y otras empresas similares demuestran que Brasil es el ecosistema más maduro de la región para la creación de tecnología financiera.

Brasil atrae el 40% de los casi $8.000 millones de capital de riesgo invertidos en América Latina en 2022, principalmente debido al tamaño de su mercado, con el 84% de la población adulta bancarizada en un país de 203 millones de habitantes.

La concentración de bancos en el mercado brasileño ha generado problemas, como altos costos, que emprendedores de fintech intentan resolver.

Además, Brasil atrae a inversores internacionales gracias a su talento y ambiente favorable a la innovación, que incluye plataformas de financiamiento colectivo, instituciones de pagos y el sistema de micropagos electrónicos instantáneos PIX.

Brasil sigue siendo el país más atractivo de la región para inversiones, aunque el flujo de fondos ha disminuido desde el récord de la pandemia debido a la desaceleración económica global y las tasas de interés más altas.

Oportunidades

En Brasil existen 869 compañías de tecnología financiera, lo que lo coloca en el octavo lugar a nivel mundial en cantidad, según la plataforma Finnovating.

La mayoría se enfoca en crédito, medios de pago y gestión financiera, aprovechando nichos desatendidos por los bancos tradicionales, como poblaciones vulnerables y emprendedores.

El banco digital Cora, por ejemplo, se ha centrado en atender a las pequeñas y medianas empresas, que representan más del 90% de los negocios en Brasil, con menores costos y burocracia.

Brasil aspira a consolidar aún más su ecosistema fintech con la implementación del sistema de “open finance” promovido por el Banco Central, que facilitará el intercambio de datos entre instituciones, así como la regulación de criptoactivos y la introducción del real (moneda brasileña) digital, lo que impulsará la innovación en el sector financiero.