Una pequeña zapatería y una tienda de ropa femenina cambiaron su modelo de negocio para adaptarse a las exigencias del comercio en línea, lo que les permitió potencializar las ventas de sus productos, crecer y tener alcance nacional.
Calzado Samantha es una pyme que se dedica a la producción y distribución de calzado hecho a mano –con materiales de alta calidad como cuero o charol– para damas, caballeros, niños y escolares. El emprendimiento se inició en el 2010 como una forma de generar ingresos adicionales, según manifestó Noemi Reyes propietaria de la tienda.
El emprendimiento comenzó con ventas directas en la feria del agricultor en Tibás y posteriormente se llevó el calzado a la feria de San Isidro de Heredia. El negocio ocupaba la cochera de la casa de habitación de Reyes y los productos se daban a conocer en un perfil de Facebook, que en cuestión de ocho meses alcanzó los 5.000 seguidores, lo que obligó a la emprendedora a crear un nuevo perfil con un corte empresarial.
Hoy cuenta con 54.000 seguidores en esa red social y posee su propia página web www.calzadosamanthacr.com, donde comercializa el calzado, además de una tienda física ubicada en Santa Rosa de Santo Domingo de Heredia. La pyme realiza entregas diarias en todo el territorio nacional.
“Podemos llegar a muchos lugares; como pyme no podríamos entregar un paquete en Guanacaste, pero Correos de Costa Rica hace la labor logística para ser visibles ante muchas comunidades”, indicó Reyes.
Ka Fashion es un emprendimiento que experimentó un cambio de 180 grados en su modelo de negocios y además potenció sus ventas gracias al ecommerce.
Durante varios años Karen Montes, su propietaria, se dedicó a la venta de ropa para mujer, actividad que desarrollaba en un cuarto de su casa de habitación. Sin embargo, hace cuatro años una clienta le compró unos zapatos de contado los cuales se los hizo llegar mediante servicio de correos; este fue el germen para cambiar la esencia del negocio.
Montes comenzó a utilizar WhatsApp y Facebook para dar a conocer la ropa que importa desde Los Angeles, el negocio creció tanto que la empresaria debió comprar otra casa de habitación para dejar su primera vivienda como bodega y tienda física.
“La gente no solo compra una pieza, sino tres, cuatro, cinco y hasta seis piezas, enviamos más de 30 paquetes diarios”, comentó Montes.
El éxito de sus ventas no solo radica en las plataformas digitales, también se sustentan en las entregas que realiza por Correos de Costa Rica. Los envíos se entregan en 24 horas dentro de la Gran Área Metropolitana (GAM) y de 48 a 72 horas en zonas rurales.
“La experiencia ha sido excelente porque hago envíos a Upala, Limón, Puntarenas, Cartago, Heredia y a todo el país. Las experiencias malas son muy pocas y como tengo tan buena relación con Correos de Costa Rica me asignaron a una persona, y si se presentan problemas, la contacto por WhatsApp, localizan el paquete y solucionan”, dijo Montes.
The Babies CR es otro emprendimiento que trabaja con apoyo en línea. La idea comenzó en el 2015 y tomó fuerza en el 2016. Al 1.° de noviembre el perfil de Instagram contaba con 4.265 seguidores, y actualmente el alcance del negocio es nacional gracias a las entregas a domicilio.
Contar con una tarifa barata y un número donde el empresario y el cliente pueden rastrear el paquete desde la sucursal hasta que se entrega, son factores que han hecho crecer el emprendimiento, según Jorge Vargas, representante de la tienda online.
Para que un emprendedor pueda utilizar los servicios de Pymexpress solamente debe de comercializar los productos por medio de plataformas digitales como WhatsApp, Facebook o Instagram. El servicio de mensajería no aplica para entregas de certificados, tiquetes aéreos o planes turísticos, de acuerdo a Stephanie Vargas, jerarca de la dirección de Comercio Electrónico de Correos de Costa Rica.
Las fortalezas del ecommerce también ponen presión a los comercios tradicionales, los cuales deberán de entrar al mundo de las plataformas digitales para adaptarse a un mercado en disrupción o de lo contrario desaparecerán, acotó David Ramírez, coordinador del programa de incubación de Auge.