Efraín Chacón, fundador del Hotel Savegre: los primeros años fueron muy duros

A sus 92 años, considerado pionero del ecoturismo en Costa Rica, don Efraín repasa cómo llegó por primera vez al bosque que más tarde se convirtió en el pueblo de San Gerardo de Dota

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Efraín Chacón llegó un 14 de marzo de 1954 de manera casual a San Gerardo de Dota, cuando andaba de cacería junto a siete compañeros y de repente se encontró con un bosque que lo cautivó por su belleza.

El lugar no tenía señales de que existieran habitantes, así que decidió volver 22 días después junto a su hermano y tío para saber con exactitud qué tan lejos estaba la carretera para hacer una salida hacia el este.

Este fue el comienzo de la fundación de San Gerardo de Dota, pueblo ubicado 85 kilómetros al sureste de la ciudad de San José, cerca de la carretera Interamericana. Hoy, con 92 años, su fundador relata los comienzos y cómo se convirtió en el pionero del ecoturismo en Costa Rica.

Después de varios años de trabajo, Efraín decidió cultivar truchas en el Río Savegre, actividad que atrajo a los primeros turistas. Gracias a la afluencia de visitantes, que en un inicio no tenían donde pasar la noche, en la década de los setenta decidió construir las tres primeras habitaciones del Hotel Savegre, actualmente uno de los más grandes y prósperos de la comunidad.

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−¿Cómo fueron los primeros años en San Gerardo de Dota?

−Esos primeros años fueron muy duros, había que traer en la espalda hasta lo que uno se comía, porque en el bosque usted no puede sembrar, nada le prende. Entonces nos teníamos que traer la comida en la espalda, pero después la comida se perdía porque sembrábamos maíz, cubaces y hortalizas; monteábamos y quemábamos para sembrar.

"Los compañeros dijeron: aquí nunca va haber camino y los que le hicimos frente fuimos mi hermano y yo. Quizás tenían razón, porque hacer camino en un bosque solo con pala (era difícil). En el año 60 teníamos un camino para pasar con bestias y me traje a mi familia, no teníamos vecinos y mi hermano se vino al siguiente año.

"Después vinieron más familias, les sembramos truchas al río y esos fueron los primeros turistas que vinieron. La mayoría de personas eran del Club Nacional de Pesca, dejaban el carro arriba en la entrada, bajaban a pie y pescaban. No teníamos ninguna facilidad, pero usted con hambre (come) lo que sea, ellos le decían a mi esposa que si no tenía un gallo, unos frijoles en una tortilla o un pedazo de queso.

"Comenzaron a venir más pescadores y a nosotros nos alegraba ver personas en una soledad como esta y que llegaran a pasar con uno después de pescar".

¿Cuándo construyó el hotel?

−Cuando tuvimos camino para pasar con vehículo, en el año 1970, yo hice las tres primeras habitaciones y acondicionamos en la casita donde vivíamos, una salita para tener servicio de comida y café. Ese fue el principio de los turistas, los pescadores.

"Pero fíjese que vinieron dos señores de Harvard a Costa Rica, a recolectar miniorquídeas para investigación, podría ser una comedia muy triste porque no hablábamos absolutamente nada (de inglés), era muy difícil. Bueno, les entendimos que querían ver miniorquídeas y anduve con ellos, estuvieron como cuatro días.

"En una publicación que hicieron de miniorquídeas en Costa Rica, pusieron la foto de una pareja de quetzales y esa fue la primer noticia de que en San Gerardo habían quetzales. ¡Fíjese qué casualidad tan bondadosa! Comenzaron a venir ornitólogos y otros por la novedad, porque el quetzal está considerada como el ave más bella de América.

"Comenzaron a venir con cámaras y nos alquilaban alguna habitación (...) eso abrió la puerta al turismo naturalista. Yo comprendí el valor que tenía la conservación, aquí llegué a hacer daños porque llegué a talar el bosque y a cazar. En la vida hay cosas de las que uno no se arrepiente (se refiere al haber llegado a San Gerardo). Ahora es un lugar muy visitado."

¿Cómo se preparó la comunidad para recibir turistas?

− Ellos se convencieron porque veían el movimiento y se sabía que esa gente pagaba mejor de lo que pagaba un señor por ir a volar hacha. Después hemos sido unidos, si aquí nos hace falta algo, porque aquí no hay supermercado ni cosa que se le parezca, vamos donde un vecino o él viene aquí. En eso marchamos bien.

− ¿Cómo era el turismo hace 30 años?

− Es la fuente de ingresos tanto para uno como para los trabajadores, fíjese que aquí hay cero desocupación. Una compañía que vino hacer arreglos ahora con la tormenta (Nate) tuvo que traer trabajadores de Cartago aquí no encontró ni una sola persona que pudiera ir a trabajar al camino. Somos una comunidad pequeña, podemos ser unos 250 habitantes, residentes.

− ¿Cómo ve al turista de ahora?

− Es un turista que antes de venir a Costa Rica ha visitado a una agencia, ha visto las oportunidades. El ornitólogo sabe a qué altura puede encontrar las aves y hay algunas que son más buscadas, entonces no se van a ir a Tortuguero a buscar lo que hay aquí.

"Es un turista informado, también vienen turistas costarricenses pero en menor escala, aquí el turismo extranjero puede ser 85%.

− ¿Qué consejo le daría a otras personas que estén involucradas en turismo?

− ¡Dios guarde! Yo no soy para darle consejos a personas que a lo mejor saben más que uno, pero hay cosas de lógica. El orden y la perseverancia, cualquier empresa o actividad que no tenga esos elementos es muy posible que las cosas no terminen bien. Hay muchos detalles y uno tiene mucho qué aprender.