Cómo aprender a manejar la procrastinación

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Procrastinación es la inclinación a dejar para luego lo que se puede comenzar ya.

En un curso libre en línea de la Universidad de California en San Diego, se aborda el tema de esta manera. Posponemos el inicio de una tarea porque la asociamos con algo desagradable. Conviene entonces descubrir por qué hacemos tal asociación.

Podríamos pensar que es muy difícil. O que tomará mucho tiempo. O tememos la frustración de no poder. O la vemos como una prueba en la cual tememos salir mal calificados. Cada quien busque sus fantasías.

¿Cómo vencer la resistencia a empezar? Recomiendan un truco elemental: marque en el temporizador de su teléfono celular, por ejemplo, 20 minutos. Un tiempo que le resulte cómodo y que a la vez sea sustancial para darle un buen empujón al asunto. Si bien, el procrastinador no tiene que estar dispuesto a hacer “toooda” la tarea, probablemente estará dispuesto a empezarla con esos 20 minutos.

La recomendación parece muy elemental como para que sea útil. Quienes la han practicado, se sorprenden de sus resultados. Quizá es el uso de tecnología contemporánea. O el grado de control que se tiene sobre el asunto. Pero la verdad es que el resultado desborda las expectativas. En primer lugar, el tiempo se va volando. En segundo lugar, se entra en el proceso de acometer la tarea y la dinámica de sentirse haciendo, genera más energía. Y en tercer lugar, se desinfla la fantasía de la tarea grande, compleja, amenazante y nos encontramos capaces de seguirla acometiendo, en los tractos de 20 minutos que sean necesarios.

Es posible que el elemento de juego que hay en la recomendación, la haga más placentera: ¡A ver si aguantamos los 20 minutos! Y luego, a ver cuántos tramos de 20 minutos hacemos. Competir con uno mismo estimula y motiva.

También es posible que el procedimiento tenga relación con la atención. Es costoso poner atención. El tiempo en que podemos estar plenamente atentos a un asunto, es limitado. La necesidad de poner atención a un asunto durante horas, nos produce displacer, pero el compromiso de dedicarnos a algo por 20 minutos, es un desafío aceptable y si logramos verlo como placentero, llevamos a nuestro favor a la dopamina, con todas las ventajas que eso significa.