Hogares liderados por mujeres subieron en todos los cantones entre el 2000 y el 2011

Influye vinculación de la mujer al trabajo y cambios en las relaciones familiares

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Los hogares dirigidos por una mujeres ganaron un enorme terreno entre los años 2000 y 2011.

En el 2000, cerca de la cuarta parte de los hogares eran liderados por una mujer (22,7%). En el 2011 ya se acercan casi a la tercera parte (30%), según información proporcionada por el Programa Estado de la Nación.

En total, son unos 371.000 hogares en los cuales una mujer es la encargada.

La metodología del Censo 2011 define al jefe o jefa de hogar así: es la persona considerada como tal por las demás personas del hogar, o la que aporte la mayor parte de los recursos económicos del hogar, o en última instancia, la de mayor edad.

Además del aumento de hogares con mujeres en esa posición, los datos revelan que el fenómeno ocurrió en todos los cantones del país.

En algunos, como Garabito (Puntarenas) este tipo de familias casi se duplicaron. Ahí, el porcentaje pasó de 16,5% a 27,5% en cuestión de 11 años. El cantón con más hogares dirigidos por mujeres es Montes de Oca, con un 40,4%, y el que tiene menos es Alvarado (en Cartago) con un 19,5%.

¿Qué pasó? Para especialistas consultados el incremento muestra una transformación importante en nuestra sociedad y es el resultado de varios factores.

“Las relaciones de pareja son hoy más inestables de lo que eran décadas atrás. Antes, el divorcio era una opción legal, pero relativamente poco empleada; hoy eso ha cambiado, tanto porque ya no hay el estigma social alrededor de este acto, como porque muchas mujeres (por encima del 40%) generan ingresos propios, lo que les da más libertad para finiquitar relaciones insatisfactorias”, comentó Jorge Vargas, director a.i. del Estado de la Nación.

María Isabel Chamorro, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, citó tres factores: la incorporación de la mujer al mercado laboral, el cambio en el rol de la mujer (antes tenía un rol de cuido y permanencia en la casa), y en la concepción de la familia (era más difícil pensar que la mujer iba a quedar sola cuidando a sus hijos).

Pablo Sauma, investigador de la Universidad de Costa Rica, comentó que es una situación principalmente urbana y que muestra una tendencia al aumento en todos los niveles de ingreso, pero especialmente en los extremos: los ingresos más altos y más bajos.

Del Censo 2011, La Nación obtuvo algunas características de los hogares dirigidos por mujeres, que refuerzan la tesis de Sauma. Por ejemplo, 25% tienen necesidades básicas insatisfechas, pero por otro lado, hay un 21% de las jefas de hogar que tienen algún grado de educación universitaria y por ello, es de esperar que mayores ingresos.

Además, 10% son extranjeras, 5% recibe remesas, el 92% vive en casa independiente y el 20% tiene alguna limitación física, ya sea para ver, oír o hablar, entre otras.

“En el caso de los ingresos más altos, hay una mayor independencia de las mujeres –generalmente trabajan, reciben pensiones alimentarias, etcétera–. En cambio, el mayor problema se tiene en los hogares de menores ingresos. No cabe duda que la situación de estas últimas mujeres y los miembros de sus hogares son muy difíciles, y requieren gran apoyo de los sectores público y privado”, comentó Sauma.

No obstante, él también recordó que algunos programas sociales selectivos están demasiado sesgados hacia estos hogares, creando una especie de exclusión en contra de aquellos igual o más pobres con jefatura masculina.

Políticas públicas. Sauma y Vargas coincidieron en que para el grupo de mujeres jefas de hogar con necesidades básicas el programa de la red de cuido es muy importante.

“La red de cuido (niños y adultos mayores) es fundamental para estas mujeres. La prioridad de este Gobierno en el tema fue correcta, otra cosa fue la implementación, que resultó claramente insuficiente en relación con la prioridad anunciada”, aseveró Vargas.

Otra política, añadió, es el acceso a un empleo estable y con garantías laborales, lo cual requiere unirse a programas de capacitación laboral, pues muchas de estas mujeres abandonaron los estudios.