Déficit fiscal dificulta baja en tasas impulsada por el Banco Central

Sin financiamiento externo, Gobierno pedirá más prestado dentro del país

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El Banco Central recortó ayer, por octava vez, desde inicios del 2015, su tasa de política monetaria. No obstante, el fuerte déficit del Gobierno dificulta que dicha baja beneficie a quienes requieren préstamos.

La tasa de política monetaria es la que aplica el Banco Central en sus negociaciones con los bancos en el mercado integrado de liquidez. Se utiliza la mencionada tasa más un punto para los préstamos y menos un punto para los depósitos.

Esta vez, el recorte fue de 0,50 puntos porcentuales al pasar de 2,25% a 1,75%.

La entidad justificó que la baja inflación le da margen para hacer este ajuste sin afectar la meta de esta, que es de 4%, con la posibilidad de subir o bajar un punto.

Si la entidad baja las tasas, incentiva el consumo, lo cual podría presionar los precios al alza. No obstante, en este caso, el Banco considera que hay posibilidad de hacer la reducción, sin generar esa presión.

“Los determinantes de la inflación en el corto plazo señalan que hay holgura en la capacidad de producción y que las expectativas inflacionarias muestran un comportamiento decreciente, que las ubicó, en promedio, en 3,7%, en diciembre del 2015”, dice el acuerdo de Junta Directiva.

Efecto al público. En teoría, esta reducción implica un menor costo para los bancos y esto debería incentivar una reducción de las tasas de interés al público.

No obstante, el alto déficit fiscal (exceso de gastos totales sobre ingresos totales del Gobierno Central) y las dificultades en conseguir recursos externos para cubrirlo, como se hizo en los cuatro años anteriores, hará que el Ministerio de Hacienda tenga que demandar más recursos en el mercado interno. Esto presiona las tasas al alza.

“Parece poco factible que las tasas de interés de mercado bajen, ya que la ausencia de financiamiento externo del déficit fiscal tiene dos efectos: primero, aumenta la demanda de fondos del Gobierno en el mercado interno y, segundo, reduce la oferta de fondos en colones de los inversionistas, en el tanto aumentan las expectativas de devaluación (porque esta vez no hay ayuda externa)”, explicó Edna Camacho, presidenta de la Academia Centroamérica.

El economista Luis Mesalles consideró que la Autoridad Monetaria hace lo correcto, dado que la inflación está por debajo de la meta y las tasas de interés que paga el mismo Banco Central están muy altas en términos reales (utilizando la inflación actual e incluso la de perspectivas).

Las tasas reales son las nominales que se anuncian generalmente al público, menos la inflación. Reflejan la ganancia o costo real para los consumidores.

“Es muy cierto que Hacienda continúa siendo quien presionará las tasas de interés al alza, dadas la magnitud del déficit fiscal y la baja probabilidad de conseguir financiamiento externo. A eso habría que sumarle alguna presión adicional de las tasas de interés internacionales, que tienden a subir”, comentó Mesalles.

El expresidente del Banco Central, Rodrigo Bolaños, consideró que las tasas nominales podrían bajar, aunque las reales no lo hagan.

“Por un lado está el mercado financiero que tendrá más presión porque el déficit será mayor y se financiará internamente. Esto puede subir la tasa de interés real. Por otro, están las expectativas de inflación a la baja, que pueden ayudar a que la tasa nominal de interés baje (...). Los anteriores dos efectos pueden dar margen para que los intereses nominales bajen, aunque suba la tasa real”, explicó Bolaños.

Dos banqueros consultados condicionaron la baja en las tasas al público a raíz de las reducciones de intereses del Central.

“Si el Banco Central da muestras de compromiso con la estabilidad de precios en 2016, es posible que esa rebaja se vea traducida en reducciones en tasas de captaciones y crédito durante el primer trimestre de este año”, opinó Leonardo Acuña, subgerente general del Banco de Costa Rica.

Juan Carlos Li, subgerente general de Negocios del Banco Popular, añadió que habrá que esperar la reacción en la tasa básica para ver el efecto en los demás intereses al público.