Costa Rica acumula seis años con baja inflación

Déficit fiscal alto amenaza posibilidad de sostener este resultado en el futuro

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Costa Rica logró en los últimos seis años sostener una inflación por debajo de 6%, situación que no se veía desde antes de 1972.

El 2014 cerró con una variación del indicador de precios de 5,13%, según informó ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

El resultado está levemente por encima del rango meta del Banco Central, que es entre 3% y 5%, y hasta noviembre superaba también el promedio latinoamericano, de 4,50%, según el Consejo Monetario Centroamericano.

El indicador ha beneficiado a los hogares de menores ingresos, que son los que tienen menos posibilidades de defenderse de las alzas de precios, pero hay dudas entre especialistas de la capacidad del país de avanzar más y consolidar el sistema de metas de inflación.

En dicho esquema, la política monetaria y cambiaria se sujetan a una meta de inflación. Si el Banco Central logra credibilidad, ancla las expectativas de la sociedad a dicho resultado, lo cual ayuda a cumplirlo.

Falta camino. Costa Rica comenzó el proceso para aplicar este sistema en el 2006, pero falta camino, coinciden varios expresidentes del Banco Central, y su actual jerarca, Olivier Castro.

“Sobre el avance a las metas de inflación, creo que lo más importante que nos hace falta, y difícil de lograr, es que las expectativas de inflación de la población sean iguales a la meta de inflación fijada por el Banco Central”, comentó Bolaños, el anterior jerarca de la entidad.

Eso va a ser difícil de lograr, añadió, mientras el país mantenga el déficit fiscal que tiene, lo cual podría presionar al Banco Central a emitir colones y favorecer objetivos que van en contra de la inflación baja.

En diciembre, la inflación esperada para los próximos 12 meses es de 6,2%, según la encuesta de la autoridad monetaria.

Para el economista Jorge Guardia, el país tiene capacidad de sostener el resultado al menos en el primer semestre del año dada la baja en los precios del petróleo, la poca devaluación y que las metas monetarias del Central están ajustadas al objetivo.

No obstante, más allá de eso, añadió, el déficit fiscal y los precios regulados pueden ser factores desestabilizadores, señaló.

Castro reconoce que el déficit fiscal es una amenaza.

“Es innegable que la existencia de un déficit fiscal recurrente y creciente es un riesgo para la estabilidad macroeconómica en general y para la estabilidad de precios en particular”, comentó.

Castro explicó que la institución ha trabajado por reducir las fuentes estructurales de liquidez, que son las que, a largo plazo, generan inflación, por medio de la flexibilidad cambiaria y la baja en el faltante de la entidad; sin embargo, reconoce que eso no es suficiente y la tarea continúa.