Política ‘acomodaticia’ del BCE podría ser la causa del aumento de desigualdades

Philip Lane, jefe del BCE reconoció que la política “tiene un impacto inmediato en el precio de los activos”

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Considerado como el salvador de la zona euro durante las tormentas financieras de los últimos años, el Banco Central Europeo (BCE) ha sido acusado al mismo tiempo de exacerbar las desigualdades como resultado de su política acomodaticia. ¿Es cierto?

¿De qué política estamos hablando?

Desde 2015, la institución encabezada por Mario Draghi y luego Christine Lagarde ha estado comprando miles de millones de euros en deuda estatal y corporativa en los mercados financieros para evitar un aumento de los tipos de interés de los préstamos en la zona euro y prevenir nuevas crisis. Es la llamada expansión cuantitativa ("Quantitative Easing" o "QE").

Esta política llamada "no convencional", que también aplica el banco central de Estados Unidos o el banco de Japón, va acompañada de instrumentos más convencionales, incluyendo un recorte de la tasa de interés principal, ahora en 0%.

Su arsenal podría reforzarse aún más en la reunión del jueves de la institución.

¿Se está ampliando la brecha entre ricos y pobres?

"Mecánicamente, la compra de activos tiende a ampliar la brecha entre los más ricos y los más pobres", dice Jezabel Couppey-Soubeyran, profesora de la Universidad Paris-1.

Al comprar deuda de instituciones financieras en el mercado secundario, donde se negocian los valores, el BCE baja el tipo de interés que ofrecen estos productos.

Los inversores buscarán entonces rendimientos con valores más arriesgados, como las acciones, haciendo subir los precios en beneficio de los titulares, incluidas las grandes empresas de inversión y los hogares ricos.

Los tipos de interés han caído drásticamente desde el comienzo de la QE, volviéndose a veces negativos como en Alemania o Francia, mientras que el índice bursátil CAC-40 de París y el DAX de Fráncfort se han disparado en más de un 30% en cinco años, beneficiando a accionistas e inversores.

"Ciertamente ha enriquecido a esta clase de la población", dice Frederik Ducrozet, de Pictet Wealth Management.

En el mercado inmobiliario, la política de tipos de interés bajos ha permitido a los hogares ricos aumentar sus activos, y el aumento de la demanda ha dado lugar a un aumento de los precios en algunas ciudades.

El economista jefe del BCE, Philip Lane, reconoció en una reciente entrevista en el periódico Les Echos que esta política "tiene un impacto inmediato en el precio de los activos", añadiendo que "la valoración de las acciones o de los bienes inmuebles es más alta, lo que, por supuesto, beneficia a los propietarios de estos activos".

¿Ha ayudado esta política a los hogares de bajos ingresos?

La institución, con sede en Fráncfort, no quiso hacer comentarios sobre esta cuestión.

Pero en un documento de enero de 2019, dos investigadores del BCE afirman que la expansión cuantitativa ha ayudado a "reducir la tasa de desempleo" entre el 20% de la población más pobre en cuatro países (Francia, Italia, Alemania y España), y a aumentar los ingresos del trabajo.

El QE no benefició solo a los ricos sino que, junto a las tasas históricamente bajas en el mercado de la vivienda, esta política ha permitido incluso a los hogares más pobres ser propietarios, argumentan, reduciendo así ligeramente la desigualdades de riqueza.

Sin embargo, el argumento de que el BCE ha reducido el desempleo no convence a Couppey-Soubeyran, que considera que las estadísticas no muestran ninguna diferencia importante atribuible a la política monetaria.

¿Han sido engañados los ahorradores?

El banco central reconoce un efecto negativo en los ahorradores, que han visto disminuir los rendimientos de sus ahorros.

Esta crítica, procedente sobre todo de Alemania, se hizo famosa en 2019 con un fotomontaje en el periódico alemán Bild que mostraba a Draghi como el "Conde Draghila" que vaciaba las cuentas de ahorro de los pensionistas "hasta la última gota".

Sin embargo, los economistas del BCE argumentan en un estudio de julio de 2018 que este efecto negativo se ha disipado en la zona euro por un efecto positivo en el empleo y los salarios.