Columnas del sistema tributario están agrietadas

Las exoneraciones, cobros diferenciados y vacíos legales socavan recaudación

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Las dos principales columnas del sistema tributario costarricense: el impuesto de ventas y el tributo sobre la renta, están resquebrajadas.

Así lo señalan varios especialistas consultados, entre ellos los exdirectores de Tributación, Adrián Torrealba y Alan Saborío, y el economista Jorge Cornick.

El impuesto de ventas es la principal fuente de ingresos tributarios. En el 2012 representó un 37% de la recaudación; sin embargo, afronta fuertes deficiencias.

Su mayor debilidad es que se aplica sobre las mercancías y algunos pocos servicios, como restaurantes y hoteles.

De esta forma, se deja por fuera la parte más dinámica de la economía, que son los servicios.

Además, no se aprovecha la información que podría generar para cobrar el impuesto sobre la renta, pues si los profesionales liberales pagaran el tributo, se podría conocer mejor sus ingresos, lo cual serviría para reducir la evasión en el impuesto sobre las utilidades.

Un estudio de la Contraloría General de la República, publicado en noviembre del 2011, reveló que el 93% de los 46.795 profesionales liberales registrados como contribuyentes de renta, tributaron menos de ¢36.000 en todo el año 2010, mientras que un asalariado que en ese mismo año recibió un sueldo de ¢834.000 mensuales tuvo que pagar ¢248.400 de tributo sobre la renta.

Entre los bienes también hay algunos exentos, como los que pertenecen a la canasta básica y sus insumos, lo cual complica el cobro.

“El impuesto de ventas es un IVA (impuesto al valor agregado) mal diseñado: demasiados productos con tasa cero, principio de incorporación física en vez de financiera (que genera impuestos en cascada) y una base muy pequeña”, explicó Cornick.

La deducción física se refiere a que se puede deducir el tributo pagado solo sobre aquellos bienes físicamente incorporados al producto sujeto, mientras que la financiera permite deducir servicios y otros bienes que se utilizaron en el proceso de producción.

Renta. El tributo sobre la renta, por su parte, el cual generó el año pasado el 30% de la recaudación, también enfrenta problemas.

Torrealba resumió así algunos de ellos: “se basa en el concepto estricto de territorialidad, cuando lo correcto es utilizar el criterio de residencia (se paga, en principio, por la renta generada en cualquier lugar del mundo); (...) no agrega rentas de forma amplia en cabeza de un mismo sujeto, y contiene muchos tratamientos distintos según el tipo de renta, sin verdadera justificación en muchos casos”.

Un ejemplo de las diversas tasas de cobro se aprecia en el sistema financiero: los dividendos tienen un impuesto de 15%, o de 5% si la empresa está inscrita en la Bolsa Nacional de Valores; los excedentes de cooperativas y asociaciones solidaristas tributan 5% cuando se distribuyen; los rendimientos de títulos valores, un 8%, así como las recompras y reportos. Los rendimientos de fondos de inversión, 5%.

“En materia de renta, como ejemplos específicos de anacronismo de la ley, podemos citar también la falta de normativa en precios de transferencia, reglas de subcapitalización, ajuste monetario por inflación, reglas claras para el tratamiento del diferencial cambiario...”, añadió Saborío.

Estas y otras debilidades influyen en que la carga tributaria en Costa Rica, sumando las contribuciones sociales, ronde el 22%, entre las más bajas de la región, mientras el gasto social es de los más altos de América Latina.