En Tributación Digital, si ya se había capacitado a la gente y si se tenían las tecnologías, ¿qué fue lo que impidió que se pudiera seguir adelante?
De acuerdo con las valoraciones que se hicieron en su momento, yo no estaba en la Dirección, el costo de continuar, de ajustar la plataforma tecnológica que se había entregado, era tan elevado y con bastantes dificultades de éxito, que en ese momento no se aconsejaba continuar con esa contratación.
La factura electrónica la anunció la presidenta de la República, Laura Chinchilla, hace dos años; ya ella se va y todavía no es obligatoria. ¿Por qué se ha llevado tanto tiempo?
En el tema de facturación electrónica, que es un componente de todos los elementos de facturación, lo que hemos tratado es de ir fortaleciendo la ampliación de su utilización, acá como Ministerio tenemos buenas expectativas de ella.
”Hemos desarrollado una estrategia de comunicación con los colegios profesionales (…), de manera que estamos promoviendo su utilización y su masificación en forma voluntaria”.
¿Por qué no se puede hacer obligatoria?
La factura electrónica no es un fin en sí mismo. Si hoy utilizan factura en papel y no la emiten, el que exista factura electrónica no nos garantiza que vayan a emitir la factura que no emiten hoy en día.
En general, en todos los proyectos informáticos, ¿por qué cuesta tanto?
El problema acá es que no existen paquetes informáticos que uno pueda decir: compro el paquete y este me da la solución a todos los requerimientos que nosotros tenemos para operar el sistema. En realidad, en la mayoría de las etapas del proceso tributario, son desarrollos a la medida y eso lo hace particularmente complicado.