De Lehman Brothers a Credit Suisse: 15 años de cambios en el sector financiero

Desde la crisis de 2008, los bancos se vieron obligados a adoptar una mayor reglamentación debido a la presión de los órganos reguladores en Europa y Estados Unidos.

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Entre la caída de Lehman Brothers en el 2008 y el rescate de Credit Suisse este año, el sector financiero cambió de manera considerable en los últimos 15 años, marcados por una oleada de adquisiciones y una mayor regulación.

Mayor reglamentación

Desde la crisis de 2008, los bancos se vieron obligados a adoptar una mayor reglamentación debido a la presión de los órganos reguladores en Europa y Estados Unidos. Ahora deben disponer de un nivel mínimo de capitalización que les permita compensar pérdidas importantes y así ser más sólidos ante crisis importantes.

Esta medida fue impulsada por el Comité de Basilea (Suiza), un organismo clave en el sector bancario. Cada entidad debe poseer grandes cantidades de liquidez y activos fáciles de vender en aras de poder reaccionar a una oleada de retiro de efectivo por parte de los clientes.

Las reglas aplicadas desde el 2008 tienen como objetivo evitar que las autoridades no se vean obligadas a intervenir y rescatar con dinero público a las entidades financieras, como sucedió tras la caída de Lehman Brothers.

En el caso de quiebre de un actor bancario, los dirigentes europeos “disponen ahora de un marco” para reaccionar y hacer frente a esa situación, independientemente de la talla del banco, destacó en 2022 la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, que entonces presidía el lobby europeo del sector financiero.

La adquisición de Credit Suisse por UBS, por 3.000 millones de francos suizos (unos $3.360 millones), ejemplificó este nuevo funcionamiento. UBS anunció en agosto que renunciaba a las ayudas financieras del Estado y el Banco Central helvéticos, que le habían concedido para que rescatara a Credit Suisse.

Recomposición del sector

Tras la crisis de Lehman Brothers, se multiplicaron las operaciones de adquisición de bancos. Entre setiembre y octubre de 2008, el Bank of America compró Merrill Lynch por $50.000 millones, el británico Halifax-Bank of Scotland (HBOS) hizo lo mismo con Lloyds por $12.200 millones, mientras que el Santander adquirió el británico Bradford & Bingley y la entidad francesa BNP Paribas se hizo con el control de las actividades de Fortis en Bélgica y Luxemburgo.

“La crisis, en el fondo, sirvió para hacer limpieza y acabar con aquellos actores más frágiles”, recordó Xavier Musca, el actual director general delegado de Crédit Agricole y el director general del Tesoro en Francia en el 2008. En Europa, sin embargo, hubo menos cambios en las finanzas que en Estados Unidos, donde “esa crisis representó una oportunidad para el gobierno estadounidense para reestructurar el sector bancario”, aseguró Musca.

Actualmente, los bancos de negocios están dominados por entidades estadounidenses que “aprovecharon algunas diferencias en la reglamentación para hacerse con partes del mercado en Europa”, explicó David Benamou, director de inversiones en Axiom Alternative Investments.

¿Los bancos siguen siendo frágiles?

Las quiebras de bancos en Estados Unidos a principios de 2023, junto con el rescate de Credit Suisse, alimentaron los temores de que se reprodujera otra crisis financiera mundial. Las turbulencias en primavera, según Musca, demostraron la necesidad de mantener las reglas actuales en el sector y evitar una desregulación, que supondría “una vuelta al pasado”.

Cuando llegó a la Casa Blanca en 2017, el entonces presidente Donald Trump flexibilizó las reglas de la mayoría de bancos de su país, con la excepción de los 13 más importantes. Esa desregulación favoreció las dificultades financieras de la primera mitad de año en 2023.

Ante esa situación, los órganos reguladores propusieron medidas que refuercen la solidez de los bancos. “Aún hay trabajo por hacer, pero estamos en una situación mucho mejor”, afirmó William Dudley, el exvicepresidente de la oficina en Nueva York de la Reserva Federal, quien sostiene que los grandes bancos “están sometidos ahora a una normativa mucho más estricta que en 2007-08″.