Meloneros sufren fuerte impacto de pandemia en sus ventas

Valor de las exportaciones bajó un 57% entre el 2015 y el 2021. Sector afirma que sin un cambio de rumbo, hacia la exportación con valor agregado, la actividad posiblemente seguirá en picada.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La producción y exportación de melón enfrenta una fuerte caída en el país, la cual se acentuó con el impacto de la pandemia y los cierres de mercados. El sector reconoce que el problema no se detendrá sin un cambio hacia la venta de productos con valor agregado.

El valor de las exportaciones de esa fruta disminuyó un 19% al comparar los primeros siete meses del 2015 con igual periodo del 2019, antes de la emergencia por la pandemia, según los datos obtenidos del portal estadístico de la Promotora del Comercio Exterior (Procomer). Entre esos periodos, la cifra pasó de $68 millones a $55 millones.

La constante baja se acentuó con la pandemia. En la comparación de los primeros siete meses del 2015 con igual periodo del 2021, la contracción es de un 57%. Las cifras absolutas pasaron de $68 millones en siete meses del 2015 a $29 millones acumulados entre enero y julio de este 2021.

El área de siembra también refleja los problemas de ese sector productivo. En el 2015, el país registraba 5.566 hectáreas sembradas con esta fruta de la familia de las cucurbitáceas, de acuerdo con el Boletín Estadístico Agropecuario, que publica cada año la Secretaría Ejecutiva de Planificación Sectorial Agropecuaria (Sepsa).

En el 2020 (último dato disponible), el área de siembra había caído a 3.394 hectáreas, según Sepsa, una unidad adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Hacia el 2006, cuando este producto nuevo impulsado con el programa de diversificación de exportaciones todavía florecía, se reportó la siembra de 12.000 hectáreas con esta fruta.

Los cálculos indican que esta actividad agrícola genera al menos un empleo directo por cada hectárea sembrada y alrededor de ocho de manera indirecta, en comercio, ventas de comida, hospedaje para trabajadores de la actividad, ventas de agroquímicos y otros.

Además, ese empleo se ofrece en zonas con dificultades para conseguir trabajo, como Guanacaste (península de Nicoya, en especial), donde está la mayor concentración de cultivos, en Orotina y en Parrita, explicaron los productores.

Wendy Vargas, presidenta de la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Melón y Sandía (Canapems) reconoció que la situación del sector es complicada desde hace varios años y que el gremio está buscando eventuales soluciones.

Una de ellas fue solicitar a la Promotora del Comercio Exterior (Procomer) un estudio de mercado, el cual está cerca de publicarse. Vargas adelantó que el análisis podría derivar en la existencia de mercados para productos con valor agregado, como los jugos, fruta congelada y conservas y hasta alimento para perros.

Mientras tanto, Canapems también solicitó ayuda a Procomer para realizar una campaña en Europa para la promoción del melón costarricense. Esta estrategia se basaría en la calidad de la fruta, su producción sostenible y ambiental y en que está en manos de pequeños productores.

Las causas

Los factores que causan esta crisis de la actividad son varios desde la primera década de este siglo. En aquella ocasión apareció la competencia de Guatemala y Honduras, con grandes extensiones cultivadas y con menores costos de poducción. Además, hubo problemas de disponibilidad de transporte, pues se competía por contenedores refrigerados con otras frutas de exportación.

Más recientemente apareció Brasil, el más duro competidor, por las grandes extensiones de cultivo, la producción a gran escala y los costos más bajos.

Aunque Brasil es actualmente la mayor competencia, los centroamericanos también tienen producciones muy grandes en comparación con Costa Rica. Por ejemplo, solo una empresa hondureña tiene 5.000 hectáreas, mientras todas las 23 compañías de Costa Rica poseen 3.394 hectáreas, explicó Vargas.

Otro de los problemas de mercado actualmente es que la ventana de producción y exportación de Brasil terminaba precisamente cuando se iniciaba la de Costa Rica, pero el país suramericano ya logró extender esa etapa, más allá de diciembre, cuando la cosecha tica sale al mercado.

Según Vargas, las condiciones para la producción en general son mejores en los países competidores. Por ejemplo, señaló, el atraso en el registro de moléculas nuevas de agroquímicos se está convirtiendo en un poblema de competitividad frente a esas naciones.

La Unión Europea (UE), el mayor comprador del melón costarricense, restringe cada vez más, el uso de moléculas viejas de agroquímicos en la producción y esto estruja las opciones de los meloneros, mientras en otros países la modernización en ese campo va acorde con las exigencias, señaló la presidenta de Canapems.

Ver más

El otro problema son los obstáculos de acceso al crédito bancario, pues las entidades ya no quieren financiar la actividad. Tal condición, dijo, obliga a los empresarios a buscar crédito caro con los proveedores, las casas comerciales y otras fuentes.

La pandemia tomó al sector melonero afectado por este conjunto de factores. Y se juntaron los problemas propios de la emergencia: el cierre de hoteles, restaurantes y otros compradores de la fruta, la clausura de puertos y otros.

Vargas recordó que en marzo del 2020 se presentó el principal problema con los cierres de mercados, cuando el sector estaba en plena cosecha (la ventana en Costa Rica es de diciembre a mayo). Aseguró que mucha fruta se quedó en las fincas y se dieron grandes pérdidas, aunque la cámara aún no tiene una cuantificación.

El periodo 2021-2022, cuya siembra se inicia en noviembre, tampoco se vislumbra muy positivo, aunque depende de los efectos de la pandemia y los cierres eventuales que provoque o, al contrario, que la situación mejore.

Canapems está buscando con Procomer y con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) maneras para lograr que esta actividad productiva se mantenga, pues es el ingreso de familias de tradición melonera dueñas de plantaciones pequeñas, aparte de la generación de empleo en zonas deprimidas, enfatizó Vargas.