Malos hábitos de la infancia se pagan en la vida adulta

Alimentación inadecuada y poco ejercicio, culpables de padecimientos

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Las enfermedades crónicas toman varios años en evolucionar, por lo que un tiempo prolongado de mala alimentación y falta de ejercicio en la niñez se paga con padecimientos en la vida adulta.

Un análisis de estudios realizado por el Instituto Nacional de Salud Infantil del Colegio Universitario de Londres y publicado en la revista Pediatrics , señaló, una vez más, el impacto que pueden tener en la salud de un adulto los malos hábitos de la infancia.

Los investigadores analizaron 27 estudios sobre el tema, y no solo descubrieron que la salud física de los adultos era peor. También hallaron que si estos desarrollaban alguna enfermedad crónica antes de los 30 años (como diabetes tipo 2 o hipertensión), su rendimiento laboral también era menor.

“Para el desarrollo de políticas dentro y fuera de las escuelas, es importante que fomenten la salud y respalden a los que sufren afecciones físicas”, señaló, en un comunicado de prensa, Leonardo Bevilacqua, investigador en jefe del estudio.

En este sentido, los autores piden a las escuelas y a los padres vigilar la alimentación de los menores y asegurarse de que realicen suficiente actividad física.

Esta es una advertencia hecha anteriormente por las autoridades de salud mundiales.

“A diferencia de los adultos, los niños no pueden elegir los alimentos que consumen, ni deciden cuánto ni cuál ejercicio hacer. Además, tienen capacidad limitada para comprender las consecuencias de largo plazo de sus acciones”, afirmó Margaret Chang, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al presentar un estudio en enero pasado.

En Costa Rica, un estudio de la Clínica del Adolescente, del Hospital Nacional de Niños (HNN), señaló que, entre el 2004 y el 2013, ese centro médico atendió a 260 menores con problemas de hipertensión, diabetes y colesterol y triglicéridos altos.

Las emociones también juegan. Los adolescentes con padecimientos mentales o emocionales lidian con una situación más complicada que quienes solo sufren males físicos, según el análisis publicado en Pediatrics .

“Una mala salud mental podría contribuir a problemas conductuales en la escuela, al ausentismo escolar y al uso de sustancias, lo que genera resultados perturbadores”, dijo Bevilacqua.

“Los problemas de salud mental en la adolescencia pueden gestionarse de modo tal que se motive a los jóvenes a mejorar con los mismos estímulos que se les anima para que practiquen ejercicio o tengan una dieta equilibrada”, aconsejó el médico Omar Khan.