José María Gutiérrez, Magón 2022: ‘Si la sociedad se apropia de las ciencias se construirán entornos más equitativos’

Es el quinto científico costarricense en 60 años que gana el máximo premio que da el Estado costarricense a un ciudadano por su trayectoria de una vida dedicada a la creación e investigación

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En 61 años de existencia, el premio Magón, máximo galardón que da el Estado costarricense a un ciudadano por su vida dedicada a la creación e investigación, ha reconocido a 64 personas. De ellas, solo cinco han sido ticos relacionados con la ciencia. Una de esas cinco personas fue nombrada este 21 de marzo.

El doctor en microbiología José María Gutiérrez Gutiérrez, hoy ostenta esta distinción. Durante más de 40 años, su trabajo con sueros antiofídicos en el Instituto Clodomiro Picado (ICP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) ha logrado salvar la vida de personas mordidas por serpientes. Hoy sueros hechos por el ICP impactan a Costa Rica, a América Latina, pero también a los países con mayores problemas: Nigeria, Burkina Faso, Mali y Sudán del Sur, entre otros.

Su gestión en diplomacia científica permitió que, en 2017, la Organización Mundial de la Salud (OMS) introdujera a las mordeduras de serpiente en la lista de enfermedades desatendidas.

Esta labor, que hoy a sus 68 años continúa, rescata que la ciencia, en su diversidad de ramas, es inseparable de la cultura.

“Hay un ensayo de Charles Snow, literato inglés, que se llama Las dos culturas, que manifiesta la preocupación de que la ciencia se separa de la cultura más humanística o artística y él abogaba por tender puentes. Muchos de esos puentes siguen pendientes. La ciencia es una actividad de creación de conocimiento, es ingenio. El premio ayuda a esto”, recalcó.

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Gutiérrez recibió a La Nación horas después de que una llamada ―al teléfono de su casa, pues se resiste a los celulares― interrumpiera su lectura matutina en su casa en San Francisco de Dos Ríos. La ministra de Cultura y Juventud, Nayuribe Guadamuz, le daba la noticia.

“Yo sabía que me habían nominado, pero es un premio que se merecen muchas personas. Fue una gran alegría, significa mucho”, manifestó.

Esa noticia la celebra con quien es su esposa desde hace 43 años, Irma Arguedas Negrini, y con sus hijos Mauricio y Alberto. Sus hermanos Estela y Joaquín también fueron recordados en estos momentos.

La cita con La Nación fue puntual, a las 2 p. m. Salió a abrir la puerta y su perrita desde hace 15 años, Canela, dio el recibimiento.

Este es un extracto de la conversación.

¿Cuál fue el primer pensamiento cuando escuchó la voz de la ministra?

“Que este reconocimiento se le da a un colectivo muy grande que desde hace muchas décadas en Costa Rica le ha puesto atención al problema de los envenenamientos por mordedura de serpiente.

“Es un tema en el cual este país ha desarrollado cultura endógena, ciencia endógena, tecnología endógena para comprenderlo y para solucionarlo. Reconocen un proyecto país de larga data. Hemos demostrado que con ciencia y tecnología endógenas podemos enfrentar y solucionar un problema para la comunidad”.

Se cuentan con los dedos de una mano los científicos que han recibido un Magón ¿qué significa esto?

“Pone de manifiesto que la ciencia tiene ese elemento creativo que juega un papel fundamental. Debemos procurar establecer más puentes entre quienes nos dedicamos a la ciencia y la tecnología y a otras ramas de la cultura. Ojalá este premio sirva para eso.

“Tenemos una tarea muy grande en este país en lograr que exista una apropiación de la ciencia como cultura. Dejar de ver la ciencia como un espacio ocupado únicamente por personas especialistas y verla como algo que debe pertenecer a toda la sociedad.

Ver la ciencia como un bien social

“Sí. Y es una tarea enorme porque implica mejoramiento en la educación científica, mejoramiento entre la comunicación científica y la comunidad nacional en general.

“En la medida en la que un país logra que las ciencias sean apropiadas por la sociedad, la ciencia va a contribuir más a gestar entornos sociales más equitativos, más solidarios, de mayor respeto a la diversidad y soporte racional en la toma de decisiones políticas o de otro tipo, basadas en evidencia.

“El que la ciencia permee a toda la cultura es una tarea importante que está totalmente pendiente”.

Acercar la ciencia a la gente sin que se vea como algo rudo e inaccesible, solo para unos pocos

“Hay un planteamiento que hizo Carl Sagan, el famoso astrónomo. Él dice que la ciencia tiene dos componentes: el asombro y el escepticismo.

“El asombro, para mí, significa maravillarse por lo fascinante que es la realidad, permite un mayor disfrute de la vida. Y el escepticismo es la visión crítica de la realidad, y eso constituye, en términos de cultura, un elemento fundamental. Sobre todo hoy, que estamos inundados por fake news, por dogmas, por pensamientos de carácter irracional, pero también de odio, de intolerancia a las opiniones de los demás, o de planteamientos de tipo político que no se basan en evidencia”.

Y esto cada ciencia tiene que aportar

“Sí, aunque yo he estado más cercano a ciencias de la salud y ciencias naturales, la ciencia hay que concebirla en su sentido más amplio. Las ciencias sociales son importantísimas. Tenemos una serie de problemas sociales que requieren de conocimientos científicos de la sociedad. La complejidad de los fenómenos de la sociedad no se puede dividir en compartimentos o estancos.

“Vea las mordeduras de serpiente: es un problema biológico, es un problema biomédico, es un problema tecnológico, pero también es un problema social. Es un problema de la gestión de la salud pública, de historia. También convoca a las Humanidades. Conjuga un montón de disciplinas. No podemos movernos en estancos, debemos tender puentes”.

Y la pandemia nos recordó esto

“Exactamente. Nos dijo que un problema así debe ser abordado con interdisiciplinaridad, transdisciplinaridad, con aprendizaje entre campos diversos”.

Y esto también ayudará a que nuevas vocaciones científicas surjan, ¿cómo fue su caso? ¿Motivación desde el hogar, curiosidad propia?

“Tuve la fortuna de crecer en un hogar lleno de estímulo en todo sentido: de amor, de afecto, de motivación. Gracias a eso pude desarrollar mis intereses.

“Desde el colegio me interesaban las ciencias. Cuando ingresé a la UCR, en 1972, me percaté de que la Facultad de Microbiología era un centro muy dinámico de investigación. Mi sueño era ser investigador científico; ahí encontré el ambiente propicio.

“A mitad de la carrera solicité entrar como asistente al ICP. Ahí me apasioné. No solo por lo científico y tecnológico, también por toda la proyección social que permitía contribuir a solventar problemas sociales”.

Y que en este momento ayuda a los más vulnerables, donde el problema es mayor

“Ahora llegamos a África subsahariana. Es proyectar el conocimiento donde se vive y se sufre más. Esto afecta a sectores muy pobres y muy vulnerables”.

“En Costa Rica tenemos un sistema científico que ha desarrollado los sueros. Un sistema de salud pública con profesionales muy capaces en todo el país. Tenemos suero en todo el país. Una persona mordida por serpiente en Costa Rica va a tener profesionales competentes tratándola. Tenemos comunidades informadas de qué deben hacer en caso de una mordedura y saben que deben llegar rápido a un centro de salud. A ese sistema de salud hay que defenderlo”.

¿Se ha debilitado ese sistema?

Estamos ante una confrontación, a veces explícita, otras veces implícita. Se han debilitado las instituciones públicas, son esenciales para garantizar la equidad. Debemos fortalecerlas, especialmente la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y las universidades públicas.

¿Qué le han enseñado las serpientes?

Yo voy con el concepto de una sola salud. Es concebirla integrando la salud humana, veterinaria y de los ecosistemas.

Las serpientes son un componente más de ese ecosistema que hay que conocer, cuidar y saber convivir con ellas. Y al conocerlas saber cómo mitigar los daños de la interacción. No son enemigas. Si sabemos cómo son, dónde viven, será más fácil esa convivencia y con menos daños.

¿A qué lo motiva el Magón?

Es un gran honor, pero me dice que tengo que dar lo mejor de mí hasta que pueda para aportar al país en ciencia, en educación superior, en proyectos sociales, en cultura en general. Estoy jubilado desde hace cuatro años, pero eso no quiere decir que cambie el propósito de vida. Sigo desarrollando mis proyectos en el ICP, en la UCR. Quiero seguir dando a la cultura a través de la ciencia.