Insomnio: Ojos bien abiertos

Cambiar de hábitos puede ayudar a combatir EL INSOMNIO, el trastorno del sueño que atenta contra la necesaria recuperación física y síquica de las personas

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A Rafael Castro todavía le parece una pesadilla cercana aquellas noches con sus días. “Duraba hasta tres días sin dormir. No me daba sueño. Ni siquiera cerraba los ojos”.

Hace más de un año, cambió sus hábitos y dejó de ser un hijo de la noche. “Pues no lo cumplo a rajatabla, pero sí respeto las ocho horas de sueño”.

Castro padecía insomnio, un trastorno que perjudica la calidad de vida de quien lo sufre, pues no tiene la necesaria restauración física y síquica que se obtiene durante las horas de descanso.

“Ya se me quitaron las bolsas que tenía bajo los ojos. Estaban apenas para ir al supermercado”, bromea acerca de aquellas noches blancas.

Amén de respetar las horas de sueño, dejó el café, desterró las bebidas energéticas (“que me dejaron un daño en el corazón”), no ve televisión por las noches, sacó el televisor del cuarto, la computadora se apaga a cierta hora, el celular ya no lo tiene en la mesa de noche; en otras palabras, aprendió a dormir.

También se llama “higiene de sueño” a ese conjunto de medidas que cambió y que procuran indicarle al cerebro que es la hora del reposo.

Angustiarse y contar las horas que llevan sin dormir y las que faltan para levantarse es contraproducente: se eleva la tensión y el estado de alerta –el enemigo de un descanso reparador– se mantiene.

Castro recordó que durante sus períodos insomnes contaba cada hora que pasaba...

“Dos de la mañana y sin dormir. Tres de la mañana y sin dormir..., y ahí lo iba poniendo en el Facebook.

“Como no tenía nada que hacer me ponía a jugar con los perros (lo que aumentaba su estado de alerta). Además, asaltaba el refrigerador: era capaz de comerme diez bananos con Coca-Cola en una sola madrugada”, agregó

A dormir

Solón Chavarría, médico internista de la Clínica Bíblica, concordó en lo determinante que puede ser el cambio de chip.

“Muchas veces con solo tomar medidas, se combate el insomnio: no comer ‘pesado’ por las noches, no tomar bebidas alcohólicas o estimulantes, tratar de no tomar cierto tipo de medicinas y evitar el estrés antes ir a dormir, aunque puede ser difícil.

“El cuarto debe estar totalmente oscuro, que no entre la luz, sin ruido. Mucha gente acostumbra a tener el tele y otros aparatos eléctricos en el cuarto y eso no permite que el cerebro descanse”, agregó.

Un error frecuente es hacer ejercicio antes de irse a la cama, algo que hace la gente para acostarse cansada; sin embargo, la actividad física eleva los niveles de adrenalina y el cuerpo queda lleno de energía. Se recomienda hacerlo cinco horas antes de irse a dormir.

Si el modificar las costumbres no funciona, entonces sí se debe recurrir al consejo de un profesional.

“Puede ir a un sicólogo, a un internista. En algunos casos, al siquiatra. En las personas mayores el geriatra para buscar el ‘gatillo disparador’ del insomnio”, apuntó Chavarría.

“En la persona mayor hay que tener cuidado con los medicamentos que se recetan; nada de sicotrópicos, porque le puede dar el efecto contrario y queda como loco el paciente”, añadió.

De acuerdo con distintos estudios y sitios médicos consultados para este artículo, los fármacos no son recomendados para combatir este trastorno.

“A mí me mandaron unas pastillas para dormir, pero vieras que me daban miedo, así que no las usé”, recordó Castro, quien padecía severas jaquecas en aquellas noches de insomnio.

Tales fármacos deben ser usados únicamente como un último recurso y, sobre todo, el paciente no debe automedicarse, ya que puede agravar el padecimiento o que el insomne se haga adicto a los medicamentos, pues se deben usar por períodos cortos y se van a necesitar dosis mayores cada vez más.

Chavarría recalcó que los tratamientos deben ser lo más naturales posibles.

Finalmente aseveró que cuando se llega al uso de medicamentos es únicamente porque se saben las causas que provocan el insomnio.