Centenarios de Nicoya viven con pocas enfermedades crónicas y toman menos de un medicamento al día

Investigación de Hospital Nacional de Geriatría exploró condiciones de vida de los 43 centenarios de la llamada zona azul. En el estudio también se evaluó la salud mental de estas personas y se vio que solo un individuo mostraba rasgos depresivos.

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Prácticamente sin enfermedades crónicas, con poca necesidad de medicamentos, disfrutando de una calidad de sueño alta (de ocho a diez horas diarias) y siguiendo una dieta bastante completa a pesar de las premuras económicas. Así viven las 43 personas que suman más de 100 años de vida en la llamada zona azul, localizada en la península de Nicoya.

Los hallazgos son parte de una investigación realizada por el Hospital Nacional de Geriatría, que fue presentada la mañana de este martes.

Dentro de los datos, se observó que de 43 personas, solo cuatro tenían diabetes, tres sufrían cáncer, cuatro habían padecido de cardiopatía isquémica, y nueve presentaban enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Solo un individuo registró depresión.

Además, entre las personas estudiadas no se vieron casos de obesidad, el 65% de los corazones de los adultos mayores funcionaba perfectamente y solo el 9,3% registró arritmia cardíaca (latidos del corazón con ritmos anormales).

Los médicos detectaron dos casos de anemia que fueron atendidos y a los que se les están dando el seguimiento adecuado.

Y en cuanto a cantidad de medicamentos que consume esta población, el promedio también fue sorprendente: 0,9 al día por persona, es decir menos de uno, prácticamente.

“Son sobrevivientes. Es muy diferente de la gente que nace ahora y tiene a disposición todo un sistema de salud desde que está en el vientre materno. Tomemos en cuenta que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) se creó hace 75 años. Esta gente nació en sus casas, sus madres no llevaron controles prenatales, no fueron vacunados, no tenían tanta disponibilidad de atención médica y aún así sobrevivieron a enfermedades. Por eso vemos señores y señoras que tienen genes fuertes, pero que los combinaron con buenos hábitos de vida", enfatizó Faridy Helo, geriatra y una de las investigadoras.

Su colega y compañera de investigación Isabel Barrientos, agregó: “ellos tienen una calidad de vida y una salud mucho mayor de la vista en individuos mucho más jóvenes. Hay personas de unos 70 o 75 años que presentan peores condiciones de salud".

El estar cerca de su familia y el tener un propósito para la vida es, según los investigadores, trascendental. Todos ellos dijeron sentirse felices, pese a que algunos ya contaban con discapacidades, como problemas de la vista o necesitaban de una silla de ruedas.

“También vemos un grado de espiritualidad muy alta, casi todos los longevos son católicos. Además, algo muy importante es que de 43, 41 viven en sus casas con la familia. Solo dos viven en hogares o asilos. Esto no se ve en otros países. Es importante este vínculo familiar”, recalcó Fernando Morales, director del Hospital y coordinador del estudio.

¿Cómo se hizo el estudio?

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El diseño de esta investigación no fue fácil, pues no hay tantos estudios similares en el mundo. Durante cuatro años, el equipo de geriatras del Hospital Nacional de Geriatría, leyó, analizó, discutió con otros especialistas de longevidad del mundo y luego comenzó el protocolo para ser aprobado por un comité ético científico.

Se escogió esta zona guanacasteca no solo porque ha sido sujeta de estudios de longevidad anteriormente (pero que midieron cosas diferentes) si no también, porque esta es la zona con mayor cantidad de centenarios. Mientras que en el territorio costarricense hay un promedio de un centenario por cada 7.941 personas, en este sitio la relación es de un centenario por cada 4.257 habitantes.

A mediados del año pasado, los investigadores viajaron a la Guanacaste y se concentraron en los cinco cantones que desde el 2004 fueron considerados como zona azul, un área donde la longevidad es característica: Nicoya, Hojancha, Nandayure, Santa Cruz y Carrillo.

Se visitó a los 43 centenarios en su lugar de residencia. La edad media de los participantes fue de 101,93 años, cuatro de ellos superan los 105 años. De los participantes 18 (42%) eran hombres y 25 (mujeres). Santa Cruz fue el cantón con más representación (18 personas). Además, 20 de las mujeres estudiadas habían tenido seis hijos o más.

Cada uno de los centenarios fue examinado por dos geriatras. Estos profesionales analizaron el estilo de vida (alimentación, actividad física, rutina diaria), la conexión con su familia, su comunidad y su entorno, así como su espiritualidad, su propósito de vida, la memoria, la capacidad de atención y la concentración.

Los investigadores vieron que estas personas tienen una dieta rica en leguminosas como los frijoles y las lentejas, el arroz y el maíz. Consumían muchos lácteos y todos mencionaron de forma especial la cuajada. De jóvenes consumieron carnes rojas (especialmente de cerdo), pero en los últimos años habían dejado de comerlas, la mayoría aducía que se debía a que sus dientes ya se habían caído y las prótesis se aflojan con facilidad.

“Nos llamó la atención que no toman tanto líquido, de tres a cinco vasos al día. Algo que uno pensaría extraño al ser una zona tan calurosa”, indicó Barrientos.

Su colega Kattia Alfaro añadió: “son personas muy completas, que pese a su edad todavía tienen motivos que les llevan a levantarse todos los días, muy posiblemente sean su familia. Vimos que en todo los hogares a ellos se les apoya mucho”.

También se analizó su salud física: se les hicieron exámenes de sangre para estudiar anemia u otros males, triglicéridos, colesterol, función renal y función hepática. Se les midieron los niveles de grasa y de masa muscular, y se analizó el uso que les dan a los medicamentos.

Dentro de los pocos fármacos que consumen, destacaron algunos para el control de la hipertensión arterial y analgésicos ocasionales para calmar el dolor. Llamó la atención que solo siete personas utilizaran medicamentos para dormir.

Otro aspecto estudiado fue la funcionalidad. En este punto, se examinó si la persona puede levantarse de una silla sin ayuda de los brazos (o si incluso necesita ayuda de otra persona), la velocidad y tipo de marcha (si puede caminar con o sin bastón), la fuerza de sus brazos y la capacidad para realizar funciones básicas.

El geriatra e investigador Fabián Madrigal indicó que los hombres mostraron mayor funcionalidad que las mujeres. De acuerdo con su colega Helo, esto podría deberse a que ellos tuvieron de jóvenes mayor actividad física que ellas (dado que las labores del campo eran más activas que las del hogar) y que, además, con cada parto la mujer pierde un poco de su funcionalidad.

¿Qué sigue?

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Uno de los retos de los investigadores desde que se plantearon este estudio fue: ¿contra qué comparar los datos que surjan? Las otras zonas azules del mundo (Okinawa en Japón, la isla de Cerdeña en Italia, Icaría en Grecia y la comunidad adventista de Loma Linda en California) tienen poco en común con Costa Rica, por ejemplo, nuestra zona azul es la más pobre y agrícola de todas.

Así surgió la idea de comparar este área guanacasteca con otros lugares de Costa Rica.

“La península de Nicoya es la que más centenarios tiene en su área, pero hay muchos más. En todo el país hay 680 mayores de cien años, a esto hay que sumarle los que están próximos a llegar a esta edad”, indicó Morales.

Es por esto que los geriatras buscarán ahora comparar los resultados con “controles” de otras zonas del territorio nacional. Además no solo lo harán con centenarios si no también con personas menores. Ya se está en fase de preparación de esta segunda parte del estudio.

La idea es que todos estos resultados se publiquen en revistas científicas para que sirvan de puntos de referencia en futuras investigaciones.

Antecendentes de longevidad... futuro incierto

La distinción de zona azul para esta porción de Guanacaste se logró gracias a un estudio del Centro Centroamericano de Población, liderado por el demógrafo Luis Rosero.

Aquel reporte halló que la mortalidad de mayores de 90 años en la zona es 10% más baja que en el resto del país, y las muertes por cáncer son 23% menores.

Además, se reveló que los nicoyanos que cumplían 60 años tenían una probabilidad de ser centenarios siete veces mayor a la que ocurre en Japón.

No obstante, el llegar a más de 100 años, algo que era más común para quienes hoy participan del estudio, será más difícil para sus hijos, nietos y bisnietos, que ya tienen un estilo de vida muy diferente. Menos actividad física mayor ingesta de comidas rápidas y el poco aporte nutricional de frijoles u otras leguminosas, son factores que pueden poner en jaque el cumplir y superar el siglo de vida.

“Bastaba con ver algunos familiares de las personas estudiadas, ya algunos tenían sobrepeso e incluso obesidad. Todo esto puede pesar”, afirmó Alfaro.

En noviembre pasado, investigadores internacionales en temas de longevidad que han estudiado de cerca el caso de la península de Nicoya, expresaron esta misma preocupación.

“Si Nicoya sigue así perderá su longevidad. Las nuevas generaciones ahora resuelven todo viajando en carro y no caminan. Así no se puede experimentar una vida sana y larga”, destacó Michel Poulin, doctor en demografía que lleva décadas investigando el tema.

Dan Buettner, reportero de National Geographic quien trabaja con Poulin opina igual: “yo pienso que la zona azul se extinguirá en poco tiempo. Ahora vemos restaurantes de comida rápida, ahora cuesta movilizarse si no es en carro. La gente no se mueve lo suficiente... y el nivel de estrés es mayor”.

¿Hay posibles soluciones? Los investigadores indican que el camino podría ser volver “a las raíces”, comer como ellos comieron y realizar actividad física.

“No es que tengamos que ponernos a correr maratones, eso tampoco funciona. La idea es aprender de ellos: hacer caminatas largas, usar menos el carro, mantenernos en movimiento”, concluyó Alfaro.