Casas juveniles lograron bajar depresión, embarazo adolescente y deserción escolar

Programa atiende 300 niños y jóvenes en riesgo social en Pavas, Limón y Talamanca

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San José

Las casas juveniles, que les permiten a niños y jóvenes de zonas de riesgo social compartir entre ellos después de ir a la escuela o el colegio, consiguieron bajar considerablemente los niveles de deserción escolar, el embarazo en la adolescencia, la depresión y los intentos de suicidio entre las poblaciones atendidas.

Así lo dieron a conocer la mañana de este martes las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y del Hospital Nacional Psiquiátrico.

Estas casas infanto-juveniles, que comenzaron a funcionar en el 2006, están ubicadas en cinco zonas de riesgo social: tres en Pavas, una en Limón y otra en Talamanca y, en diciembre, se dará por terminada la construcción de otra en La Uruca.

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Cuatro horas de crecimiento

Los niños y jóvenes que asisten a estos sitios llegan una vez a la semana y permanecen allí un promedio de cuatro horas. Durante este tiempo cantan, juegan, bailan, comparten, analizan situaciones y son escuchados.

Además, reciben tutorías de las materias que más se les dificultan y pueden realizar actividades como jardinería, cocina, danza, teatro, robótica o escultura.

De esta forma, sin que los menores se den cuenta, están inmersos en un modelo psicoterapéutico que les ayudará a enfrentar su ambiente de riesgo. En ese sentido cabe destacar que, de acuerdo con los encargados del programa, 37% de la población son hijos de algún privado de libertad.

"En el 2005 hice un estudio de dónde provenía la mayoría de los niños y jóvenes que se internaban en el ala infato-juvenil del Hospital Nacional Psiquiátrico y vi que eran de zonas como Pavas, Talamanca, Limón, Guadalupe y otras áreas de Goicoechea. Pensamos que había otras formas de atender a esta población en riesgo cerca de sus casas", comentó Laura Chacón, encargada del proyecto.

Fue así como surgió el programa, con el impulso del Hospital Nacional Psiquiátrico, en alianza con el Ministerio de Educación Pública (MEP) y la fundación Fundamentes.

Resultados satisfactorios

Chacón aseguró que los jóvenes que asisten a estos programas tienen una promoción del 93%, la deserción escolar se logró bajar a cero y los casos de embarazos adolescentes son casi nulos.

"Nuestra meta es llevar este proyecto a más lugares, por todo el país", afirmó Chacón.

Para Lila Uribe, directora del Hospital Nacional Psiquiátrico, el principal apoyo que los niños y jóvenes deben recibir es en sus hogares, con sus familias, y los padres deben preocuparse por escuchar a sus hijos. En estas casas, ellos encuentran este tipo de respaldo.

"No pueden (los papás) escudarse en decir: 'Esto es propio de la edad, ya se les va a pasar'. Los niños y jóvenes también se deprimen. Nosotros tenemos 30 camas destinadas para estos pacientes, ahora están todas llenas y hemos tenido que utilizar unas 20 de otros servicios", comentó Uribe, quien explicó que el 24,1% de los menores de 13 a 18 años que llegan a consulta en el centro médico requieren hospitalización.