Aspartame es ‘posiblemente cancerígeno’, ¿debo dejar de consumirlo?

La Agencia de Internacional de Investigación del Cáncer indicó que endulzante aspartame es posiblemente cancerígeno, ¿qué quiere decir y cómo actuar? ‘La Nación’ explica

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Probablemente usted lea, vea o escuche en medios internacionales que el edulcorante aspartame es “posiblemente cancerígeno” y muestra vinculación con el cáncer de hígado. Pues sí, así lo catalogó la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), dependencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que investiga la cancerogenicidad de los diferentes productos.

Este informe fue publicado en la revista The Lancet Oncology, la tarde de este 13 de julio.

Sin embargo, es probable que también escuche que el consumo de estos edulcorantes es seguro y que, para que haya riesgo aumentado de enfermedad, una persona de unos 70 kilos debería ingerir de 9 a 14 latas de refresco endulzado con aspartame por día. Eso también es cierto, lo dijo un análisis del Comité de Expertos en Aditivos Alimentarios (Jecfa, por sus siglas en inglés), ente de la OMS y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

Ambos informes se presentaron de forma conjunta. ¿Qué debemos hacer entonces? ¿Consumir o no? ¿Hay o no hay riesgo? La Nación estuvo en la conferencia de prensa virtual que dieron ambos organismos, leyó los documentos y también consultó con Alejandra Irola, vocera del Colegio de Profesionales en Nutrición.

---

Comenzar por el inicio, ¿qué es el aspartame?

El aspartame es un endulzante cuyo poder para dar dulzor es hasta 200 veces mayor que el azúcar. Su presentación principal es un polvo blanco que se vende en sobrecitos individuales de una porción o en presentaciones más grandes. Se utiliza de manera comercial desde inicios de los ochenta.

Nombres comerciales como Equal, NutraSweet, o Sugar Twin son elaborados con este endulzante. También está presente en bebidas y comidas consideradas light o bajas en calorías.

Esta es la primera vez que la IARC cataloga la cancerogenicidad del aspartame. Es la tercera vez que el Jefca ve la seguridad alimentaria de este endulzante, anteriormente lo hizo en 1984 y en 2016, y siempre ha llegado a las mismas conclusiones: puede consumirse de forma segura hasta 40 miligramos por cada kilo de peso. Este nivel seguro sería de unas cuatro cucharaditas diarias para una persona de unos 50 kilos.

Sin embargo, Irola hace una advertencia: “serían cuatro cucharaditas de ‘aspartame puro’, eso no es lo que vemos en el producto comercial. Un sobrecito de edulcorante puede ser una cucharadita de producto, pero la cantidad de aspartame en él es muy baja”.

¿Por qué se analizó este edulcorante? En 2019, diversos grupos de expertos les dieron a ambas agencias una lista de productos para evaluar y el aspartame fue indicado como de alta prioridad porque algunos estudios sugerían su vinculación con enfermedades, entre ellas, el cáncer.

---

¿Qué quiere decir ‘posiblemente cancerígeno’?

Para entender esto primero debemos saber que las clasificaciones no le dicen a una persona su riesgo de desarrollar cáncer si se expone o consume determinado agente. Estas clasificaciones de la IARC describen la fuerza de la evidencia científica sobre un agente de ser una causa de cáncer, más que de evaluar el nivel de riesgo.

Por ejemplo, el fumado y la radiación ultravioleta están en la misma categoría, definidos como cancerígenos para los humanos, pero esto no quiere decir que ambas tengan el mismo nivel de riesgo, sino que la evidencia científica que respalda que sean cancerígenos es igual de fuerte.

Esto es así porque el cáncer es una enfermedad multifactorial y depende de cada persona, de su genética y de todos sus hábitos de vida.

“No podemos achacarle a absolutamente nada que tenga una relación directa con el cáncer, el cáncer siempre será multifactorial”, resumió Irola.

Cuando la IARC recibe una recomendación de evaluación, primero revisa los estudios publicados hasta el momento. Para este caso, se tomaron en cuenta más de 7.000 referencias y, luego de una depuración, se analizaron 1.300 estudios y análisis.

Con base en esto, se clasifica en una de estas cuatro categorías:

1- Cancerígeno para los humanos. También conocida como Grupo 1. Esta categoría se usa cuando hay suficiente evidencia convincente de que este agente causa cáncer a los seres humanos. Esta evaluación usualmente se basa en resultados de estudios epidemiológicos que muestran vinculación entre su exposición y el cáncer en seres humanos o que haya suficiente evidencia en animales que esté soportada en estudios en humanos.

El fumado de tabaco, la radiación ultravioleta, la radiación ionizante, las carnes procesadas y las bebidas alcohólicas están en este grupo.

2- Probablemente y posiblemente cancerígeno para los humanos. También llamada Grupo 2. En esta clasificación hay dos subgrupos, a los que se les denomina como 2A y 2B:

  • 2A- Probablemente cancerígeno. Hay evidencia limitada de aumento de riesgo de cáncer en animales, suficiente evidencia en animales de laboratorio o evidencia en estudios que sugieran características de que podría ser cancerígeno en humanos. En esta categoría están las emisiones de gas propagadas cuando se fríe grasa o aceite a altas temperaturas, el pesticida DDT, el consumo de carnes rojas y procesadas, y los turnos de trabajo de noche.
  • 2B- Posiblemente cancerígeno. Aquí está el aspartame. La evidencia de cáncer en humanos es limitada, pero hay suficiente evidencia en animales o en otros estudios que digan que una cosa puede vincularse con otra. En este grupo están el humo generado por la combustión de la gasolina, el plomo y los riesgos ocupacionales de ser barbero o estilista (por los químicos que utilizan con frecuencia).

3- Con la evidencia disponible, no es posible calificarlo como cancerígeno para los humanos. La evidencia en humanos es inadecuada y en los modelos animales es limitada o inadecuada. En esta agrupación están el consumo del café, el paracetamol, el aceite crudo y el mercurio.

¿Por qué es posiblemente cancerígeno?

Mary Schubauer-Berigan, coordinadora del grupo investigador de la IARC, dijo en conferencia de prensa que se encontraron tres estudios que tomaron en cuenta cuatro cohortes en Estados Unidos y Europa. Estos estudios dan evidencia limitada de que en humanos el aspartame está vinculado con el cáncer, específicamente con el carcinoma hepatocelular, un tipo de tumor en el hígado.

Aunque los estudios están muy bien diseñados, Schubauer-Berigan dijo que no pueden descartar que el azar, sesgos y confusiones estadísticas puedan estar presentes, por lo que no lo pusieron en una categoría más alta.

La especialista añadió que, además, esto más que una alerta para los consumidores lo es para los investigadores, a quienes se les pide investigar más este posible nexo entre el edulcorante y el cáncer.

Irola indicó que las personas que ya consumían aspartame de vez en cuando, no deben preocuparse, porque la preocupación es para quienes consumen en exceso. Sin embargo, como sucede con cualquier otro químico, es mejor bajar el consumo.

“Entre más natural podamos comer, mejor”, aconsejo.

El otro estudio

El Jecfa analizó si hay toxicidad en el aspartame. Se analizaron estudios en animales y seres humanos y no vieron que hubiera la suficiente evidencia como para determinar que sí hay riesgo para el ser humano.

Moez Sanna, coordinador del grupo de estudio mencionó algunas de las razones para no incluir al aspartame en este grupo:

  • Aspartame no ingresa al sistema circulatorio, este es secretado y excretado.
  • Estudios no dejan clara relación entre exposición de la persona y enfermedades.
  • Enfermedades son multifactoriales y dependen de genética y otros hábitos de la persona.
  • No queda claro un mecanismo por el cual el aspartame desarrolle cáncer.

“El consumo de alguien que tome estas sodas bajas de calorías de vez en cuando no debe preocupar. El límite de ingesta diaria solo se ve en quienes tienen consumos masivos. El problema es para consumo alto, el consumo ocasional no”, destacó Sanna.

En resumen: ¿consumir o no?

Cuando estamos en el supermercado y tenemos la opción de tener un refresco endulzado con aspartame y uno con azúcar, ¿cuál deberíamos elegir?

Esa pregunta fue respondida por Francesco Branca, jefe de la División de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS.

“Hace un par de meses, la OMS giró recomendaciones para todos los edulcorantes y se dijo que no hay evidencia concluyente de que ayuden a bajar peso o a aminorar el riesgo de enfermedades crónicas y a largo plazo esto podría ser perjudicial. La recomendación de la OMS es que las personas no consuman edulcorantes y prefieran agua o el dulce de las frutas”, destacó Branca en la conferencia de prensa.

Irola indicó que el edulcorante no da “carta blanca” para decir “con esto no dejo el azúcar y puedo endulzar libremente”. Tanto el azúcar como el edulcorante pueden ser dañinos para la salud.

Lo primero, dijo ella, es llegar al supermercado y preguntarse cuánto necesitamos estos productos o si podremos tomar agua o refrescos hechos por nosotros mismos. O, en todo caso, revisar bien las etiquetas.

“No es que el aspartame le va a dar cáncer ni otra enfermedad, es que por nuestra salud lo mejor es bajar el consumo. Dejar el dulce lo más posible, acostumbrar al paladar a los sabores más naturales de los alimentos, hará que nuestro umbral de necesidad del dulce se mantenga y no se salga de control”, dijo Irola.

Lo mismo va, concluyó la nutricionista, para los productos que desde 2015 la IARC catalogó como cancerígeno (carnes procesadas) o como potencialmente cancerígeno (carnes rojas), no es que vaya a aumentar el riesgo de cáncer como único factor, no es dejarlos de consumir del todo, pero por salud es mejor disminuir la frecuencia.