Escuela antigua en Tarrazú cobró vida luego de ‘restauración intensiva’

El centro educativo León Cortés Castro se cerró durante cinco años, pero revivió gracias al empeño de la Junta de Educación y la asesoría del Centro de Patrimonio Cultural

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Durante más de cinco años, la escuela León Cortés Castro, en San Marcos de Tarrazú, tuvo sus puertas cerradas. El paso del tiempo y el deterioro hicieron que, a finales del 2017, sobreviniera una orden sanitaria.

Los estudiantes recibieron clases en dos edificios prestados por la Iglesia católica y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) que no reúnen las condiciones para un buen proceso educativo, pues no están hechos con ese fin.

Sin embargo, según la orientadora de la institución, Silvia Cordero Solís, diferentes juntas de educación gestaron el proyecto para restaurarla y además construir nuevas instalaciones. Este proyecto comenzó hace unos ocho años y hoy ya se tiene un edificio restaurado y otros complementarios.

Con la asesoría del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (Cicpc) este edificio, que es patrimonio histórico y arquitectónico desde 1992, cobró vida de nuevo.

“La escuela es un símbolo a nivel comunal, es algo que nos representa. Para muchos de los pobladores de la comunidad simboliza sueños, historias y una gran identificación”, expresó Cordero.

La ‘escuela vieja’

Lo que hoy se conoce como “La Escuela Vieja” es el edificio patrimonial. Según el Cicpc, su construcción comenzó en 1928 y terminó en 1935. En 1940 se dedicó al expresidente costarricense León Cortés Castro.

En total tiene 1.088 metros cuadrados de construcción en dos niveles. El sótano o nivel inferior, está destinado mayoritariamente para bodegas. El nivel superior cuenta con seis aulas, dos oficinas para la dirección y orientación, un salón de actos de 155 metros cuadrados, pasillos y un vestíbulo.

Las paredes son de concreto armado, de estructura de madera con alambre. Las puertas son de madera y de doble hoja. Sus ventanales son de guillotina, diseño actualmente en desuso. Además, posee cielo raso de tablilla y pisos de mosaicos.

La parte posterior de la escuela da a un patio, al cual se desciende por una escalinata doble. Desde esta área se puede ingresar al sótano y contemplar los cimientos de concreto armado del edificio.

Este centro educativo fue reconstruido en 1963 sin alterar su diseño original y desde entonces se realizaron mejoras que respetaron su valor histórico y arquitectónico.

Una de las últimas intervenciones fue en 1980, cuando se cambiaron los pisos de las aulas, por lo que posee mosaicos de varios periodos constructivos; según consta en el expediente técnico del edificio que llevan los especialistas en Patrimonio.

Los trabajos

Este 2022, el sueño de estudiantes, docentes y la comunidad comenzó a concretarse.

A la edificación se le reforzaron sus vigas y columnas con fibra de carbono y sus paredes pasaron por un reforzamiento estructural. También se hizo el resane y reposición de muros y barandas, resane y nivelación de pisos y escaleras, se colocó la nueva cubierta del techo y se instaló el busto de León Cortés Castro, ubicado al frente de la fachada principal.

A los trabajos en el edificio patrimonial también se sumó “La Nueva Escuela”, con la construcción de tres edificios de aulas de dos niveles y un gimnasio al costado este de “La Escuela Vieja”. La nueva edificación consta de 6.200 metros cuadrados de construcción. Según Guiselle Cerdas Quesada, directora de la institución, con esto, la capacidad de la matrícula podrá duplicarse. Actualmente, cuentan con 335 estudiantes.

Dentro de los trabajos se construyó una rampa para comunicar la antigua construcción con la actual. Las obras fueron supervisadas por un arquitecto del Cicpc, quien viajó a San Marcos dos veces al mes con el fin de vigilar que se respetara el tejido histórico del inmueble patrimonial, que no sufriera alteraciones, así como brindar asesoría durante la ejecución del proceso.

Solo en la restauración de este edificio patrimonial, la Junta de Educación invirtió ¢318.5 millones. La directora de la institución también es exalumna y aseguró tener muchos recuerdos, “especialmente de las bodegas, donde salían los fantasmas, donde nos íbamos a esconder, donde nos tirábamos por las gradas”.

Para ella, ver ahora todo restaurado es “volver al pasado, pero con mejoras al 100%”.

“Son las mismas gradas, pero con otro paisaje y ahí están, aun después del paso del tiempo”, rememoró.

Los estudiantes ya están listos para que nada más les indiquen la fecha para ingresar a un centro educativo tan emblemático.