Comunidades unen esfuerzos para salvar su patrimonio arquitectónico

La parroquia de Coronado y el templo de Piedras Negras, el Colegio Superior de Señoritas, el Mercado de Orotina y el Museo del Sabanero, en Liberia, son casos en los que las comunidades se unieron para rescatar edificios patrimoniales

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La humedad y las lluvias de San Isidro de Coronado habían debilitado la pintura y la apariencia de su emblemática parroquia. La comunidad se unió para recaudar fondos y remozarla, y mantener su cielorraso azul, para que contraste con vitrales y paredes.

Este edificio patrimonial fue restaurado no solo por la voluntad de su dueño (las temporalidades de la arquidiócesis de San José), sino porque la comunidad se apropió del templo y participó activamente de la labor.

Se consiguió el patrocinio del Grupo Sur para la mayor parte de la pintura. El resto del presupuesto salió de actividades como festejos patronales, turnos, bingos y rifas. También la feligresía aportó a través de una colecta especial.

“Las personas con su aporte económico pequeño o grande apoyaron, las señoras que vendieron gallos de salchichón, ¡todos! De ahí ha ido saliendo, del aporte de la comunidad en distintas formas”, destacó José Joaquín Solano Ramírez, vicario de la parroquia.

En enero de 2024 los coronadeños comenzaron a disfrutar de la nueva cara de su parroquia.

La participación comunal en este y otros lugares ha sido vital. Adrián Vindas Chaves, jefe de la unidad de Patrimonio Histórico y Arquitectónico, afirmó que estos esfuerzos permiten restauraciones que de otra forma no se lograrían.

“Las comunidades están muy identificadas con sus edificios. Hay un arraigo, se sienten partícipes”, afirmó.

Vindas citó otros ejemplos, como el templo de Barbacoas de Puriscal, donde ha visto a señoras de la comunidad limpiar, barrer y hacer las labores de mantenimiento.

También ocurre en la parroquia de San Joaquín de Flores, donde se necesitaba un reforzamiento grande del templo. El párroco realizó actividades para recaudar fondos en las se lograron reunir cerca de ¢14 millones. El Centro de Patrimonio invirtió ¢500 millones, pero los ¢14 millones de la comunidad permitieron rescatar pisos y restaurar frescos que Patrimonio no tenía previsto asumir.

Piedras Negras

Piedras Negras de Mora es otro lugar donde la población puso de su parte para rescatar la ermita y la casa cural.

María Luisa Barquero Sandí, de la Junta Pastoral, comentó a La Nación que el cariño por esta ermita es tan grande que todos quisieron aportar. Para ella, dijo, el templo es muy especial porque no se parece a ninguno que conozca, tiene una estructura de madera por dentro y es forrada por fuera con lata. Las columnas y el cielorraso, con sus diseños, son de las partes favoritas de las personas, según comentó.

Colegio Superior de Señoritas

En el Colegio Superior de Señoritas, en la capital, el principal trabajo se llevó a cabo en 2022, ya queesta edificación ganó el certamen Salvemos Nuestro Patrimonio Histórico-Arquitectónico, que asigna ¢200 millones para hacer diferentes tareas de mantenimiento.

Sin embargo, estos no fueron los únicos fondos utilizados. Padres de familia, exalumnos y profesores recaudaron dinero para darle una cara nueva a este inmueble, que data de 1893 y ha sido de los centros educativos más importantes de la historia costarricense. La idea es que siga apoyando a diferentes generaciones de mujeres.

Mercado de Orotina

El Mercado Municipal de Orotina también ganó el certamen Salvemos Nuestro Patrimonio, un año antes de que lo hiciera el Colegio Superior de Señoritas. En ese momento el premio fue de ¢150 millones, lo cual era insuficiente para hacer todas las restauraciones necesarias.

Este edificio de madera, que fue construido en 1915, no solo lidiaba con el paso de más de un siglo, también con el comején y la humedad. Los daños se veían en casi todos sus 1.450 metros cuadrados.

Aquí fue el gobierno local el que puso manos a la obra e inyectó fondos. La Municipalidad de Orotina, propietaria del inmueble, se unió al rescate y aportó en la remodelación de las áreas externas del mercado (plazoleta y área de juegos infantil con ¢190 millones), la pintura de la fachada (¢5,1 millones) y un nuevo y más seguro sistema de gas para los locales comerciales (¢15,5 millones).

Futuro proyecto de ley

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Adrián Vindas y el Centro de Patrimonio son conscientes de la importancia de las comunidades en la protección de este tipo de edificaciones. Por eso, se trabaja en un proyecto de ley que les otorgue mayor poder de participación.

“Lograr que las comunidades, a través de los municipios, puedan ser parte de la administración de los bienes patrimoniales del Estado. Nosotros tenemos solo cuatro arquitectos para todo el país y no damos abasto. Si tenemos el apoyo de las instituciones y de la población tendremos mejores resultados, especialmente en las zonas más alejadas”, comentó.

Actualmente, se redacta un borrador para someterlo a consulta pública. El arquitecto expuso que esto es un esfuerzo no solo del Ministerio de Cultura, también de un grupo de ciudadanos que se acercaron y plantearon la posibilidad de trabajar en conjunto.

“El proyecto también elimina una serie de lagunas de la actual normativa. Esto nos permitirá mejorar el cuido del patrimonio a nivel nacional”, concluyó.