Vivir cerca de parque nacional potencia pago de trabajadores

Hace 25 años, país apostó por modelo que combina turismo y parques nacionales

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Cuando se llama al Consorcio Aguas Eternas , la voz al otro lado de la línea telefónica es la de Emmanuel Elizondo, quien es vecino de Canaán de Rivas en Pérez Zeledón, un pueblo en las faldas del cerro Chirripó.

Su familia se dedica a la agricultura y hace un año, él también ayudaba en el campo.

“La verdad es que producíamos para pagar las cuentas. Yo no recibía un salario, sino que mi familia me pagaba los estudios universitarios”, contó Elizondo.

El consorcio, que reúne a tres organizaciones comunales, trabaja de la mano del Parque Nacional Chirripó gracias a la figura de concesión de servicios no esenciales , lo cual permite a las comunidades atender el turismo que visita este parque.

Así fue como Elizondo terminó contestando el teléfono, entre otras labores y, ahora, devenga un salario fijo que le permite pagarse la carrera de Turismo.

“Además, la posibilidad de conseguir un trabajo en lo que estudio y cerca de donde vivo es muy valioso. Si no fuera así, me tendría que ir a la costa donde hay turistas”, manifestó.

La historia de Elizondo se repite en otras comunidades vecinas a parques nacionales. Es más, los trabajadores que viven cerca de las entradas de los parques reciben, en promedio, un salario 8% mayor que otras personas, con sus mismas características, que viven lejos de esas áreas.

Así lo destacó el Vigesimoprimer Informe del Estado de la Nación , lanzado este martes .

“No hay evidencia de que la pobreza haya aumentado, en promedio, en las zonas aledañas a las áreas protegidas. Por el contrario, se observa un efecto de reducción de la pobreza y un aumento en los salarios de quienes se ubican cerca de los puestos de acceso a parques nacionales”, destacaron Juan Robalino y Laura Villalobos en su ponencia para el Programa Estado de la Nación.

Modelo de desarrollo. A partir de 1990, políticas de conservación fundamentadas en un sistema de parques nacionales y en la reversión de la deforestación, permitieron configurar un modelo turístico basado en la naturaleza.

Según datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), el 69% de los turistas extranjeros visitan entre tres y cuatro áreas silvestres protegidas. Cada uno de ellos invierte en su estadía, en promedio, $950 (¢513.000).

“El modelo que Costa Rica escogió, hace 25 años, aprovecha las características del país: tenemos un turismo diverso (mucho por ofrecer) y disperso (está en todo el territorio). Al ser un país pequeño, el turista lo recorre todo y ese dólar termina repartido, a diferencia de otros países donde hay una gran concentración”, explicó el ministro de Turismo, Mauricio Ventura.

Asimismo, el jerarca de ICT agregó: “Se tomó la decisión de tener un turismo a la tica: que se relaciona con las comunidades y que en su mayoría es de pequeña y mediana empresa”.

Esa relación entre conservación y turismo no solo permite generar empleo, sino que se atraen otros negocios –como bancos y farmacias– que derivan en desarrollo para la comunidad .

“Más bien, ahora, muchas personas están migrando a estas comunidades en busca de mejores oportunidades y eso las hace crecer”, señaló Ventura.

“Si las áreas protegidas incentivan el desarrollo de actividades ecoturísticas complementarias y/o aumentan el grado de conciencia ambiental en los pobladores cercanos, el efecto de la protección podría expandirse a sus zonas aledañas”, subrayaron Robalino y Villalobos.

Ejemplo de ello es la comunidad bahía Ballena, en Osa, donde los guías locales colaboran con investigadores para recopilar datos que sirvan a los guardaparques en el manejo del Parque Nacional Marino Ballena.

En el caso del Chirripó, las comunidades son las primeras en acudir cuando se da un incendio forestal. “La gente tiene una conexión especial con el lugar y se siente muy comprometida en protegerlo. Estamos agradecidos con el Chirripó”, dijo Elizondo.

Retos. No obstante, este “matrimonio” entre parques nacionales y turismo tiene oportunidad para la mejora.

En el 2014, cuatro parques nacionales acapararon el 61% de la visitación turística del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac). Sin embargo, Sinac está integrado por 166 áreas protegidas (28 son parques).

Eso quiere decir que muchas comunidades no están percibiendo ese beneficio porque los parques cercanos no reciben suficientes turistas.

“La complementariedad entre turismo y parques nacionales genera resultados socioeconómicos positivos para las comunidades. Podría estimularse la actividad turística en las áreas aledañas a los parques que sean menos visitadas”, concluyeron Robalino y Villalobos.

Ventura coincide en la necesidad de buscar alternativas dentro del sistema de parques.

“Tenemos unos muy visitados y otros con una visitación muy baja , donde gradualmente podríamos direccionar a la gente. Al hacerlo así, no solo evitamos llegar a los límites de capacidad de carga, sino que a través del tiempo, podríamos beneficiar a otras zonas con este tipo de desarrollos”, explicó el ministro.

Para el Ventura, esto requerirá un proceso en el que sector público, privado y comunal deben trabajar en conjunto para dotar a los parques nacionales de infraestructura para atender a los turistas.

“No es que estos nuevos destinos sustituyan a los anteriores, sino que se agregan y se amplía la oferta que tiene Costa Rica”, añadió el jerarca de ICT.

Asimismo, con esta estrategia se estaría ayudando a los parques nacionales de baja visitación que están atrapados en un círculo vicioso: la falta de ingresos frena la inversión en infraestructura para atender a las personas que no llegan porque, precisamente, no encuentran en esos sitios las condiciones básicas.

Además, el Sinac depende de los ingresos por visitación turística para realizar sus labores de gestión en áreas silvestres protegidas.