Reproducción de lapas en cautiverio en Costa Rica es innecesaria

Aves pueden perpetuar su especie sin ayuda gracias a su genética

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Las dos poblaciones más grandes de lapas rojas que habitan en el país, no requieren esfuerzos para ser reproducidas en cautiverio con el objetivo de liberarlas en el bosque.

Ellas solitas pueden perpetuar su especie debido a que tienen diversidad de genes.

Así lo destacaron investigadores costarricenses y estadounidenses en un estudio publicado en la revista científica Conservation Genetics , luego de realizar análisis genéticos a ambas poblaciones de lapas.

“La lapa roja es el animal que más se cría en cautiverio para ser liberado en Costa Rica, con alrededor de 13 proyectos desde mediados de la década de 1990”, precisó Otto Monge, investigador principal del estudio.

En vez de reproducirlas en cautiverio, los investigadores recomiendan combatir el saqueo de nidos y el comercio ilegal de polluelos, así como frenar su pérdida de hábitat (deforestación, cambio de uso del suelo y degradación ambiental).

Estudio. Las lapas rojas ( Ara macao ) se encuentran desde el sureste de México hasta el norte de Bolivia.

La deforestación y fragmentación del hábitat, así como el saqueo de nidos con el fin de robar a los polluelos para convertirlos en mascotas, han puesto a esta especie en peligro de extinción. En Costa Rica existen dos poblaciones de lapa roja: una ubicada en el Pacífico central, con 450 individuos, y otra, en el Pacífico sur, con unos 800 individuos.

Históricamente, ambas poblaciones han estado separadas geográficamente. Esa división, así como el declive demográfico debido al robo de polluelos, podría tener un impacto en su variabilidad genética.

La variabilidad genética indica cuán diverso es el ADN de un grupo. A mayor variabilidad, mayor será la vitalidad reproductiva, la resistencia a enfermedades y la estabilidad de la población.

En el largo plazo, cuanto más parecida sea la genética entre los individuos, más vulnerables son, ya que no cuentan con suficientes elementos para afrontar cambios y adaptarse al entorno.

Esa preocupación llevó a los investigadores a recolectar plumas y muestras fecales de ambas poblaciones de lapas rojas, para así extraer su ADN.

Tales análisis se llevaron a cabo en el Laboratorio de Genética de la Conservación, en la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica.

El resultado: ambas poblaciones poseen una estructura poblacional aún estable; es decir, el grupo todavía se mantiene sano.

“La variabilidad genética de ambas poblaciones es moderada y similar a la reportada en Guatemala y Brasil, por lo que no se considera que exista un riesgo para ambas poblaciones en nuestro país”, comentó Monge.

“Eso lo refuerzan estudios demográficos que indican que las tendencias siguen los patrones de una población normal”, agregó el investigador.

Para Monge, aún falta continuar con los estudios genéticos de las pocas lapas que prevalecen en Pacífico norte (específicamente en el Parque Nacional Palo Verde) y en el Caribe norte.

“Se presume que estas tienen tamaños poblacionales mucho más reducidos, por lo que el riesgo de baja variabilidad genética y poca capacidad de adaptación podría ser mayor”, explicó Monge.

Amenazas reales. Si bien la pérdida de variabilidad no es una amenaza para estas poblaciones, la lapa roja sí está en peligro.

La restauración del hábitat de estas aves, así como procurar la conectividad de estos espacios a través de corredores biológicos, es esencial para asegurar el intercambio de genes.

Esto, debido a que los cambios en el uso del suelo, por urbanización o expansión de la frontera agrícola, podrían influir en la estabilidad de la población, sobre todo en el Pacífico central.

“Tierras altamente fragmentadas en el Pacífico central, debido a actividades humanas intensivas, podrían interrumpir el estado de equilibrio actual”, se lee en el estudio.

Aunque poco a poco esta práctica ha ido cambiando, el saqueo de nidos aún prevalece.

Para Christopher Vaughan, quien investiga esta especie desde hace 25 años y también es autor del estudio, la educación ambiental y los esfuerzos de conservación , como cuido de nidos y reforestación con especies arbóreas utilizadas por estas aves, son las iniciativas que ya se aplican en la comunidad de Tárcoles y podrían promoverse en otras localidades del país.