Pacífico sur del país es ‘epicentro’ de ballenas y delfines

Condiciones ambientales influyen en alta disponibilidad de alimento

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La disponibilidad de alimento desde Uvita de Osa hasta Punta Burica, hecho favorecido por condiciones ambientales idóneas, convierten el Pacífico sur en el sitio más importante del país para la visita de ballenas y delfines.

Así lo demostró un estudio llevado a cabo por investigadores de Fundación Keto, Fundación Vida Marina y el Centro de Investigación de Cetáceos de Costa Rica (CEIC), en el marco del proyecto Golfos del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y Fundación Mar Viva, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Para llegar a esa conclusión, los investigadores estudiaron la diversidad (número de especies), la abundancia (número de individuos) y el uso del hábitat por parte de los cetáceos entre el 2014 y el 2015 en varios sitios: golfo de Nicoya, Parque Nacional Marino Ballena, isla del Caño, bahía Drake, Parque Nacional Corcovado, golfo Dulce y punta Burica.

En total, en el Pacífico sur se contabilizaron 308 observaciones para un total de nueve especies. Los más abundantes fueron los delfines manchados (Stenella attenuata) y nariz de botella (Tursiops truncatus).

Apenas se observaron 20 ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae). Sin embargo, Erick Ross, coordinador científico de Mar Viva, aclaró que el estudio se hizo fuera de temporada, por lo que los avistamientos pudieron ser de animales rezagados en la migración.

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También se registraron delfines dientes rugosos (Steno bredanensis), comunes (Delphinus delphis) y tornillos o rotadores (Stenella longirostris), así como dos especies poco frecuentes en estas aguas, como las ballenas sei (Balaenoptera borealis) y rorcual (Balaenoptera sp.).

En cambio, en el golfo de Nicoya se reportaron solo dos especies: delfín manchado y nariz de botella.

Condiciones idóneas. En un estudio anterior, publicado en la Revista de Biología Tropical , el biólogo Damián Martínez determinó que características del agua (como salinidad, temperatura y oleaje) podrían explicar la presencia a lo largo del año de dos especies de delfines (manchado y nariz de botella) y una de ballenas (jorobada) en el Pacífico sur.

Por ejemplo, la presencia del delfín manchado se relaciona con cambios en la salinidad y la transparencia del agua. Las condiciones ambientales podrían influir en las especies que son presas de estos cetáceos y, por tal razón, estos permanecen cerca de las fuentes de alimentación.

Juan Diego Pacheco, investigador del CEIC y autor del presente estudio, agregó que en el Pacífico sur se dan afloramientos de aguas frías que, al subir a la superficie, vienen cargadas de nutrientes, lo cual favorecería la proliferación de especies menores que son presa de los cetáceos.

“Pero, para asegurarlo completamente, necesitamos realizar más estudios”, dijo Pacheco.

Información útil. Para Ross, la importancia de estos estudios es brindar información para sustentar y tomar decisiones.

Por ejemplo, al conocer el uso del hábitat, se podrían establecer áreas marinas protegidas que permitan conservar el recurso, como actualmente sucede con el Parque Nacional Marino Ballena, que protege a las ballenas jorobadas y sus crías, lo cual también beneficia la economía local gracias al turismo.

Además, y según Pacheco, al protegerse a los cetáceos, se estarían conservando otros grupos menores de especies que comparten ecosistema con estos.

Asimismo, con base en Ross, al conocer el uso del hábitat y los comportamientos de estos animales (como alimentación y socialización, entre otros), se pueden tomar medidas de manejo.

“La información científica también sirve para hacer un ordenamiento espacial marino y controlar las actividades que se realizan en la costa a partir de planes reguladores, para así disminuir el impacto”, agregó.

Esto último es clave para comunidades costeras cuya economía local depende mayormente de la existencia de ballenas y delfines, pues estos cetáceos favorecen el turismo.

“Costa Rica tampoco cuenta con estudios de impacto ambiental que sean integrales, que contemplen los efectos acumulativos. A la fecha, los estudios se presentan por proyecto individual y puede ser que este pase, pero, si se empieza a sumar el impacto de todos los proyectos individuales que se presentan para una misma zona, puede ser que ya no pasen”, dijo Pacheco.