Niños y jóvenes se colocan la insignia de guardaparques

Conforme los estudiantes adquieren conocimiento, van ganando distintivos

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Frente a la Escuela de Alto San Juan, en península de Osa, un señor estaba cortando un árbol de mango. Los niños, al verlo, salieron en carrera a buscar su insignia que los acredita como guardaparques junior y volvieron hasta donde estaba el hombre para hacerlo cambiar de opinión.

La anécdota la cuenta Juan José Jiménez, administrador de la Reserva Forestal Golfo Dulce y quien ideó el proyecto de educación ambiental conocido como Guardaparque Junior.

"Nuestro objetivo es formar a la próxima generación de líderes comunales y defensores de la biodiversidad del Área de Conservación Osa (Acosa). Nos los imaginamos como los futuros miembros de las asociaciones de desarrollo, de las juntas de educación o la comisión de caminos. Personas que participen activamente en el desarrollo de sus comunidades", recalcó Jiménez.

El proyecto también quiere reivindicar la figura del guardaparque como nexo entre la comunidad y la conservación, pero esta última vista de manera integral para abarcar aspectos socioculturales, económicos y ambientales. "La idea es que los niños y sus familias vean que los bosques son fuente de desarrollo", señaló Jiménez.

"Me he topado con chicos que dicen que quieren ser guardaparques, pero también botánicos, biólogos e ingenieros forestales. Usted sabía que, en toda la península, no hay un biólogo o forestal que haya nacido aquí, todos venimos de afuera. Entonces, estos niños están viendo que trabajar en conservación puede darles una profesión, la cual pueden ejercer en la comunidad donde crecieron", agregó.

Guardaparque Junior nace como un proyecto de Acosa que cuenta con la colaboración de las organizaciones Conservación Osa, Fundación Neotrópica y Fundación Corcovado, así como los directores y docentes de las escuelas de las comunidades Rancho Quemado, Alto San Juan y Bahía Chal, también con los profesores del colegio de La Palma.

Como es un proyecto piloto, por el momento se está trabajando con comunidades aledañas a tres áreas silvestres protegidas: Parque Nacional Corcovado, Reserva Forestal Golfo Dulce y Reserva Biológica Isla del Caño.

Según Jiménez, el resto de las áreas silvestres protegidas que conforman Acosa se irán sumando una vez concluya el plan piloto. De hecho, el Parque Nacional Piedras Blancas, el Parque Nacional Marino Ballena y el Humedal Térraba Sierpre ya mostraron interés.

En noviembre se graduarán los primeros 50 guardaparques junior, quienes cursan el quinto, sexto y sétimo grado.

"Viera que los chicos en Rancho Quemado están muy emocionados. Al guardaparque lo ven como alguien importante y, por esa razón, cuando se les denomina como guardaparque junior pues se sienten orgullosos", comentó Helena Pita, educadora ambiental de Fundación Corcovado.

"Para nosotros, como funcionarios, la experiencia con los guardaparques junior ha sido muy satisfactoria. Nosotros somos quienes damos las charlas e incluso los niños nos han dicho que quieren ser guardaparques y, desde el primer día, salir al campo", relató Catalina Mora, administradora de la Reserva Biológica Isla del Caño.

Sistema de insignias

Para Pita, primero hay que conocer para luego conservar. "Muchos niños ni siquieran conocen las áreas silvestres protegidas de las que son vecinos", comentó la educadora ambiental.

Por esa razón, el proyecto utiliza una metodología donde los guardaparques imparten charlas para dar a conocer el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), Acosa y las tres áreas silvestres protegidas del plan piloto. "La idea es ir sumando compañeros para que compartan sus experiencias con los niños", manifestó Mora.

Ese conocimiento se refuerza con una serie de actividades lúdicas e incluso salidas a campo. De hecho, en el caso de los niños de Rancho Quemado, Mora quiere llevarlos a isla del Caño para que conozcan el patrimonio natural terrestre y marino, pero también el cultural, porque esta reserva resguarda esferas precolombinas.

"Así los chiquitos se involucran más, conocen el entorno donde viven", manifestó Mora.

Según Pita, a los menores también se les incentiva a investigar fuera del aula y realizar voluntariado.

Para premiar su esfuerzo, el proyecto ideó un sistema de insignias inspirado en el que usa el programa Junior Ranger del Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos. "Conforme los niños van ganando en conocimiento, van obteniendo distinciones", explicó Pita.

A la fecha, los escolares y colegiales han completado el primer nivel y visten una gorra con la insignia de Guardaparque Junior, la cual fue donada por la Asociación Costa Rica por Siempre.

Jiménez sueña con darles un chaleco a cada uno donde puedan coser sus parches, al igual que hacen los scouts.

Para el segundo nivel, cada área silvestre protegida diseñó su distintivo y los estudiantes pueden llegar a coleccionar los tres.

El último nivel está reservado a los líderes ambientales y en este apartado se discute el aporte a la comunidad y al ambiente. Para ello, se diseñarán insignias especiales en diversas temáticas como tortugas marinas, manglares y limpieza de playas, entre otras.

"La cantidad de insignias en este nivel dependerá de cuántos aliados tengamos. Por ejemplo, una organización que trabaja con tortugas puede tener su propia insignia. Si hubiese una empresa que quiera hablar sobre carbono neutralidad, reciclaje u otra temática, también puede desarrollar su insignia. Estamos abiertos a escuchar ideas y sumar aliados. Lo que pedimos es que nos ayuden a desarrollar la temática, el método de enseñanza y a financiar el distintivo", dijo Jiménez.

Eventualmente, el niño o joven que complete todos los niveles podrá convertirse en instructor de Guardaparque Junior.

Aquellos docentes comprometidos en el proceso también pueden optar por una insignia como educador ejemplar.

Ampliación del proyecto

Según Pita, y en esto también coincide Jiménez, los niños terminan educando a sus padres. El conocimiento no se queda en el aula sino que se disemina entre amigos y familiares.

A la larga, el ejemplo de los guardaparques junior podría inspirar a comunidades enteras. Para Jiménez, entre más identificada esté una comunidad con su área silvestre protegida, más beneficios le verá a esta y más la va a cuidar.

Por ello, Jiménez busca ampliar el proyecto a las 11 áreas de conservación del país. "Nuestro sueño es que Guardaparque Junior sea coordinado por los ministerios de Ambiente (Minae) y Educación (MEP)", dijo el guardaparques.

Según Patricia Madrigal, viceministra de Ambiente, el MEP está realizando un cambio curricular en tercer, cuarto y quinto grado. Incluso se incorporaron dos ejes temáticos llamados "conciencia planetaria" y "educando para la sostenibilidad".

Guardaparque Junior, así como las iniciativas llevadas a cabo por otras áreas de conservación, son esfuerzos que complementan esta educación formal.

"Guardaparque Junior es una de las cosas que está haciendo Acosa y realmente es satisfactorio ver cómo el área de conservación, que años atrás tenía una imagen muy represiva, está proyectándose desde una perspectiva más positiva", declaró Madrigal.

¿Cómo ayudar a Guardaparque Junior?

"Todas las escuelas quieren que vayamos, pero no tenemos recursos para cubrirlas a todas", admitió Jiménez.

Si está interesado en ayudar, puede hacerlo de diversas maneras. Una es realizando una donación a las organizaciones que trabajan en el proyecto (Conservación Osa, Fundación Corcovado y Fundación Neotrópica), especificando que el dinero se utilice para Guardaparque Junior.

Otra opción es ayudar con el diseño y producción de material didáctico. Actualmente, el proyecto echa mano de fotocopias para impartir las clases, pero lo ideal es tener un folleto. "Si alguien nos quiere ayudar a diseñar ese folleto y otro a financiar su producción, pues bienvenidos", dijo Jiménez.

También se requiere financiamiento para insignias, chalecos y las giras. "El transporte, tanto la buseta como la lancha, siempre es lo más costoso", manifestó Pita.