Guardaparques usarán cámaras trampa para investigar bosques

Proyecto piloto es en conjunto con las comunidades y grupos locales

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Para conocer en detalle la biodiversidad que protegen y tomar mejores decisiones de manejo, los guardaparques utilizarán las cámaras trampa.

Por ejemplo, los funcionarios del Área de Conservación Tempisque (ACT) usarán esta técnica para detectar presencia o ausencia de especies migratorias en humedales, mientras que los guardaparques del Parque Nacional Isla del Coco emplearán los dispositivos para seguirles la pista a especies exóticas, como ratas, cerdos y venados.

Para ello, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) donó 78 de estas cámaras al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).

A partir de los datos que recopilan estos dispositivos, que se activan en ausencia del ser humano gracias a sensores de movimiento o calor, los guardaparques podrán conocer la presencia de especies en determinado sitio e incluso saber el comportamiento de la fauna, sus horas de actividad y hasta hábitos.

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“Esta es información valiosa para conocer la biodiversidad de Costa Rica e institucionalmente deberíamos aprovecharla”, comentó Yocelín Ríos, del Sinac.

La iniciativa se da en el marco del Proyecto para la Promoción del Manejo Participativo en la Conservación de la Biodiversidad (Mapcobio), el cual pretende enlazar los esfuerzos realizados por guardaparques, investigadores y comunidades.

Plan piloto. Este semestre se ejecutará el proyecto piloto para recolectar datos, analizarlos y ajustar protocolos de investigación.

Antes de ello, Sinac y JICA realizaron un diagnóstico para averiguar quién ya investigaba con cámaras trampa y dónde.

A partir de ese informe, Sinac determinó lugares prioritarios donde se realizarán los estudios. “Estos sitios de investigación no se traslapan con otros lugares que ya están siendo estudiados”, dijo Masaki Osawa, de JICA.

DESCARGUE: Diagnóstico de estudios cámaras trampa de Costa Rica

Asimismo, el plan piloto se enfocará en especies catalogadas en peligro de extinción por la Ley de Conservación de Vida Silvestre. De hecho, el objetivo es conocer su distribución en las áreas silvestres protegidas.

Por ejemplo, los funcionarios monitorearán el estado de las poblaciones de mamíferos terrestres en el Parque Nacional Tapantí-Macizo Cerro de la Muerte y el Corredor Biológico Bosque del Agua. Esa información servirá para evaluar y ajustar los planes de manejo.

En el Refugio Nacional de Vida Silvestre Barra del Colorado, las cámaras se utilizarán para elaborar, a largo plazo, una lista de aves. Esta información servirá de insumo a las comunidades que deseen trabajar como guías locales y así el área silvestre protegida se convierta en motor de desarrollo. De hecho, los funcionarios están capacitándolas para identificar especies.

¿Por qué investigar? Para Luis Rojas, administrador de Mapcobio, este proyecto permitirá a los funcionarios involucrarse en todo el proceso, desde la formulación hasta la recolección de datos y análisis de información.

“Los funcionarios del Sinac, lamentablemente, fueron relegados a la parte administrativa de la investigación y Mapcobio les permitirá volver al campo. Eso es muy importante para el manejo de la vida silvestre”, dijo Rojas.

Los guardaparques –al involucrarse en esfuerzos de investigación– también podrán fiscalizar con conocimiento de causa aquellos estudios que realizan terceros en parques nacionales.

“De igual manera, nos dará pistas para promover nuevas investigaciones”, dijo Rojas, y agregó: “Esto no se trata de recolectar datos y tener muy lindas fotos, el objetivo es que esto se revierta en acciones de manejo y esta es una educación ambiental muy efectiva, porque la gente se ve parte del ambiente”.

Para Osawa, el trabajo conjunto con las comunidades ayudará a estrechar vínculos con estas y eso, a su vez, permitirá mejorar la relación con el Sinac.

“Antes no había acercamiento entre guardaparques y comunidad. Todos estos proyectos del Área de Conservación Tortuguero (ACTO) benefician a la comunidad y, especialmente, a los jóvenes. Hemos organizado festivales, un grupo de jóvenes ambientalistas y el consejo local marino costero. Todo eso va mejorando la relación entre la comunidad y el ACTO, respetando la ley”, dijo Liria Briones, vecina de la comunidad de Barra del Colorado.