El 60% de las especies de primates están amenazadas de extinción

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De continuar el ritmo de extinción, el ser humano perderá a sus parientes más cercanos en unos 50 años y, con ellos, a animales que son esenciales para la regeneración del bosque y la salud del ecosistema.

De las 504 especies de primates no humanos (como simios, monos y lémures), el 60% están amenazados de extinción y 75% han visto reducidas sus poblaciones.

De seguir así, se prevé una extinción global del 75% de las especies en los próximos 25 o 50 años.

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"Muchas especies de lémures, monos y simios –como el lémur de cola anillada, el colobo rojo de Udzungwa, el langur negro de nariz chata, el langur de cabeza blanca y el gorila oriental de llanura– tienen poblaciones de pocos miles de individuos y, en el caso de otros, como el gibón de Hainan en China, solo quedan unos 30 ejemplares", declaró Paul Garber, profesor de Antropología de la Universidad de Illinois (EE. UU), a la agencia Sinc.

Garber es uno de los 31 primatólogos que alertaron del deplorable estado de conservación de los primates tras realizar un meta análisis que combinó el examen de datos de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), artículos científicos revisados por pares y bases de datos de Naciones Unidas. También modelaron la expansión agrícola prevista para el siglo XXI e identificaron zonas de traslape entre agro y hábitat de primates.

Sus hallazgos se dieron a conocer a través de un artículo publicado en la revista científica Science Advances.

Pérdida de hábitat

Según el estudio, el 76% de las especies de primates no humanos se ven amenazadas por la pérdida de hábitat derivada de la expansión agrícola. Otras amenazas son explotación forestal, ganadería, minería e industria petrolera. A estas causas se suman contaminación y cambio climático.

La población del gorila de Grauer pasó de 17.000 individuos en 1995 a 3.800 en la actualidad. La disminución se dio mayormente por cacería y minería.

Otro ejemplo es el orangután de Sumatra: en el mundo, solo existen 14.000 especímenes.

¿Por qué la pérdida de hábitat produce un impacto tan grande en los primates? La investigación liderada desde el 2002 por el biólogo costarricense Gustavo Gutiérrez en el Laboratorio de Genética de la Conservación de la Universidad de Costa Rica (UCR) aproxima a una respuesta.

Gutiérrez y su equipo realizan análisis genéticos a partir de muestras de sangre. Uno de los resultados de estos análisis es que los monos congo, una de las cuatro especies presentes en Costa Rica, presentaron la variabilidad genética más baja en América.

Esa baja variedad de genes reduce la capacidad de adaptación de la especie, los animales tienen menos resistencia a las enfermedades y menos vitalidad reproductiva.

Una de las explicaciones de esa baja variabilidad genética podría estar en otro estudio de Rónald Sánchez, investigador de la UCR, presentado en el 2007 durante el II Simposio de primates en Costa Rica. En este se señala que el cambio en el uso del suelo es uno de los factores de la reducción drástica de las poblaciones de primates.

Tierras dedicadas a la agricultura o al desarrollo de proyectos urbanísticos dieron paso a la fragmentación del hábitat, dividiendo las poblaciones de monos y propiciando grupos más pequeños, cuyas posibilidades de reproducción son limitadas y, por ende, se da una pérdida de variabilidad genética.

Además, en poblaciones pequeñas se dan altos niveles de endogamia. En estos casos, las características recesivas tienden a manifestarse, promoviendo así la aparición de enfermedades congénitas.

Abordaje integral

Naturalmente, los primates están presentes en 90 países, incluido Costa Rica. Sin embargo, la mayoría de las especies se concentran en cuatro: Brasil, Madagascar, Indonesia y la República Democrática del Congo.

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"Estos países representan áreas altamente prioritarias para la conservación de primates", destacaron los científicos en el artículo de Science Advances.

Estas naciones presentan una tasa de crecimiento poblacional de cerca del 3% al año, altos niveles de pobreza y desigualdad. Ante este panorama sociocultural, los 31 primatólogos recomiendan invertir en las personas para que estas conserven a sus parientes silvestres.

Por ello, los investigadores proponen iniciativas orientadas a mejorar la salud, control de natalidad, acceso a la educación y desarrollo de proyectos sostenibles.

"Abordar la pobreza local y facilitar el crecimiento demográfico es un componente necesario de la conservación de los primates. Construir economías basadas en la preservación de los bosques y sus habitantes y ampliar las oportunidades educativas para las mujeres sería el comienzo para dirigir algunas de las mayores amenazas de estos animales", manifestó Garber a Sinc.

"Tenemos una última oportunidad para reducir o incluso eliminar las amenazas humanas hacia los primates y sus hábitats, para orientar los esfuerzos de conservación y aumentar la concienciación. Después de todo, los primates son nuestros parientes biológicos más cercanos", concluyen los investigadores en el estudio.