Cruzada por recuperar los ríos adquiere fuerza y rinde frutos

Actividades de rescate se han dado ya en 20 distintos puntos del país

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En 1940, en Guadalupe (Goicoechea), una pequeña y vieja represa, alimentada por el río Torres, propiciaba la formación de un lago donde los vecinos iban a nadar, pescar y remar en bote.

Los hijos y nietos de esos niños, quienes visitaban el “laguito de Guadalupe”, no corrieron con esa suerte. Lo mismo ocurrió en otros barrios y otros ríos como Tiribí o María Aguilar.

La ciudad creció y, con ello, vino la contaminación de los cuerpos de agua. Al perder su limpieza, a las personas les resultó más fácil ignorar los cauces, al punto de invisibilizarlos.

Algunos de esos hijos y nietos se niegan a olvidar las anécdotas de sus padres, quienes aprendieron a nadar en las pozas del Torres o el Virilla.

Por esa razón, en diciembre pasado, personas de todas las edades y de distintas partes del país acudieron al llamado que hizo la organización Río Urbano para hacer pícnics en las orillas de los ríos, en un impulso por atraer la atención de la ciudadanía hacia estos espacios y así recuperar dichas cuencas.

La primera convocatoria de este tipo se había hecho en setiembre, mas no fue posible llevarla a cabo por las lluvias. Este año se efectuarán más actividades similares.

“Por décadas, dejamos de ver los ríos como espacios cotidianos y eso implicó que la gente se fuera alejando de ellos. Con eso, las personas dejaron de sentir que los ríos les pertenecían”, comentó Alonso Briceño, fundador y director de Río Urbano.

Según aclaró Briceño, “la lógica detrás de Pícnic en el río es valorar los ríos como parte de la identidad, acercar a las personas y, lejos de hacerlas sentir culpables, identificarlas con estos espacios para que desarrollen un afecto hacia ellos y reduzcan su abandono”.

Un día de campo. La iniciativa de Río Urbano pretende volver la vista de la ciudadanía hacia los ríos a través de almuerzos o meriendas a orillas de los cauces.

Para la convocatoria de diciembre (exactamente tuvo lugar el día 6 de ese mes), la organización no tenía presupuesto, por lo que hizo una invitación mediante redes sociales.

A este llamado respondieron 55 organizaciones que realizaron 35 pícnics. Sin embargo, fueron más allá y las personas practicaron rapel, participaron de clases de yoga o meditación, hicieron caminatas, cleteadas, juegos tradicionales, baile con hula-hula y acrobacias con telas.

Como a nadie le gusta recrearse en un sitio sucio, muchos también llevaron a cabo tareas de limpieza y siembras de árboles.

“La gente terminó apropiándose de la iniciativa. Río Urbano invitó y lo bonito fue que se convirtió en el pícnic de todos”, manifestó Briceño.

Los vecinos del barrio Francisco Peralta, incluso, aprovecharon la actividad para reunirse y planear cómo rehabilitar un parque colindante al río Ocloro.

En síntesis, ese domingo decembrino se realizaron pícnics en los ríos Bermúdez, Damas, Jorco, La Cruz, Lajas, Liberia, Machuca, María Aguilar, Ocloro, Pacacua, Poás, Segundo, Tacares, Tibasito, Tiribí, Torres y Virilla, así como en las quebradas Gravilias, Lajas y Los Negritos.

Si usted quiere vivir una experiencia de este tipo, esté atento: las próximas convocatorias se harán a través de Facebook: www.facebook.com/PicnicEnElRioCR.