Costa Rica perdería 515 kilómetros cuadrados de bosques para el 2025

Análisis predictivo del Estado de la Nación atribuye tendencia a la presión por avance de cultivos, crecimiento urbano y comercio. Zonas con menos pendientes y mejores accesos terrestres son las más vulnerables

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Para el 2025, Costa Rica perdería 515 kilómetros cuadrados (km2) de bosque, un 1,4% menos con respecto a la actualidad, según una predicción del Programa Estado de la Nación (PEN). El área equivale a 715 veces la superficie del Parque Metropolitano La Sabana, en San José.

De acuerdo con el análisis, las zonas más expuestas a pérdida tienen tradición agropecuaria, pendientes de terreno bajas o inexistentes y presencia cercana de cultivos y pastos. Además, el precio de la tierra es más bajo y hay mejor acceso por vías terrestres.

El riesgo, expresa el PEN en su último informe, es menor si los bosques se localizan en áreas protegidas, corredores biológicos, franjas de protección de ríos o zonas costeras.

Es la primera vez que el Estado de la Nación aplica un ejercicio de predicción con aprendizaje automático (machine learning) con vocación ambiental. La herramienta creada predice la probabilidad de pérdida a corto plazo (2021-2025).

El análisis se basa en la pérdida conocida que ha ocurrido en las últimas dos décadas a nivel superficial y, a partir de ello, identifica con precisión de 30 por 30 metros los lugares con mayor riesgo en el territorio y sus características.

El informe sí aclara que desde hace varias décadas se contuvo la deforestación nacional y que más bien se recuperan franjas verdes, gracias a normas como prohibir cambios en el uso del suelo donde hay bosques o incentivos como el pago por servicios ambientales.

Sin embargo, persisten presiones que comprometen los logros y, en la crisis actual derivada de la pandemia, podrían agravarse junto a variaciones en el tiempo en patrones productivos, de crecimiento urbano y de comercio.

Con el ejercicio, explica la publicación, se identifican presiones concretas en lugares específicos y ello aporta fundamentos a la toma de decisiones en políticas de mantenimiento y sostenibilidad forestal. Además, cita la publicación, se favorece la comprensión del papel que desempeñan estos terrenos en aspectos como la mitigación y adaptación al cambio climático.

Según el Global Forest Change (GFC), Costa Rica poseía 39.174 km2 de cobertura arbórea en el 2000, y de ese año al 2020, se detectó una pérdida de 2.532 km2 (un 6,4% de la cobertura del 2000). Este también se alimentó de información topográfica y de instituciones públicas como el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).

La pérdida de bosques, agrega, puede ocurrir por múltiples causas: eventos hidrometeorológicos, deslizamientos o variaciones climáticas o detonantes de origen humano como deforestación, rotación y corta de cultivos, incendios inducidos y otros cambios de uso del suelo.

Después de entrenar, validar y probar un algoritmo de aprendizaje automático, los 515 km2 de cobertura arbórea previstos por desaparecer se basan en el comportamiento mostrado en los últimos 20 años y características actuales de cada zona. A cada una se le asoció una probabilidad o nivel de riesgo a futuro. Esto arrojó resultados ligados a sitios específicos del país.

Zonas más propensas

Los lugares con baja probabilidad de pérdida poseen pendientes elevadas, terrenos con poca vocación agropecuaria y con presencia de áreas protegidas, como los parques nacionales Tortuguero, Braulio Carrillo, La Amistad y Corcovado.

Por el contrario, los más expuestos a perder bosques se concentran en zonas asociadas a bajas pendientes y elevaciones, tradición agropecuaria y presencia actual de cultivos como la piña, palma aceitera y banano.

Sobresalen así zonas de los cantones de San Carlos, Los Chiles, Pococí, Buenos Aires, Osa, Talamanca, La Cruz, Matina, Siquirres y Guácimo, pues se estima que las pérdidas porcentuales más importantes ocurrirán en la zona norte y en el Pacífico Sur, que coinciden con las regiones que han perdido mayor proporción de árboles en los últimos 20 años.

Según el informe, la pérdida esperada que arrojó su análisis es baja en relación con otros períodos y países pero sus impactos podrían ser vastos dependiendo de las características del área donde ocurran: bosques, humedales, plantaciones forestales, trama verde urbana, entre otros.