Conozca a su perro y disfrute de correr juntos

Un can no se convierte en atleta de la noche a la mañana. Se requiere preparación y asesoramiento médico

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Correr con el perro fortalece el vínculo entre dueño y mascota, recreando ese sentido de manada que estos animales tanto aprecian y necesitan.

Para la persona, correr con su llamado “mejor amigo” es hacerlo con su mayor motivador, ese que nunca lo abandonará y siempre estará dispuesto a echarle porras. No obstante, para ser corredor –humano o canino– se requiere entrenamiento.

Debe empezarse con poco e ir incrementando la exigencia conforme se gane condición física; luego vendrá la técnica.

Los perros quizás sean más entusiastas y, con tal de acompañar a su dueño, intentarán correr a su lado, aunque el aliento ya no les dé y esa es la mayor precaución que deben tener las personas para no hacerles daño.

Consideraciones previas. Según los expertos, la raza influye en el requerimiento de ejercicio y en lo que el can es capaz de dar de sí; no todas las razas son aptas para el atletismo.

Los perros grandes tienden a presentar problemas de articulaciones y podrían lesionarse al someterse a un régimen de ejercicio muy exigente. Los pequeños, por su parte, tienen las patas muy cortas para seguir el ritmo de la carrera.

Los canes de hocico chato, por ejemplo, tienden a presentar dificultades para respirar.

“Labradores, pastores alemán y dóberman son perros que pueden aguantar más con el entrenamiento adecuado”, comentó la médica veterinaria Melania Gamboa, gerenta de Programas Veterinarios de la organización Protección Animal Mundial .

La exigencia física también dependerá de la edad. Un perro puede iniciar su entrenamiento cuando cuente con todas las vacunas y sus huesos estén suficientemente maduros. Por eso, no se recomienda correr con cachorros, tampoco con animales viejos.

Al igual que las personas, los perros requieren una revisión médica previa. Solo el veterinario podrá asesorar sobre el plan de ejercicios ideal para preparar a la mascota para salir a correr. Este deberá ser gradual, para que el animal gane resistencia cardiovascular y fuerza.

“No se vale sacarlos de buenas a primeras a una carrera de dos horas. Debe empezarse por un trayecto corto, de baja intensidad, de 15 minutos durante una semana. A la semana siguiente, se sale por media hora a la misma intensidad y así sucesivamente”, dijo Gamboa.

La persona debe adaptarse al paso de la mascota. “Uno debe acomodarse al ritmo del perro. Si uno los deja marcar el ritmo de la carrera o caminata, ellos controlan su esfuerzo”, detalló Gamboa.

Aparte del entrenamiento físico, al can hay que adiestrarlo en obediencia . Eso permitirá uniformar el lenguaje entre dueño y perro, dará control físico sobre el animal y favorecerá la jerarquización. Un dueño con un perro obediente podrá evitar situaciones como que se escape, lo atropellen o se pelee con otro animal.

¡A correr! Para tener un mayor control del perro, se recomienda usar siempre la correa. En atletismo canino, esta es diferente.

La persona corre con una cuerda de tiro atada a la cintura y a un arnés especial que lleva puesto el perro. La cuerda debe ser elástica para que tenga flexibilidad y no dañe al animal.

El cinturón que usa el dueño, donde va atada la cuerda, debe ser ancho y acolchado, para proteger la espalda de los posibles tirones del perro.

La técnica al correr también varía, porque se va sujeto a otro ser, por lo que se debe ir más suelto, ampliar la zancada, ir con la espalda erguida y adaptarse al ritmo que imponga el can.

En cuanto a hidratación, lo ideal es que las mascotas tomen agua antes de tener sed. Cuanto más grande el perro y más largo el recorrido, más agua requiere.

Para evitar golpes de calor y quemaduras en las patas debido a la temperatura del asfalto, lo mejor es evitar las horas de mayor radiación solar. Se recomienda ejercitarse antes de las 9 a. m. o después de las 4 p. m. Si va a correr de noche, recuerde llevar reflectores para usted y su mascota.

Durante el recorrido, el dueño debe estar atento a las señales de agotamiento que podría presentar el animal, como jadeo y salivación excesivos, o bien, que este corra más lento y se queda atrás.

“El perro siempre seguirá a su dueño y, a no ser que esté muy cerca de desplomarse, no parará. Por eso es importante estar atento a los cambios”, enfatizó Gamboa.

Los canes también se lesionan; por eso hay que prestar atención a las muestras de dolor, renquera o rigidez en las articulaciones. Si eso pasara, lo mejor es suspender el ejercicio y consultar al médico veterinario.

Ahora bien, los perros no corren para estar fit o porque estén conscientes de que eso es bueno para su salud. Lo hacen porque es una actividad que realizan con su dueño y tienen además la posibilidad de explorar.

Olisquear los estimula sensorialmente y eso es beneficioso para su salud mental. Por ello, mientras usted trota en un mismo sitio o estira, déjelo explorar.

Posterior a la carrera, y debido al gasto energético, no olvide alimentar al perro.

“En perros más atléticos, la cantidad de calorías por consumir es mayor. De hecho, existen alimentos especiales para perros atletas, pero lo mejor es consultar con el veterinario, porque tampoco queremos ponerles una dieta muy calórica que los haga engordar”, manifestó Gamboa.