Cinco playas desprotegidas son vitales para tortuga negra

Se trata de Honda, Zapotillal, Nombre de Jesús, Real y Minas, cercanas a Matapalo

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Entre puntas Conejo y Sabana, en Guanacaste, existe un complejo de playas que resulta clave en la anidación de las tortugas negras, las segundas más grandes en el Pacífico, después de las baulas.

Este grupo de pequeñas playas cercanas a la comunidad de Matapalo, está integrado por Honda, Zapotillal, Real, Nombre de Jesús y Minas. Ninguna figura bajo algún régimen de protección.

“Así como en el Parque Nacional Marino Las Baulas hay un complejo de playas (Grande, Ventanas y Langosta), hemos visto –a la luz de los datos– que aquí también tenemos un complejo de playas para las tortugas negras”, comentó Rotney Piedra quien, junto a Elizabeth Vélez, lidera el proyecto de investigación que identificó esta zona como importante para la conservación de esta especie de quelonio.

Nombre de Jesús. En el año 2000, Piedra y Vélez realizaron un monitoreo en la costa del Pacífico para identificar playas de anidación.

Tres años más tarde realizaron censos terrestres para determinar cuáles de esas playas podían ser consideradas índice, es decir, que reciben la mayor cantidad de tortugas de forma constante. Y así dieron con Nombre de Jesús.

“Podemos tener entre 12 y 14 tortugas negras en una noche, en una playa que mide apenas 900 metros”, resaltó Piedra, en tanto Álvaro García, uno de los dos asistentes de investigación del proyecto, comentó que “en tres meses hemos marcado unas 200 tortugas”.

El plan inició en el 2007, pero fue hasta el 2012 que logró contar con fondos para garantizar un programa de patrullajes diarios con ayuda de dos asistentes y voluntarios.

Esto porque, a diferencia de las tortugas baulas ( Dermochelys coriacea ) cuya temporada de anidación se extiende desde octubre hasta febrero, las negras ( Chelonia mydas agassizi ) anidan todo el año.

El caparazón de las tortugas negras que visitan Nombre de Jesús mide 85 centímetros. Excavan un hoyo y una vez metidas dentro de este, hacen un nido con una profundidad de 50 centímetros, en el cual depositan entre 80 y 120 huevos.

Estos huevos tienen un período de incubación de entre 50 y 90 días, tras el cual se tiene un éxito de nacimiento (eclosión) del 90%.

“Se trata de un porcentaje muy alto en comparación a otras especies”, destacó Vélez.

Piedra explicó que Nombre de Jesús puede ser la playa índice, pero han notado que existe un nivel de conectividad con las otras cercanas. Sin embargo, están en el proceso de analizar el alcance de ese nexo y qué tan frecuente es.

“Por eso son tan importantes las investigaciones en tortugas marinas, por ese nivel de conectividad. Si alguna playa de anidación no está siendo estudiada, pues esa información se está perdiendo y no estamos viendo la fotografía completa de lo que pasa”, manifestó Vélez.

Falta de protección. Estas cinco playas están fuera de áreas silvestres protegidas, por lo que los quelonios están expuestos a sufrir impactos, como estar a merced de los saqueadores de nidos o hueveros.

“Este complejo costero está jugando un papel importante para la anidación de tortugas negras y de ahí surge nuestra preocupación en el tema de protección”, dijo Piedra.

Actualmente, las comunidades se benefician del turismo que genera la observación del desove, por lo que los investigadores abogan por un esquema donde sean los mismos pobladores quienes colaboren con la protección de las playas en su propio beneficio.

Para Piedra, en el futuro cercano, si las comunidades así lo decidieran, se podría pensar en un área protegida con una categoría de manejo que permita una participación comunal muy fuerte.

“Pero eso tiene que salir de la misma comunidad, porque el éxito de los esfuerzos de conservación está en que tanto la comunidad como la municipalidad participen y vean que las tortugas son un recurso que nos pertenece a todos y este puede desaparecer”, declaró Piedra.

A la fecha, guías locales de las comunidades de Santa Rosa, Villareal, Tamarindo y Matapalo llevan grupos de turistas nacionales y extranjeros a ver las tortugas en las playas Minas y Nombre de Jesús.

“Estas tortugas que están llegando a Nombre de Jesús nos abren una puerta más y nos ayudan a diversificar nuestras actividades para generar ingresos para nuestras familias y comunidad”, comentó Laura Jaen, presidenta de la Asociación de Guías Locales de Matapalo.

Desde 1995, esta asociación trabaja llevando turistas a observar el desove de la tortuga baula en playa Grande, actividad que cuenta con el aval de los guardaparques del Parque Nacional Marino Las Baulas en un esfuerzo exitoso de reconvertir saqueadores de nidos o hueveros en guías de turismo.

“Gente que actualmente trabaja como guías fueron antes hueveros. Al ver el daño que estaban causando se decidieron a formar una organización para beneficiarse de las tortugas, pero esta vez protegiéndolas”, recordó Jaen.

En una semana, en promedio, un guía local puede ganar unos ¢20.000 durante la temporada de anidación en playa Grande que consta de cinco meses.

Sin embargo, este complejo de playas, donde destacan Minas y Nombre de Jesús, les permite tener ingresos durante todo el año.

Según Jaen, la visitación a estas playas podría estar generando ingresos, en promedio, de ¢70.000 por guía, a la semana, dinero con el cual, se beneficia a las familias de los 20 miembros de la asociación y además la comunidad de Matapalo, ya que los guías destinan un porcentaje a obras comunales, como la escuela, el Cen Cinái y el grupo folclórico, entre otros.

Como otras tortugas marinas, las negras son sensibles a la luz y el ruido, molestias que pueden causar que interrumpan el desove. Por esa razón, el manejo que haga el guía del grupo de turistas es clave para minimizar los impactos a la especie.

“Hay que apelar a la conciencia y ética del guía para que no sea simplemente un tema económico, sino también de conciencia ambiental”, dijo Piedra.

El involucramiento de las comunidades a través del turismo es bien vista por los investigadores, ya que una mayor presencia de personas en playa alejará a los hueveros y sin saqueo de nidos, las posibilidades de sobrevivencia de la población de tortugas aumentan.

“En el Pacífico, mientras haya gente trabajando en la playa, los hueveros no llegan”, comentó Vélez.