Reserva Natural Nicolás Wessberg honra la memoria de sus fundadores

Allí vivieron Olof ‘Nicolás’ Wessberg y su esposa Karen Mogensen

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Una piedra sobre otra. Las torres de rocas marcan la entrada a la poco conocida Reserva Natural Nicolás Wessberg, en Cóbano.

“Detrás del nombre hay mucho que decir”, mencionó Zdenka Piskulich, directora de la Asociación Costa Rica por Siempre (ACRXS), minutos antes de emprender una caminata por el recién estrenado sendero que conecta la comunidad de Montezuma con la reserva.

Aunque muchos usan ese camino para acceder a otras playas, pocos conocen cómo el apellido Wessberg se relaciona con la historia de la conservación en Costa Rica.

“Es una reserva muy pequeña, apenas 63 hectáreas, pero resguarda un legado histórico muy grande que es el de doña Karen y Nicolás Wessberg”, comentó Andrés Jiménez, administrador del área silvestre protegida.

Sueño Verde es el nombre de ese sendero de 1,5 km en cuyo trayecto se pueden ver 11 rótulos con información sobre los aspectos biológicos e históricos de esta área abocada a la conservación.

“Esta fue la forma que encontramos para que la comunidad se involucrara con la reserva y pudiera informarse, pero respetando el testamento de doña Karen de no permitir turistas”, dijo Jiménez.

“Es una oportunidad para contarle al visitante esa historia detrás. Tratar de transmitirle un mensaje y hacerle ver el valor de lo que se hace al cuidar un ecosistema como este”, manifestó Lara Anderson, del Área de Conservación Tempisque (ACT).

---

Historia. Olof Wessberg (Suecia), más conocido como Nicolás, y Karen Mogensen (Dinamarca) se casaron en 1952. “Para ese momento, Olof y Karen buscaban otra forma de vivir, una más sana”, dijo Thomas Asberg de la Asociación de Amigos de Cabo Blanco.

Ese deseo de vida sana, sumado a la difícil situación que vivía Europa tras dos guerras, impulsó a la pareja a buscar otro lugar donde asentarse y pensaron en el trópico.

En 1954, Wessberg y Mogensen tomaron un barco. Ese viaje de bodas los llevó por Centroamérica y México. Según una de las cartas enviadas por Wessberg a su padre, la intención de la pareja era quedarse en México, pero nunca salieron los papeles migratorios y un amigo les recomendó Costa Rica.

“Doña Karen contaba que tanto ella como don Nicolás vieron este lugar en sueños. Después de ese viaje por Centroamérica, vinieron aquí y ambos coincidieron en que este era el lugar con que soñaron. Por eso, el sendero se llama Sueño Verde”, relató Rebeca Quesada, quien fuera amiga de Mogensen.

Compraron una pequeña finca cerca de Montezuma y poco a poco fueron adquiriendo las fincas aledañas para reforestarlas. Esa, la que fuera su finca, es hoy la Reserva Natural Nicolás Wessberg.

“Cuando estaban con la idea de reforestar, don Nicolás fue a Cabo Blanco a buscar semillas de zapote colorado y se dio cuenta de que allí había un parche de bosque que estaba empezando a ser deforestado”, relató Jiménez y agregó: “Preocupados por eso, iniciaron negociaciones con el Estado y buscaron fondos en el extranjero para comprar tierras para Cabo Blanco”. Finalmente, el 21 de octubre de 1963, la Reserva Natural Absoluta Cabo Blanco fue creada.

Según Anderson, en esa coyuntura se creó el Servicio de Parques Nacionales y se dio el boom de la creación de áreas silvestres protegidas en los años 70.

De hecho, en 1975, se le pidió a Wessberg visitar Corcovado porque ya existía la idea de convertirlo en parque nacional. En ese viaje fue asesinado en circunstancias aún desconocidas.

Wessberg fue sepultado en la reserva y al morir Mogensen, en 1994, ella pidió ser enterrada junto a él.

En su testamento, ella donó la propiedad al Estado y especificó que esta debía ser de conservación absoluta.

“(Debe) garantizar el bienestar y la felicidad de los animales silvestres dentro de sus límites, los cuales serán completamente protegidos contra toda clase de perturbación de los seres humanos”, apuntó el testamento.

Por ello, el plan de manejo –elaborado por ACT y el Centro Científico Tropical (CCT)– fue respetuoso de este deseo y por eso, solo se permitirán actividades educativas en 4.148 metros cuadrados que corresponden al lugar donde se encuentra la antigua casa.

Honrar la memoria. Para honrar su legado, se pretende convertir esta casa en un museo.

Para ello, Asberg digitalizó 300 páginas de cartas que Wessberg envió a su padre entre 1968 y 1972, así como fotografías y postales.

El museo es una idea, aún faltan los fondos para diseñarlo e implementarlo. “La idea es contar con asesoría del Museo Nacional para ver cómo se podría montar una exhibición de la mejor manera”, comentó Fernando Soley, de ACRXS.

La entrada a este museo se autorizaría a grupos de número limitado y acompañados por un guía. “En el plan de manejo está contemplado un estudio para definir la capacidad de carga”, dijo Anderson.

“El aporte de doña Karen a la conservación fue su vida”, dijo Quesada. “Ella era congruente. No hablaba de sostenibilidad, ella lo era”, agregó Victoria Quirós, también amiga de Mogensen.

Este programa de educación ambiental forma parte del plan de manejo de la reserva. Desde agosto de 2012 hasta mayo de 2013, el ACT con apoyo del CCT y ACRXS a través de la administración de los fondos del II Canje de Deuda por Naturaleza, se dieron a la tarea de darle a esta reserva una “hoja de ruta” que permita hacer un manejo más efectivo del área silvestre protegida.

En este sentido, el plan de manejo contempla un programa de control y vigilancia para así regular la cacería y el saqueo de huevos de tortuga. También se prevé demarcar los límites mediante rotulación, mojones, carriles y cercas vivas para evitar incursiones ilegales a la reserva.

En cuanto al plan de investigación, este sería muy específico. Los estudios se utilizarían para determinar el estado de conservación de los recursos naturales y así poder tomar decisiones de manejo con base científica.

A la entrada de la reserva se apilan las piedras, una sobre otra. Allí vivió Olof Wessberg y Karen Mogensen: ese es su legado.