Meteorito de Aguas Zarcas tiene casa en Phoenix

Cinco piezas se exhiben como un trofeo a casi 4.000 kilómetros de distancia de San Carlos, en Universidad Estatal de Arizona

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Encontrarse de frente y de manera inesperada con un coterráneo en su nueva casa en el exterior, exige al menos un nostálgico saludo; pero como hay un vidrio de por medio entonces, solo queda la alegría de verlo dentro de una comunidad que le otorga un lugar de lujo.

El meteorito de Aguas Zarcas –5 de sus piezas– se exhibe permanentemente en una urna luminosa dedicada a la historia de este fugaz “sancarleño”, que cayó del espacio hace poco más de cuatro años encima de una vivienda y hasta en el techo de la casita de un perro.

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Horas después del evento, varias de sus piezas ya estaban en este laboratorio espacial a casi 4.000 kilómetros de distancia, en el suroeste de Estados Unidos. Aquí, en la Galería de la Exploración Científica en la Escuela de la Tierra y la Exploración Espacial de la Universidad Estatal de Arizona (ASU por sus siglas en inglés), “Aguas Zarcas” forma parte de la colección universitaria más grande de meteoritos a nivel mundial.

El Centro Buseck para el Estudio de los Meteoritos investiga y comparte sus hallazgos desde el segundo piso del mismo edificio donde está el meteorito exhibido, dentro del campus original de esta prestigiosa universidad del siglo XIX, ubicada en Tempe, un histórico vecindario de la ciudad de Phoenix.

Desde la luminosa urna de vidrio y aluminio, “Aguas Zarcas” le cuenta a los curiosos visitantes que es “la primera bola de barro extraterrestre” que ASU recibe en cincuenta años. Y comienza la historia recordando aquella noche del 23 de abril del 2019, cuando “la gente de un pequeño pueblo de Costa Rica vio una bola de fuego en el cielo a las 9:07 p. m.”.

Aguas Zarcas es especial porque es una condrita carbonácea que se observó como una bola de fuego y luego se recuperó rápidamente, antes de que tuviera muchas posibilidades de contaminarse con materia orgánica terrestre y agua. Las condritas carbonáceas conservan algunos de los materiales más antiguos del sistema solar, fueron una fuente importante de materia orgánica y agua para la Tierra primitiva. En cierto sentido, son responsables de la vida en la Tierra, aunque ellos mismos no contienen vida”, explica Rondha Stroud, directora del Centro Buseck para el estudio de los Meteoritos.

En la Galería, los visitantes aprenden sobre las investigaciones que docentes y estudiantes hacen del espacio. Los meteoritos son una de esas valiosas herramientas que les aportan información para entender el origen y la historia espacial.

Piezas por piezas

Dado que el meteorito se partió al entrar en la atmósfera, otras de las piezas que se lograron ubicar, hoy están igualmente esparcidas. También hay muestras en el Museo de Campo de Chicago, Estados Unidos, donde permanece la evidencia más grande, mientras que en Costa Rica quedaron fragmentos muy pequeños, al menos uno en el departamento de Historia Natural del Museo Nacional y otro en la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica UCR.

“Aguas Zarcas” llegó a Arizona luego de que el recolector de meteoritos Michael Farmer viajó inmediatamente a Costa Rica, lo compró y lo donó a ASU. Otro donante privado también aportó dinero para comprar piezas adicionales de este meteorito, señala el comunicado sobre el historial de “Aguas Zarcas” que está dentro de su urna.

Laurence Garvie, un profesor investigador de la Escuela de la Tierra y la Exploración Espacial, estaba en el laboratorio a las 5 de la mañana luego de recoger las piezas en Costa Rica, listo para correr con los análisis iniciales y determinar la clasificación, así como el reconocimiento de ser la colección que lo mantiene y se encarga de la curaduría de ese tipo de material.

“En Costa Rica no tenemos medios de laboratorio tan sofisticados para los análisis requeridos, pero hemos colaborado con los colegas de otras latitudes. Por supuesto que el grueso de las piezas se fueron transaccionadas y no vimos muchas, y están bajo análisis o fueron realizadas por muchos otros científicos sin nuestra participación”, reconoce Gerardo Soto, docente e investigador de la Escuela Centroamericana de Geología de la UCR.

Soto señala que el aporte de la UCR fue analizar el meteorito de manera preliminar y pronta (60 horas luego de caído) y corroborar a nivel nacional la veracidad del evento y la autenticidad de la roca principal que se identificó dentro de la vivienda en esa comunidad sancarleña. Luego, vino una publicación en la Revista Geológica de la UCR sobre este hallazgo científico.

En Australi,a medio siglo antes de “Aguas Zarcas”, cayó otro meteorito con características similares que también fue investigado en la Universidad Estatal de Arizona por Carlenton Moore, quien fue pionero de esos estudios en los Estados Unidos. De ahí que el meteorito sancarleño se promociona y exhibe con orgullo en Phoenix como primera la bola de fuego y barro extraterrestre que esta Universidad recibe en 50 años.

* Alejandro Vargas es profesor de periodismo de la UCR. Participante en “Periodismo, Tecnología y Democracia” de la Universidad Estatal de Arizona (junio y julio 2023), un programa financiado por el Departamento de Estado a través de “Study of the U.S. Institute”.