Los peregrinos de La Meca llegan a Mina, etapa crucial del hach

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Centenares de miles de peregrinos musulmanes llegaron el jueves a Mina, procedentes de La Meca, para celebrar uno de los principales rituales del hach, pese a la pandemia del covid-19 y un asfixiante calor.

En este ritual, numerosos fieles viajan a pie hasta Mina, a siete km de distancia de la Gran Mezquita de La Meca, el lugar más sagrado del islam, situado en el oeste de Arabia Saudita.

El miércoles, llevaron a cabo en la Gran Mezquita el ritual del "tawaf", o la "circunambulación" de la Kaaba, una estructura cúbica negra hacia la cual los musulmanes de todo el mundo se vuelven para rezar.

El viernes, punto culminante del hach, los fieles iniciarán la subida al monte Arafat, donde el profeta Mahoma habría pronunciado su último sermón. Los peregrinos orarán y recitarán el Corán durante varias horas en el monte.

El sábado, deben proceder a la lapidación simbólica de Satanás, lanzando piedras contra lugares que representan al diablo.

El hach, una de las reuniones religiosas más grandes del mundo, requiere una organización sin fisuras. Dos responsables de una empresa organizadora de peregrinaciones fueron despedidos por el Ministerio de Justicia de Arabia Saudita por no cumplir con sus obligaciones, según la agencia oficial de noticias.

Los peregrinos extranjeros que recurrieron a sus servicios se vieron expuestos a problemas de "comida y alojamiento", en particular la falta de aire acondicionado en sus tiendas de campaña en Mina, según la televisión pública Al Ekhbariya.

Un peregrino se quejó ante un responsable del tamaño de su habitación, antes de ser trasladado a otra. "Demasiado estrecha. Siento la respiración de mi vecino en mi cara", explicó.

A su llegada a Mina, los peregrinos recibieron unas bolsitas con mascarillas y gel desinfectante. Además, en varias entradas del lugar, había ambulancias estacionadas.

También se instalaron cuatro hospitales y 26 centros de salud en Mina, según las autoridades. Muchos peregrinos llevaban paraguas para protegerse del inclemente sol, con una temperatura de 42º C.

Debido al covid, la muchedumbre de peregrinos fue limitada a un millón de fieles, dos veces menos que en 2019. Pero es mucho más que en los dos últimos años, cuando los participantes quedaron reducidos a algunas decenas de miles, y los extranjeros quedaron excluidos.

Unos 850.000 musulmanes llegados de todo el mundo fueron autorizados este año, a condición de estar vacunados y de presentar un test PCR negativo. El más importante hach desde 2019 se celebra en un contexto de rebrote epidémico en varios países del Golfo, que restablecieron recientemente medidas restrictivas.

El hach, en general una de las mayores congregaciones religiosas del mundo, figura entre los cinco pilares del islam. Todo musulmán que cuente con los medios para ello debe realizarlo al menos una vez en la vida.

Los rituales se llevan a cabo bajo medidas de alta seguridad, y hay puestos de control policiales en diversos lugares de La Meca, con el fin de evitar tragedias como las que han ensangrentado la historia de la mayor peregrinación musulmana.

En 1979, hombres armados se encerraron en el interior de la Gran Mezquita durante un asalto que dejó 153 muertos, según el balance oficial.

En 2015, una estampida en Mina provocó la muerte de hasta 2.300 personas.

Por otro lado, la llegada de peregrinos extranjeros supone también una ventaja económica para la monarquía del Golfo, que depende principalmente de la exportación de petróleo.

Con el retorno de cientos de miles de fieles, los sectores hoteleros de La Meca y los comerciantes especializados en el turismo religioso esperan recuperarse de las enormes pérdidas de los dos años precedentes debido a la pandemia.

Desde el inicio de la crisis sanitaria, Arabia Saudita (34 millones de habitantes) registró más de 795.000 casos de coronavirus, incluyendo 9.000 decesos.

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