Tipos de inversiones: ¿Qué opciones existen y cómo se diferencian?

Conceptos claves para entender los tipos de inversiones y los mecanismos para acceder a ellos.

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Cuando se comienza a invertir, es normal sentirse abrumado tratando de entender los diferentes tipos de inversiones que existen y cómo se diferencian. Algunas veces se mencionan términos técnicos con los cuales uno no está familiarizado, pero hay algunos conceptos claves para entender los tipos de inversiones y los mecanismos por medio de los cuales uno los puede acceder.

En primer lugar, a la hora de hablar de inversiones es común escuchar el término clase de activo. Un activo es algo que tiene valor o puede generar ingresos. Un activo financiero es un documento o título (puede ser físico o una anotación contable) emitido por una institución privada o pública (empresa, banco, Gobierno, etc.), cuyo comprador o propietario espera que le produzca un rendimiento. Las clases de activos son un grupo de activos financieros que comparten características similares.

Las principales clases de activos son: renta variable, renta fija, efectivo e inversiones alternativas. Al analizar las diferentes clases de activos se puede agregar un nivel adicional de detalle y hablar de subclases, las cuales comparten características más específicas como industria, ubicación geográfica, mecanismo de negociación, entre otras. A la hora de constituir un portafolio de inversión, se recomienda incluir diferentes clases de activos con el fin de tener una buena diversificación.

Renta variable: es un tipo de inversión en la que la rentabilidad no está garantizada. Las acciones de compañías pertenecen a esta clase de activo. Una acción representa una parte del capital social de una compañía, es decir el comprador de la acción se convierte en dueño de una porción de la empresa, conocido como accionista. Esto le otorga al inversionista derechos y obligaciones sobre la empresa. Dentro de los derechos más comunes de invertir en acciones está el de recibir dividendos. Estos son pagos periódicos que la empresa puede llevar a cabo para compartir sus ganancias con sus accionistas. Como se mencionó en la definición, no están garantizados y pueden variar. El valor de la acción también puede variar con el tiempo en función de los resultados obtenidos por la empresa y las perspectivas hacia futuro.

Renta fija: es un tipo de inversión en la que el emisor está obligado a realizar pagos en una cantidad y en un plazo previamente establecidos. Es decir, el emisor garantiza la devolución del capital invertido y una cierta rentabilidad. A cambio de prestar su capital, los inversionistas reciben un interés, el cual puede ser pagado mediante cupones que se pagan de forma periódica o al final del plazo establecido (vencimiento). Los tipos de inversión de renta fija más comunes son los bonos o los certificados. Que los títulos estén garantizados por el emisor, no quiere decir que sea una inversión sin riesgo, ya que el emisor podría no cumplir con lo acordado, pero en términos generales se considera un tipo de inversión más conservador por su naturaleza.

Efectivo: esta clase de activo representa tanto el efectivo disponible, como los activos de corto plazo que pueden ser convertidos en efectivo de forma inmediata. Al incluir efectivo como parte de un portafolio de inversión, se puede mitigar la volatilidad de las otras clases de activos y también aprovechar oportunidades de inversión cuando se presenten.

Inversiones alternativas: son inversiones en activos no tradicionales, como por ejemplo el sector inmobiliario, infraestructura, materias primas, capital privado y criptomonedas. También se puede realizar inversiones alternativas por medio de estrategias que invierten en activos tradicionales, pero mediante el uso de métodos no tradicionales.

La asignación de activos, es decir cuánto se invierte en cada clase de activo, va a variar en función del perfil de riesgo y los objetivos de cada inversionista. Como se mencionó anteriormente, es fundamental incluir diferentes clases de activos para tener una buena diversificación.

Una vez se tiene claro los tipos de inversiones que existen y cómo se diferencian, es importante entender cómo se pueda acceder a estas. Existen diferentes mecanismos por medio de los cuales los inversionistas pueden tener acceso a las diferentes clases de activos.

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Se puede hacer una inversión directamente en un activo financiero, como por ejemplo cuando se compra una acción de una compañía o un bono. Por otro lado, existen vehículos de inversión que permiten acceder a un activo o un grupo de activos.

Uno de estos vehículos son los fondos de inversión (link). Este se refiere a una canasta de activos que se adquiere con aportes de capital de inversionistas. A la canasta de inversiones del fondo se le denomina cartera o portafolio. Similar al caso de las acciones, al hacer este aporte de capital, el inversionista adquiere una participación y se vuelve dueño de una porción de esta canasta de activos. La administración de la cartera de activos de un fondo de inversión es ejercida por gestores de portafolios.

Otro vehículo son los fondos cotizados (ETF por sus siglas en inglés). Se trata de una canasta diversificada de activos (como un fondo de inversión) que cotiza en bolsa (como una acción). En muchos casos se emplean para reproducir un índice bursátil, el cual es una medida de un mercado accionario, o un subconjunto más pequeño de un mercado, que ayuda a los inversionistas a calcular el rendimiento global del mercado y está compuesto por un grupo de empresas. Al invertir en un ETF, se está invirtiendo en una canasta de los activos financieros que componen el índice.

Tanto los fondos de inversión como los fondos cotizados ofrecen a los inversionistas la posibilidad de acceder a una cartera de activos financieros a través de un monto que por lo general es más accesible, lo cual los convierte en vehículos de inversión muy eficientes en cuanto a costos y diversificación.

Durante todo proceso de inversión el acompañamiento y el respaldo para el inversionista son clave. Por medio de la Asesoría Patrimonial un inversionista puede solucionar y alcanzar los objetivos con respecto a su patrimonio. Como parte de este proceso de asesoría, se acompaña al cliente en la definición de sus objetivos y perfil. Con base en lo anterior, se lleva a cabo el planteamiento y la construcción de un portafolio recomendado. Finalmente, constantemente se realiza un proceso de revisión y monitoreo. Adicionalmente, el inversionista va a tener el respaldo de un equipo de trabajo de expertos y mecanismos para el balance de gestión y control.