Tico demuestra que edad no impide alcanzar el sueño de migrar a otro país

En este nuevo capítulo de Ticos lejos del hogar, Luis Arce relata cómo tomó la decisión de dejar Costa Rica para instalarse en Ginebra, Suiza

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Durante los años en que trabajó en Costa Rica, Luis Carlos Arce tuvo varias oportunidades de migrar a otro país para laborar. No obstante, una a una las rechazaba por una razón muy puntual: asegura que no estaba listo para llevarse a sus hijos que en ese momento estaban pequeños.

Sin embargo, llegó el momento en que Luis Carlos por fin se dejó seducir por una tentadora oferta laboral en el exterior, en uno de los países más bellos, pero también más caros: Suiza.

Estaba cerca de cumplir 50 años cuando realizó ese viaje de unas 15 horas desde Costa Rica a esa nación europea, con un futuro prometedor

Reconoce que su esposa Lucy Calvo hizo un sacrificio enorme, pues para emprender el viaje tuvo que renunciar a un trabajo en el Banco Popular, en el que llevaba 25 años.

Pero no hay razones para arrepentirse. Luis Carlos ahora tiene 59 años y, junto a su familia, lleva una década en Ginebra, Suiza. Eso sí, sus dos hijos mayores optaron por regresar a nuestro país para desarrollar sus carreras, mientras que Alejandro, el menor quien tiene 20 años, vive con ellos en Europa y muy pronto irá a estudiar relojería a otra ciudad suiza.

Antes de mudarse, esta familia vivió en Cartago por más de 25 años; aunque Luis Carlos es de San José, su esposa Lucy es de la Vieja Metrópoli.

Luis Carlos está relacionado a la industria de la aviación. Durante 20 años laboró en la desaparecida Lacsa, pero en el 2001 renunció e ingresó a la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés). Primero ocupó el cargo de gerente de finanzas para Centroamérica, luego se convirtió en gerente país para Costa Rica, Panamá y Nicaragua.

En ese momento le pusieron sobre la mesa una nueva opción laboral en el extranjero, y esta vez dio el sí.

“En 2012 me ofrecieron la posición de subdirector de un departamento en Ginebra, donde están las oficinas ejecutivas de la organización, y tomé la decisión de aceptarlo”, comentó.

“Tengo a cargo el departamento de manejo de clientes (Client Managment) de un departamento muy específico de IATA, que se encarga de canalizar los pagos de los servicios de sobrevuelo y cargos de aeropuerto que deben pagar las aerolíneas a varias autoridades aeroportuarias en diferentes países del mundo. Son varios miles de millones de dólares que se canalizan a través de IATA de la forma más segura, tanto para las aerolíneas como para las autoridades aeroportuarias”, detalló.

La oficina de Luis Carlos se ubica en el Aeropuerto Internacional de Ginebra. Antes de la pandemia, solía tomar un tren a las 7:16 a. m. (asegura que son muy puntuales) y a las 7:45 a. m. ya está en su lugar de trabajo. Usualmente sale a las 5:30 p. m. y está de vuelta en su casa a las 6:15 p. m.

“A pesar de tener automóvil, prefiero viajar en tren donde puedo ir leyendo sin el estrés de manejar, lo cual además ayuda a economizar combustible y disminuir contaminación, algo que los suizos aprecian muchísimo (de ahí los sistemas de buses, trenes y trolebuses tan eficientes que tienen)”.

Esta familia tica vive en un pueblo agrícola llamado Gland, a unos 30 km de la ciudad de Ginebra. Es un pueblo donde hay muchos viñedos y manzanales.

“Estamos a unos 15 minutos de la frontera con Francia y como hay libertad de paso de Suiza con la comunidad europea, vamos con regularidad al lado francés donde tenemos varios amigos y donde hacemos compras”.

A Luis Carlos le fascinan muchos aspectos de Suiza, como por ejemplo la alta seguridad ciudadana, el cumplimiento de todas las reglas, sobre todo las de tránsito, pues allá la prioridad siempre la tienen peatones y ciclistas. A eso se le suma la limpieza.

“Realmente nos hemos acoplado muy bien a Suiza, obviamente al principio era difícil conseguir algunos productos alimenticios a los que estábamos acostumbrados, pero con el tiempo fuimos acomodándonos a lo que hay y a aprender nuevas costumbres. La época de invierno es la que más me cuesta porque extraño mucho el sol del trópico y la vitamina D baja mucho en esa época, lo cual te vuelve un poco más lento. Los suizos son un pueblo muy amable y estamos bien acoplados”, reseñó.

“A mi esposa y a mí nos gusta hacer caminatas los fines de semana, cuando el clima lo permite (obviamente muy difícil en época de invierno)”.

”Hay una comunidad de ticos en el área (unos 25 que somos cercanos) y nos mantenemos en contacto con la mayoría. Organizamos un picnic para el verano (agosto) y nuestra cena de Navidad a inicios de diciembre (hemos llegado hasta 80 personas). Participamos en la medida de nuestra posibilidad en las actividades de la comunidad que nos ha ayudado a integrarnos cada vez más”, indicó.

La emoción por vivir una nueva experiencia en otro país tiene una faceta muy difícil, que es comunicarle a los familiares. Las despedidas siempre son muy duras, muchas veces llenas de lágrimas y nostalgia por ver partir a los seres queridos, con quienes se convive a menudo, sobre todo cuando el destino es lejano.

Luis Carlos admite que fue especialmente difícil para su suegra, una adulta mayor que de un pronto a otro vio partir a su hija, yerno y nietos. También sabe que debían tomar esta oportunidad.

Para apaciguar un poco esa nostalgia, ellos tratan de venir a Costa Rica cada dos años. En los años intermedios aprovechan para conocer otros países. A eso se le suma que muchos de sus familiares y amigos los han visitado; incluso hace cinco años en su casa estaban reunidas 15 personas (amigos o familiares ticos) recibiendo el Año Nuevo.

Una vez que se instalaron en Suiza se toparon con una realidad complicada. Todo era complicado, máxime que estaban en un lugar desconocido, sin amigos.

“Era difícil desde pedir una medicina en la farmacia, hasta encontrar un médico. Nos perdíamos fácilmente, incluso para llegar a la casa en el mismo pueblo. No sabíamos cuáles productos comprar y en ocasiones nos daba temor probar ciertas comidas. Entrar a un restaurant era complicado porque no hablábamos francés y a pesar de que todos nos desenvolvemos en inglés, no es muy cortés obligar a las personas del lugar a hablarlo solo por nosotros, pero fuimos aprendiendo poco a poco sobre platillos y cómo pedirlos”.

“El pánico era gigante si teníamos que ir al hospital porque alguno se enfermara, pero los suizos son personas tan amables que siempre nos sentimos acogidos”.

De hecho, por su trabajo Luis Carlos solo habla inglés, pero de camino a casa, todos se expresan en francés. Por eso, cada día mejora en ese otro idioma, mientras disfruta junto a su familia de las bondades del país que les abrió las fronteras.

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¿Cuáles son los consejos para los ticos que van a Suiza como turistas?

“Mi primera recomendación es siempre ir a los Alpes. Visitar ciudades como Lauterbrunnen, con un paisaje inigualable. Usualmente llevamos a los visitantes a conocer Berna, la capital, los varios castillos que hay en el área, especialmente Les Gruyeres, que no solo es un pueblo y castillo medievales muy bellos, sino que es la cuna del queso del mismo nombre”.

“Nuestros amigos no se escapan de que los llevemos a la Fábrica de Chocolates de Cailler, también al pie de los Alpes, donde se aprende mucho del proceso de fabricación del chocolate y de paso se pueden dar uno que otro gustito con las muestras que le dan a los visitantes”.

“Muy cerca de aquí, ya en Francia, está la estación de esquí de Chamonix al pie del Mont Blanc y otro pueblo medieval llamado Anneci, que también son lugares recomendados a menos de una hora”.

“Evidentemente no se pueden perder la visita a Ginebra que, a pesar de no ser tan cosmopolita como otras de Europa, es muy bella, especialmente la parte antigua de la ciudad y su famoso Jet d´Eau, el gigantesco chollo de agua de 140 metros de alto”.

¿Es muy caro Suiza?

“Suiza es uno de los países más caros del mundo. El transporte público es particularmente caro, pero obviamente de primer mundo. Igualmente, la comida y especialmente los restaurantes. Se gana muy bien pero igual se gasta mucho dinero. La renta de casas o apartamentos son muy altas comparadas con otros estándares. Los servicios médicos son caros y hay que tener un seguro médico que los cubra, porque de lo contario sería imposible pagar la atención médica”.

¿Cuál es la mejor época para visitar Suiza?

”Eso va a depender de qué quiere hacer la persona. Hay aquellos que prefieren venir en invierno (diciembre a marzo) porque les gusta la nieve y el frío. A mí particularmente me gusta la época de otoño, cuando los bosques se tornan de color naranja, no llueve mucho y el clima es muy agradable. El verano puede ser muy caliente (superior a los 35 grados)”.

Si un tico va a Suiza, ¿qué no debe hacer debido a la cultura?

”Debe respetar las normas, es lo más importante para los suizos. No hablar en forma alta en los trenes o buses. Jamás tirar basura donde no se debe y siempre cruzar la calle en las áreas designadas (paso de cebra). Si conduce, respetar a los peatones y a los ciclistas es primordial”.

¿Qué tal la comida suiza?

“De la comida suiza lo que más nos gusta es el Raclette, que se basa en papas cocinadas y un queso especial que se derrite en un artefacto llamado racletera y se pone así, derretido, sobre las papas. Se acompaña de pepinillos y cebollitas en conserva”.

“Lo que no comemos con regularidad es carne de res porque es muy cara, pero con la altísima calidad que hay en otros productos no se extraña tanto”.

Esta es la historia número 73 sobre costarricenses que dejaron su país por diferentes circunstancias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces