Tareas pendientes y urgentes para quien dirija el MEP a partir del 2022

El liderazgo del Ministerio de Educación Pública (MEP) es una de las tareas más delicadas para el Gobierno que asuma las riendas del país el próximo año. Carencias en infraestructura educativa, formación docente y la pobreza de los aprendizajes tienen al país sumido en una grave crisis. No hay tiempo para improvisaciones y ya hay diagnósticos de sobra.

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El rezago en los aprendizajes de niñas, niños y jóvenes tiene a la educación costarricense en jaque. El “apagón educativo” de los últimos cuatro años y los efectos de la pandemia por la Covid-19 en las aulas no dan tiempo para improvisaciones. La futura cabeza del MEP debe actuar con celeridad, atendiendo la emergencia educativa como un asunto integral.

No se trata solo de llevar computadoras conectadas a Internet por aquí y por allá. Eso es una necesidad, mas no el remedio. Quien dirija el MEP debe articular acciones con los gremios, organizaciones de sociedad civil y con la empresa privada que respondan a una reforma integral que atienda la mejora de las aulas, formación docente de calidad y continua, y medidas correctivas contra la pobreza de los aprendizajes en Lectura, Razonamiento matemático y Ciencias.

A la fecha, hay niñas y niños del Valle Central que, en tercero, cuarto y quinto grado de Primaria, no saben ni tan siquiera que Limón es una provincia de Costa Rica. El tema no es broma ni tampoco puede tomarse como una ligera ignorancia sino como un llamado de emergencia a que el rezago tienen profundas raíces sobre las que no se puede descansar.

Tomando en cuenta ese estado crítico en el que reposa la educación, resulta indignante que candidatas y candidatos a diputaciones y algunos de los nombres que se postulan a la Presidencia de la República afirmen que en Educación lo que hace falta es hacer un nuevo diagnóstico: eso solo demuestra su ignorancia y la ligereza con la que se toman el tema. El país cuenta con datos suficientes en materia de Educación, informes internacionales y un sólido informe del Estado de la Educación que traza rutas de hacia dónde se debe caminar. Lo contrario, sería patear una vez más la bola, para luego evadir responsabilidades.

Las acciones

Quien asuma la jerarquía del MEP en el 2022, debe ocuparse en atender una combinación de áreas para la que requerirá equipos interdisciplinarios; siendo estas algunas mas no las únicas prioridades:

Atender las más de 800 órdenes sanitarias que, a la fecha, limitan la calidad de los aprendizajes de niñas, niños y jóvenes. Si el MEP no tiene los recursos, como han argumentado, deben existir las reformas necesarias para que municipalidades o fuentes del sector privado articulen esfuerzos en favor de la educación y de la calidad de los ambientes físicos en los que se reciben e imparten lecciones. De acuerdo con el ERCE 2019, entre el 40% y el 50% de las diferencias de aprendizaje entre los estudiantes se pueden atribuir a factores relacionados con la escuela a la que asisten.

Mejorar la cobertura de bibliotecas escolares. Para motivar la lectura, se necesitan libros. En Costa Rica, la cobertura de bibliotecas escolares apenas alcanza un 16% y se concentra fundamentalmente en el Valle Central. Tomando en cuenta que el 40% de los estudiantes de 3º grado y el 60% de 6º grado de primaria no alcanzan el nivel mínimo de competencias en Lectura y Matemática, es más que obligatorio hacer del fomento lector una de las prioridades, con actividades de monitoreo, seguimiento y evaluación que midan el progreso en esta área. Pasa igual que con las computadoras y la conectividad a Internet; poco se avanza cuando solo se aportan las herramientas sin que haya un proceso de mediación adecuado.

Contextualizar la educación: Para que una acción educativa tenga sentido, debe responder al contexto social, histórico, cultural y económico de cada comunidad. Es lo que Ausubel llama aprendizaje significativo, a partir de los subsumidores de las personas aprendientes. Para ello, es preciso un involucramiento más activo de las municipalidades, de organizaciones de sociedad civil y de la empresa privada, que permita re-significar el rol comunitario en la acción educativa. Hay que entender que educación no es solo lo que ocurre en la escuela y que requiere de un involucramiento activo de diferentes actores.

Formación continua y calidad docente: Bien se sabe que uno de los principales activos que tiene un país es su cuerpo docente. Como anotaba un reportaje en La Nación, desde hace más de una década no se actualiza el 90% de las carreras de Educación. Hacer que el nuevo Marco Nacional de Cualificaciones pase del papel a la acción es otra de las urgencias que requiere de compromiso, así como un robustecimiento del órgano contralor de la educación superior y acciones colectivas orientadas a mejorar y dignificar la calidad docente en Costa Rica.

El listado de estas cuatro áreas no pretende ser exhaustivo, pero sí retrata la urgencia de que el problema no se atiende con buenas intenciones ni parches, sino que requiere de una reforma integral, en la que se involucren diferentes sectores, con la mirada puesta en atender los desafíos que arroja este siglo.

Es urgente desarrollar en las aulas la capacidad de adaptación, el pensamiento crítico, la participación activa, la mejora de la comprensión lectora, el razonamiento lógico-matemático, la resolución de problemas, entre otros.

La ruta no es sencilla pero improvisar en ella solo traería consecuencias fatales.

En palabras de Eduardo Galeano, “al fin y al cabo, somos los que hacemos para cambiar lo que somos”.

Cuénteme su opinión sobre el tema en el correo barrantes.ceciliano@gmail.com