¿Qué herramientas educativas emplear con las personas menores de 6 años durante la pandemia?

Tiempo de calidad con juegos, cuentos, música, preguntas y rutinas definidas marcan diferencias positivas en la primera infancia. Con materiales sencillos se puede transformar el hogar en un ambiente propicio para el desarrollo de habilidades desde la niñez.

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Combinar el teletrabajo con la crianza resulta agotador para muchas familias. Entre la cantidad de deberes al día y el confinamiento social, se agotan también las ideas sobre qué responder a los más pequeños cuando preguntan aburridos: “y ahora,  ¿qué hago?”

La primera infancia (0 a 6 años) es una etapa fundamental para el desarrollo social de la niñez, de ahí la importancia de no quedarse sin respuesta y definir rutinas y actividades en casa que estimulen la creatividad, la imaginación y la interacción en familia. Con materiales sencillos se puede transformar el hogar en un ambiente propicio para desarrollar estas habilidades desde edades tempranas, sin necesidad de que niñas y niños pasen viendo televisión en pijama durante todo el día.

María Andrea Navarro, profesora del Taller Infantil Psicopedagógico del Tecnológico de Costa Rica (TEC) afirma que definir rutinas es importante debido a que les aporta seguridad y autonomía  desde edades tempranas. “Levantarse temprano y seguir una rutina les permite controlar lo que va pasando durante el día. Ya papá o mamá no tienen insistir en que se vaya a lavar los dientes a una hora determinada, sino que el niño y la niña lo asume con autonomía”, dijo Navarro en el conversatorio virtual “Educación de los más pequeños en pandemia”, organizado por el TEC.

Cambiar el chip de la pereza

La educación es motivación: un primer paso es cambiar en el hogar la palabra aburrimiento por alegría. Si los niños y las niñas escuchan  todo el día que aprender o resolver un deber es aburrido, se resta todo el potencial de desarrollar nuevas habilidades durante esta etapa y  tener motivación para asumir nuevos retos.

El tiempo de calidad, con cantos, juegos, cuentos comentados, actividad física y rutinas definidas marcan diferencias muy positivas durante la primera infancia. “El aprendizaje en esta etapa (0 a 6 años) no se trata solo de aprenderse números, colores y formas. Es pensar en qué habilidades desarrolla el niño o la niña: observación, escucha, análisis, preguntas, vocabulario, resolución de problemas. Para aprender hay que estar motivados”, afirma la profesora Andrea Brenes, también docente del Taller Infantil Psicopedagógico del TEC.

Actividades sencillas pueden convertir la casa en un ambiente estimulante para desarrollar nuevas habilidades desde la primera infancia. Algunas ideas para las familias son:

  • Utilizar un títere o un juguete para explorar las emociones: Este elemento podría representar una forma para que el niño o niña manifieste lo que piensa y siente.
  • Con una imagen de papel o un juguete, inventar cuentos cortos, en los que se incluyan preguntas, voces, comentarios y espacios para que el niño o niña se involucre en la historia e interactúe con el adulto.
  • Cambiar el mito de que está muy pequeño para hacer las cosas: Que compartan las dinámicas del hogar y se fomente la importancia del trabajo en equipo, sin que sea ninguna actividad que implique un riesgo para su salud. Por ejemplo, sostener las prensas de ropa mientras papá o mamá la tienden.
  • Validar las emociones en familia. Si papá y mamá gritan, la reacción de los niños y niñas será la misma. El cuidador debe cuidarse: para que el hogar esté bien, papá y mamá deben sentirse bien y abandonar el mito de que deben ser familias perfectas o que no pueden estar tristes. Conversar en familia y buscar ayuda profesional en caso de que sea necesario es importante en tiempos de tanto estrés y ansiedad.
  • Diseñar una coreografía con los niños y las niñas con una canción que les guste.
  • Con frutas, se pueden trabajar colores, tamaños, texturas, sabores, para ir trabajando otro tipo de habilidades.
  • Con una caja de cartón, pueden diseñar una nave espacial para viajar por nuevos espacios (ambientes dentro de la casa) a partir del uso de la imaginación.
  • Dejar por un rato el celular y cambiarlo por la conexión con niñas y niños: Mirar a las niñas y los niños a los ojos y motivarles es imprescindible.

Reinventar la forma de enseñar y de aprender implica colaboración y humildad: la pandemia nos coloca dentro de un laboratorio de innovación educativa, donde la base del éxito reside en el trabajo en equipo y en no tener miedo a equivocarse.

La migración de las aulas a los hogares obliga a replantearnos qué se enseña, cómo se enseña y para qué. Responder a esas tres preguntas, sin que haya respuestas únicas, traerá resultados positivos porque implica reorganizar el presente y  entender que los errores se pueden convertir en oportunidades y que el conocimiento y el aprendizaje solo se construyen de forma colaborativa.

Ninguna familia es perfecta: La consigna ha de ser cambiar el miedo por la confianza y  empezar por un diálogo sincero, con conexión visual, juegos, lecturas comentadas y tiempo de calidad para darle el valor que la primera infancia merece para el desarrollo integral de niñas y niños.

Cuénteme su opinión sobre el tema abajo en los comentarios, o bien, a mi correo barrantes.ceciliano@gmail.com, o en mis cuenta en Twitter (@albertobace).