¿Qué es la educación ‘regenerativa’ y cómo podemos ponerla en práctica?

Es un modelo de aprendizaje que tiene como objetivo establecer vínculos con el entorno en habitamos: es una forma de conectar con lo global y al mismo tiempo abrazar la realidad local para tr ansformar la educación en espacios más creativos, solidarios y resilientes.

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Un verdadero educador no enseña a sus estudiantes lo que tienen que pensar. Más bien, les provee de las herramientas necesarias para que puedan inferir, cuestionar y co-crear nuevos escenarios. El verdadero educador hace del verbo educar una liberación que abre paso a la construcción de nuevas ideas, personajes y escenarios.

La educación ‘regenerativa’ es un modelo de aprendizaje en el que se pretende que los niños, las niñas y las personas jóvenes conecten con el entorno en que habitan para cuestionarlo y mejorarlo, a partir de la co-creación de ideas y significados.

Es un tipo de educación dinámica y multidireccional, en la que cada docente “dibuja paisajes” en las aulas para sus estudiantes exploren nuevos mundos y cuestionen el espacio en que habitan. En otras palabras es un forma de conectar con lo global, sin dejar de abrazar lo local.

El concepto de un “modelo regenerativo” lo plantea la educadora Carol Sanford, quien expone  que la masificación, el egocentrismo, el miedo y la falta de conciencia en el uso eficiente de recursos son moldes que han venido a empantanar la educación durante los últimos años. De ahí, la necesidad de crear modelos regenerativos en las aulas que permitan que niñas, niños y jóvenes entren en contacto con la naturaleza, con los factores sociales, económicos, culturales e históricos de las comunidades en que habitan y que puedan vincularlos con una dimensión más macro.

¿Cómo hacerlo?

Hay que romper filas en las aulas y favorecer los espacios de diálogo, las preguntas y la puesta en práctica de la empatía entre la clase. Hay que hacer que niñas y niños, desde que están en primaria, le pierdan el miedo a hablar en público, a expresar lo que sienten y a compartir nuevas ideas y soluciones a los problemas comunitarios con los que se enfrentan en su cotidianidad.

¿Cómo pretendemos pedir a las personas jóvenes transformar el entorno y aspirar a liderazgos positivos cuando el sistema actual en el que se educan durante primaria y secundaria castra su creatividad, pensamiento crítico y capacidad de proposición?

Sanford cuestiona ese rol deprimente de la educación, en la que “educar a la gente se traduce en la función para que se gane la vida, para que no sea un lastre para los demás y para que encaje, para que nada sea perturbador”.

“Esa es realmente una descripción deprimente que se ofrece en revistas académicas. Por eso es necesario un nuevo sistema y una nueva epistemología de la educación. Es hora de recuperar el paradigma regenerativo. Lo necesitamos para hacer nacer un nuevo sistema educativo, nuevas prácticas del educador y novedades en casi todo lo que afecta a la educación”, afirma Sanford.

El fomento a la lectura y la promoción de las artes en las aulas pueden convertirse en dos poderosas herramientas educativas para avanzar hacia esa nueva epistemología de la educación. Con ella, es preciso invitar a la pregunta, a la acción, al razonamiento y a la construcción de comunidades más participativas desde la niñez.

En este sentido, la educación regenerativa es sinónimo de repensar, restaurar y reponer los componentes, elementos, modelos, conversaciones, acciones educativas “con un enfoque principal en las realidades locales”.

En un modelo de educación regenerativa, los educadores están llamados a ejercer otro rol: a co-evolucionar, a desarrollar otras habilidades, a transformar los espacios educativos en el lugar donde los aprendizajes se vuelvan significativos a partir de la práctica. En la educación regenerativa, los contenidos que se abordan se vinculan con la experiencia de vida de los estudiantes y en la medida que hay pertenencia, hay deseo de aprender, de crear, de generar nuevos significados.

La pedagoga mexicana Patricia Vásquez también ha escrito sobre este tema y destaca que en México hay un ejemplo concreto: el proyecto ReSiMAR que hoy se gesta en comunidades educativas de México.

En las escuelas rurales y multigrado del proyecto ReSiMAR, la escasez de agua es un tema muy comentado, pero sobre todo muy preocupante. “En las escuelas del proyecto ReSiMAR no sólo se repiensa el currículo, sino que la enseñanza se orienta hacia contenidos y aprendizajes en los que se da valor a lo cotidiano, a esa naturaleza que se ve amenazada por un exceso de apropiación y falta de conciencia ambiental”, narra la pedagoga.

Docentes, organizaciones de sociedad civil, familias y actores comunitarios debemos ser capaces de co-crear acciones que nos permitan romper el molde, regenerar la educación en modelos que despierten interés, pertenencia y participación activa desde la niñez, a partir de las preguntas, el diálogo y la vinculación con los diferentes contextos que nos rodean.

Es en la educación de calidad y regenerativa donde yace la esperanza de la construcción de comunidades más solidarias, prósperas y resilientes, capaces de adaptarse a la voracidad de estos tiempos, desde un enfoque humanitario.

Cuénteme su opinión sobre este tema al correo barrantes.ceciliano@gmail.com